Una renovada plaza de Madalena vuelve a abrirse al público tras 9 meses de obras

La plaza Madalena de Durango, ubicada en el corazón del municipio, abrió este martes al público tras nueve meses de obras. El espacio totalmente renovado ha ganado en atractivo visual, con una base cubierta de pequeñas piedras blancas que atrajeron la mirada de cientos de vecinos. «La remodelación es un acierto y resultaba muy necesaria. Antes había un murete y las raíces del árbol afloraban a la superficie y la gentes se tropezaba con ellas. Visualmente es muy atractiva. Lo que más me gusta es el diseño, con ese color y la forma circular que le han dado al nuevo espacio. Estamos satisfechos», recalcaba Roberto Frontaura, miembro de la asociación Auzo Alai, que reúne a más de un centenar de vecinos.

El proyecto llevado a cabo ha respetado el carácter protagonista de la ermita. La reforma ha introducido una trama circular que arranca en el ábside del templo. Se han eliminado o reubicado elementos que obstruían la visión y el paso, como la parada de autobús y los baños públicos, que serán trasladados a una zona aledaña para mantener el servicio pero sin que ello signifique sacrificar la estética y funcionalidad de este espacio.

«Está precioso, ha quedado muy bien, mucho mejor de lo que estaba antes. Va a ser un sitio al que podamos ir todos y espero que guste a los durangueses», señalaba exultante Patxi Torregrosa, residente de la zona.

La remodelación ha puesto el foco en tres aspectos fundamentales: primero la permeabilidad del espacio, transformando la plaza en un refugio urbano accesible; segundo, la ermita de Madalena, auténtico símbolo cultural del barrio; y tercero, los tilos de gran tamaño, para los cuales se ha reservado suficiente espacio para su óptimo desarrollo. Mientras han durado las obras, el Ayuntamiento ha contado con supervisión especializada para evitar que los ejemplares sufrieran daños, garantizando así su preservación como elemento característico del barrio.

La renovación ha seguido en todo momento un propósito: crear un espacio abierto a todas las edades. Cuenta con 1.779 metros cuadrados de zona recreativa. La obra ha necesitado un plazo de ejecución de 9 meses y la inversión realizada por el Consistorio asciende a 478.028 euros.

El estreno del equipamiento concitó este martes la atención de los vecinos. «La estética es muy bonita, quizá porque veníamos de algo que había quedado muy viejo, que resultaba poco accesible; y ahora, en cambio, se ve todo como una superficie diáfana. El color blanco, además, le da un toque elegante. Quizá echo en falta algún banco, pero el conjunto está muy logrado», resumían los vecinos Emilio Pérez y Yolanda García, que han seguido el curso de las obras desde sus primeros compases.

«Está precioso y el blanco del suelo queda genial envolviendo la ermita», añadía María Vegas. Cerca de ella, junto a la fuente, se detuvo Celsi Rodríguez. «Ha quedado muy despejado, diría incluso que se respira aire limpio. Vendremos el 22 de julio, cuando sean fiestas de Madalenas», detallaba.

La intervención ha tratado de respetar el importante papel histórico que juega la ermita, al tiempo que se eliminaban barreras arquitectónicas y se ponían en valor elementos como la vegetación, el mobiliario urbano, la fuente o la iluminación, fundamental a la hora de crear atmósferas.

La alcaldesa, Mireia Elkoroiribe (PNV) también tuvo palabras de elogio. «Es una plaza que invita a disfrutar y compartir espacio, a intercambiar tiempo y opiniones. Sólo espero que los durangarras vengan a visitarla y la disfruten como se merecen. Además, el espacio ha incorporado muchas mejoras a sugerencia de los residentes. Será un lugar de encuentro», concluyó acompañada del arquitecto, Edu Landia. Éste último confesó que lo más complicado fue picar todas las piedras, pero se congratuló del gran equipo de trabajo que han formado.

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