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Sus armas son la lana y las agujas. Con ellas varias mujeres de Durango tejen la solidaridad a todo color desde hace ocho años. Maristak y punto, junto con el club Leer entre agujas de la biblioteca Bizenta Mogel, ha donado más de 3.000 prendas a diferentes asociaciones y ONGs, desde mantas, gorros y guantes hasta vendas y ropa para recién nacidos. Creaciones hechas a mano, llenas de cariño y amor para los migrantes a bordo del buque de rescate Aita Mari, refugiados de Ucrania o personas sin techo o necesitadas.
«Somos un grupo de mujeres a las que nos encanta tejer y donar nuestros productos. Cuando ves las caras de las personas que las reciben, con esa ilusión… Es muy gratificante», asegura Mari Jose Martín, dinamizadora de ambos colectivos. A lo largo de la mañana de este sábado trasladarán su taller a la plaza de Ezkurdi para visibilizar su trabajo y compartir esta afición al aire libre.
Las personas interesadas en tomar parte tendrán una silla disponible. Habrá agujas y lanas para pasar un rato en buena compañía, compartiendo conocimientos. Además, quien lo desee también podrá acercarse a donar lanas para seguir confeccionando prendas que se ofrecerán a diferentes proyectos y asociaciones. «Toda aportación es buena. Aunque colaboramos con una marca de lana que nos dona material a menudo, hay tanta demanda que solemos hacer campañas de recogida», agrega la dinamizadora.
Ambos grupos colaboran con «más de 70» colectivos de España, donando una cantidad superior a las 600 prendas al año. Su última entrega ha sido un cargamento de 150 gorros de lana para el buque de rescate Aita Mari. «Hacemos algo más llevadera la situación de estas personas, que bastante mal lo están pasando ya. Todos necesitamos cariño, color y calor en nuestras vidas, y aportamos lo que podemos», agrega Mari Jose.
Bajo el lema 'Si se puede, se hace', su imaginación no conoce de límites. «Cuando estalló la guerra en Ucrania enviamos toallas, manoplas de aseo, bolsas de jabón y discos desmaquillantes… También hacemos vendas para personas con piel de mariposa. Funcionamos sobre la marcha y dependiente de la demanda», explica. Colaboran, asimismo, con las agrupaciones locales JAED, Ongi Etorri Errefuxiatuak o Cáritas. «Trabajamos combinando dos cuestiones: compartir lo que cada una de nosotras sabe y donar prendas», agrega.
Mari Jose dinamiza de Maristak y punto desde su creación, en 2015, con el objetivo de «parar. Vivimos en un mundo donde vamos corriendo de un lado para otro sin buscar un sitio para nosotros. Y así se creó un espacio donde compartir afición y conocimiento, a la vez que se realizan encuentros intergeneracionales, donde nos hemos llegado a juntar personas de más de 80 años con jóvenes de 13», señala. Para «dar un sentido» a su labor, decidieron tejer redes sociales, en el sentido más literal de la palabra, donando sus creaciones a personas que los pudiesen necesitar.
Con el paso de los años a Mari José le surgió la oportunidad de dirigir el club de lectura que ofrece desde 2020 la biblioteca Bizenta Mogel bajo el nombre Leer entre agujas, que mantiene la misma dinámica, aunque a esta iniciativa se le suma la actividad de leer y comentar libros relaciones con el mundo del tejido, costureras o modistas. «Hay una calidad humana en ambos grupos impresionantes. Muchos años de vida y de tejido, mucho gusto y corazón en cada prenda que se hace», asegura.
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