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Desde mañana y hasta el 27 de abril, la sala Ezkurdi de Durango acoge la exposición 'Ezer Handia: Isiltasunetik Ikuspenak' ('La gran Nada: Visiones desde el silencio'), del pintor Martín de Diego Sádaba. En esta ocasión, el reconocido ilustrador se aleja del ámbito comercial a fin de presentar, por primera vez, una colección íntegramente pintada a mano. La muestra nace de una etapa creativa profundamente introspectiva iniciada tras la pandemia, que lo llevó a reencontrarse con técnicas tradicionales después de más de dos décadas centrado en el mundo digital.
Este vecino de Sopela y de origen navarro estudió Diseño Gráfico e Ilustración en la Escuela de Artes de Vitoria y empezó a pintar en acrílico hace aproximadamente 25 años. Aunque ha dedicado buena parte de su carrera a ilustrar universos fantásticos tan conocidos en los juegos de Star Wars o Magic The Gathering, y ha colaborado con plataformas como Netflix y Prime Video, el artista quería dar un paso diferente. «Estaba muy cansado de estar atado a la silla del ordenador», asegura. «Sentía que necesitaba regresar a buscarme a mí mismo, a expresarme de modo sincero, a sacar lo que me salía de las tripas», agrega.
En 2022 decidió experimentar con el óleo, una técnica más compleja y rica que el acrílico, que no había utilizado anteriormente. «Me enamoré de ella como un niño con zapatos nuevos», expresa. De Diego comienza sus creaciones con manchas abstractas y deja que las imágenes emerjan solas. «Cuando somos pequeños todos dibujamos, pero la mayoría, al llegar a la edad adulta, lo dejan. Yo, en cambio, soy uno de esos niños que jamás paró, así que nunca me convertí en artista, simplemente continué pintando», dice. «Empiezo con ruido, con texturas, sin saber lo que voy a hacer. Y en ese instante empieza un diálogo entre el lienzo y yo». Al aplicar su estilo personal, sus cuadros empezaron a venderse incluso sin acabar. «Entonces me di cuenta de que debía exponerlos, porque si no, ni mi familia iba a poder verlos», relata el creador.
La parada en la villa forma parte de un recorrido más amplio que ya ha pasado por Sopela, Tudela, Olite, Calahorra o Plentzia, y que continuará por Barakaldo, Pamplona, Barcelona y Madrid. Su trabajo también se ha mostrado en Atenas y en galerías de San Francisco y Long Beach (EE. UU.), donde su enfoque sombrío y surrealista ha encontrado una acogida especialmente entusiasta. «Aquí es más difícil dar con un público al que le guste este tipo de creación», admite. «Pero con el tiempo se va creando una comunidad. Al final, lo que más me importa es que lo que pinto conecte con la gente, que alguien se vea reflejado o tocado por algo que ni siquiera yo entiendo», explica el autor.
Las piezas que componen la exhibición invitan a un viaje sensorial y emocional a partir de paisajes oníricos y figuras que oscilan entre la vigilia y el sueño. «Casi todo lo que hago lo podrías encontrar en tus sueños, personajes y visiones que surgen cuando vacías la mente», afirma de Diego. La propuesta incluye trabajos de distintos tamaños. Aunque todos siguen una misma línea —lo que él denomina dark art o pop surrealismo oscuro—, habrá espacio para la diversidad creativa. «No es una muestra monocorde, es decir, llevo un poco de variedad en cuanto a la estética y al contenido», señala. La inauguración es mañana de 18.00 a 20.00 horas, y podrá visitarse los días de diario por la tarde (en el mismo horario) y los fines de semana por la mañana (de 12.00 a 14.00 horas).
Las personas que no puedan asistir y deseen explorar sus cuadros pueden hacerlo en formato digital a través de sus redes sociales, donde comparte de forma regular sus obras más recientes. Para adquirir alguna de ellas, se puede contactar por medio de la página web behance.net/martindediego.
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