Jesús Eguzkiza, 'Eguzki' es natural de Arrazola, del caserío Agarre. E.C.

El viaje de conocer las creencias y los cuentos del barrio de Arrazola

El vecino Jesús Eguzkiza 'Eguzki' ilustrará este domingo a los vecinos en esta zona rural de Atxondo

Jueves, 5 de octubre 2023, 15:23

Conservar el patrimonio histórico y el archivo cultural del entorno. Con ese objetivo, el vecino nacido en el caserío Agarre del barrio de Arrazola en la localidad de Atxondo, Jesús Eguzkiza 'Eguzki', recordará este domingo las creencias, cuentos y anécdotas en un recorrido por esta zona rural. El recorrido que comenzará a las once de la mañana tendrá siete paradas, y en su mayoría discurren por las antiguas vías del tren y en la última, en el bar Tope, habrá degustación de castañas asadas en una salida organizada por la asociación cultural Gerediaga.

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«Va a ser una especie de recorrido imaginario sobre el mundo antiguo, contando vivencias y creencias y los modos de vida de los vecinos de Arrazola. Y más teniendo en cuenta la cantidad de creencias y tantos cambios que hemos vivido en los últimos tiempos en la sociedad», explica Eguzki, que quiere adentrarse en los orígenes de esta pequeña zona de la comarca del Duranguesado y ofrecer una explicación profunda sobre la misma, centrándose en los pequeños detalles por los que transcurre la vía verde.

El trazado comenzará en la propia plaza y en la iglesia, cerca del pórtico, la escuela o el frontón descubierto en el que los diferentes niños jugaron a la pelota. Arrazola, cercana a los montes de Anboto, fue pueblo y anteiglesia ya que los tres barrios (Arrazola, Axpe y Apatamonasterio) que hoy en día conforman el valle de Atxondo, hace muchos años fueron municipio y tenían su propio ayuntamiento.

«Hace décadas, la vida social se regía más bien por áreas más reducidas, cofradías y vecindades, hasta que esos pequeños núcleos se fueron concentrando y tomar espacio dentro de lo que es el pórtico de la iglesia, de las inclemencias del tiempo, arreglo de caminos, del ganado», explica Eguzki antes de nombrar a elementos como el chuzo, una especie de aginte makila (bastón de mando) de las anteiglesias, que disponían de su propio mando con punta de hierro. «Hemos recuperado ese palo para la visita del domingo porque estaba perdido y olvidado en nuestras mentes» confiesa.

El chuzo era como una especie de aginte makila (bastón de mando) de la anteiglesia. Esas anteiglesias tenían reuniones en Gerediaga. Por otra parte, en este recorrido histórico, cobra gran importancia la ermita de Arrazola ya que fue la primera vez en el mundo que se dio misa en euskera en 1968, algo que estaba prohibido hacerlo en lenguas vernáculas antes del concilio del Vaticano. El guía pone en valor el papel de los habitantes de Arrazola. «Eran muy buenos canteros labrando la piedra, de hecho un familiar trabajó en la construcción de la catedral de Vitoria. Los de Arrazola eran buenos trabajando el hierro, porque teníamos minas muy importantes y se construyó la vía férrea hasta el tope del tren. La industria del hierro en Arrazola es muy importante y en Mondragón hubo un montón de gente procedente de los diferentes caseríos trabajando el acero» añade.

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En el recorrido que realizarán este domingo, cobrará la importancia de Mari de Anboto, personaje mitológico por el que se mantiene la costumbre de acudir a su cueva y de llevar cordero. Además, revisarán y analizarán una serie de caseríos importantes como Urruti, Jauregi o Torre y el apellido de Arrazola y por último recorrerán las ocho o nueve paradas de la estación antigua de tren ubicada en este barrio rural de la comarca.

Eguzki lamenta por último que se ha perdido el trabajo en conjunto más conocido como auzolana. «Antes arreglábamos los caminos en equipo. A su vez se ha perdido el carboneo y el cultivo de la leche y ya no hay caseríos que trabajen con las vacas. Ya solo quedan dos chavales jóvenes que tienen terneros con la venta de carne y se ha perdido el mercado de Durango», concluye.

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