Veinte cuidadoras de mayores de Amorebieta exigen mejoras laborales
Las trabajadoras piden al Ayuntamiento poder contar con descansos, un salario justo y la incorporación de días de asuntos propios
Las trabajadoras del Servicio de Atención a Domicilio (SAD) de Amorebieta llevan años denunciando una situación que califican de «precariedad absoluta». Subcontratadas por una compañía privada, con «sueldos bajos», sin convenio propio y con «sobrecarga» de tareas, exigen que el Ayuntamiento aproveche la nueva licitación del servicio a fin de mejorar sus condiciones laborales. «No pedimos imposibles», insisten, «únicamente equipararnos a sectores similares que sí han logrado avances con el Consistorio».
Ana Vegas, una de las afectadas y delegada del colectivo, relata la lucha que están llevando a cabo desde hace dos años: «Los martes nos concentramos, empapelamos la localidad y visibilizamos lo que está pasando. Yo me he reunido tanto con la concejala y el técnico de Bienestar Social como con la alcaldesa y un gestor de Urgatzi, la empresa de contratación actual. No obstante, la sensación es que jugamos un torneo de tenis: nos devuelven la pelota sin asumir nada».
Según Vegas, han presentado un listado de nueve reivindicaciones. Entre ellas, la incorporación de días por asuntos propios y que se respeten los tiempos de desplazamiento dentro del propio Amorebieta. «Hay días que empezamos en una punta del pueblo y terminamos en la otra. Tenemos que cubrir la asistencia de 80 usuarios y no nos da tiempo a descansar entre los servicios», afirma.
Asimismo, EH Bildu respalda estas demandas y sostiene que introducir mejoras en los pliegos de licitación —los documentos que recogen las condiciones, requisitos y especificaciones del servicio a contratar— es jurídicamente viable. «El equipo de gobierno asegura que sólo puede hacerse a través de la negociación colectiva, pero eso no es cierto. Ya que son ellos los que elaboran estos escritos, si quisieran, podrían garantizar la dignidad laboral de las perjudicadas», denuncia la concejala de la formación abertzale, Bego Atxa.
La plantilla, compuesta por unas 20 cuidadoras, la mayoría vecinas del municipio, ha intensificado sus movilizaciones desde febrero. «Tenemos apoyo de colectivos feministas, de vecinos, incluso de personas que antes ni sabían que existíamos», cuenta Vegas. Sin embargo, lamenta la falta de empatía por parte del equipo de gobierno.
La percepción que prevalece entre las empleadas de este sector es de abandono. «Nos preguntamos si verdaderamente desean que la prestación continúe. Ya que si no haces nada por mejorarlo, es porque no te importa», expresan. Desde EH Bildu inciden en que, hasta que no se apueste por un modelo público, lo mínimo exigible es «dignificar la realidad laboral de quienes sostienen el sistema de cuidados». Por ello, piden al gobierno municipal que no mire hacia otro lado. «Si no quieren hacerlo, que lo digan sin engañarlas», concluyen.
Por su parte, la alcaldesa, Ainhoa Salterain, incide en que el Ayuntamiento está dando pasos para responder a algunas de las reivindicaciones. «Hemos adquirido el compromiso de incorporar en los nuevos pliegos de contratación parte de las cuestiones planteadas, teniendo siempre como objetivo la excelencia de la prestación asistencial a nuestros usuarios», declara.
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