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rindar un reconocimiento a su grupo favorito de música, Iron Maiden, a través de su gran pasión, el dibujo. El durangués Juan Azurmendi decidió cumplir ... el deseo de un amigo y pintar su camión de casi cuatro metros de altura para que presuma del heavy metal por las carreteras. «Hace un año, me comentó que había cogido un pabellón en Izurtza y que tenía sitio para elaborar este proyecto. Quería que decorara su vehículo desde hacía tiempo y, finalmente, nos hemos animado a hacerlo. Ha sido un gran desafío para mí porque es algo a lo que nunca me había enfrentado en mi trayectoria profesional. Es de un tamaño gigantesco», subrayó.
Fan incondicional desde niño de la formación británica, confiesa que siempre tiene una iconografía muy atractiva. «He recopilado diferentes portadas de discos desde joven, hasta tengo una moto pintada con elementos de esta banda», subraya. En su diseño, ha incluido la momia y elementos del álbum 'Live after death' y también recoge toques del último disco.
«El color azul es muy representativo y también he empleado el amarillo de la mascota Eddie, que son complementarios. He utilizado acrílicos con agua. Todo ello lo he realizado con la herramienta del aerógrafo, con tonos opacos y transparentes», reconoce. A partir de ahí, el artista utilizó exclusivamente esta herramienta para todo el proyecto, recurriendo a pistolas más grandes para cubrir superficies y otras más precisas para los detalles.
La pasión por la pintura le viene desde pequeño, algo que descubrió cuando cayó enfermó de hepatitis y gracias a su padre, que tenía libros de dibujo, comenzó a realizar sus primeros bocetos. Pronto descubrió que se le daba bien y tuvo claro que quería dedicarse al dibujo. Tras estudiar Bellas Artes, empezó a realizar maquetas a escala gracias a la figura de un profesor. «Comencé a comprar aerógrafos en Bilbao y he pintado cascos y hasta murales de dos metros para un bar de la capital vizcaína, en el que también apareció, precisamente, la momia de Iron Maiden…», prosigue.
Poco después, creó la academia Kurutziaga de enseñanza clásica de pintura en la villa y hoy en día, casi tres décadas después de su apertura, imparte también clases de acuarela y aerografía a pequeños a partir de 5 años hasta mayores que superan los 80. «Lo que me gusta es que mucha gente ha hecho la carrera de Bellas Artes tras recibir formación en mi academia. Es algo que aprendes y siempre te queda ahí y me reconforta porque he dado clases a muchas generaciones de vecinos en el pueblo», reconoce.
A sus más de 60 años, sigue aprendiendo y acaba de realizar un curso de pintura digital: «Requiere un diseño previo y le permite visualizar la obra antes de llenarla de colorido, siempre atractivo». Dice que es «una de las mejores terapias, te olvidas de todos los problemas y desconectas mentalmente», prosigue, antes de atreverse a decir que el siguiente camión lo podría pintar en apenas quince días, tras esta primera experiencia. Entretanto, seguirá teniendo las puertas abiertas para aquellos que quieran aprender cualquier técnica artística en su academia de Durango.
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