«De la noche a la mañana nos hemos quedado en la calle»
El Ayuntamiento de Durango desaloja Pinondo Etxea por peligros estructurales
manuela díaz
Jueves, 18 de junio 2020, 08:23
El asombro ha sido mayúsculo para las asociaciones que sin aviso previo ayer recibieron la noticia del Ayuntamiento de Durango que Pinondo Etxea, el edificio que ha sido su sede desde hace años, cerrará las puertas de manera inminente y con toda probabilidad para siempre. El motivo, según ha explicado el consistorio es la «peligrosidad» que encierra el mal estado de la estructura del edificio, del que se tiene constancia desde hace una década. Su reforma supondría una inversión de entorno al millón de euros y un año entero de trabajos, «y ello no aseguraría su posible uso para las asociaciones locales, dado que la estructura no está diseñada para estos usos, sino para viviendas», han asegurado responsables municipales.
Ante esta situación de incertidumbre y después de haber pasado el shock del desalojo tras la reunión de ayer junto a representantes políticos y técnicos, ahora las asociaciones de Durango se preguntan qué va a ser de ellas. «De la noche a la mañana nos hemos ido a las calles por seguridad, eso sí, pero ahora a dónde vamos, qué hacemos y cuándo podremos coger toda la documentación y objetos que guardamos en nuestros despachos», ha apuntado el portavoz de la asociación DAZ, José Mari Arrillaga.
El hecho de que en ningún momento en los 15 años que lleva subiendo a la segunda planta de Pinondo Etxea haya tenido el menor percance, ha hecho más complicado si cabe entender este cierre 'sine die'. De momento el consistorio no precintará la puerta porque poco a poco las asociaciones irán retirando sus pertenencias. Sin embargo, de momento ninguna sabe dónde serán realojadas. De momento, el Ayuntamiento comenzará en los próximos días a reunirse de manera individual con las asociaciones para conocer las necesidades específicas de cada asociación.
Si bien el coronavirus ha roto el trasiego por el edificio y su uso ha sido reemplazado por reuniones en soportales o videollamadas, el panorama no pinta bonito para colectivos como Berbaro, DAZ, Stop Accidentes o Jaed, que habitualmente hacen uso de las instalaciones. En el caso de Stop Accidentes, que cuentan con un local desde hace una década en la segunda planta, su cierre deja en el aire las reuniones que la asociación vasca realiza con las víctimas de accidentes de tráfico. Por su parte, aunque la asociación de ayuda a las familias necesitadas Jaed ha trasladado en los últimos meses sus reuniones con las familias más necesitados de Durango vía telefónica y mantiene el reparto de bolsas de alimentos en su local de Kalebarria, toda la documentación y la entrega de vales se llevaba a cabo en Pinondo. «En este momento la ayuda es más necesaria que nunca, necesitamos un nuevo emplazamiento de manera urgente y en eso se ha comprometido el Ayuntamiento que entiende la necesidad de nuestro trabajo en estos momentos de crisis», ha apuntado José Carreras, de Jaed.
Respecto a las posibles reformas de Pinondo Etxea, el equipo de gobierno ha explicado que, según los técnicos, solo el arreglo de la planta baja supondría una inversión de 400.000 euros y seis meses de clausura para trabajar en él. La reforma integral costaría alrededor de un millón de euros y un año entero de trabajos, y ello no aseguraría su posible uso para las asociaciones locales, dado que la estructura no está diseñada para estos usos, sino para viviendas.
«Dejadez inusitada»
El Ayuntamiento, no obstante, ha puesto sobre la mesa que no se trata de una problemática nueva y que ya en 2009, la empresa Tecnalia, realizó un informe en el que se especificaba la peligrosidad de seguir usando el inmueble. Este estudio ha sido ratificado hace unos meses por un nuevo informe encargado por la nueva ejecutiva –EH Bildu y Herriaren Eskubidea- que ha corroborado lo anterior. «Creemos que durante 11 años nadie se ha atrevido a comunicar a las asociaciones el estado del inmueble y que esa es una de las razones por las que este edificio está como está», han explicado la alcaldesa Ima Garrastatxu y el teniente de alcalde Julián Ríos. A su juicio el «miedo a hacer frente a esta situación» o la «dejadez política» ha obligado al desalojo. «Es inaceptable que hayamos tenido que llegar a este punto, cuando había un informe de 2009, desde exactamente hace 11 años, que nos avisaba de la situación de este edificio. La cuestión, es que si en aquel entonces se hubieran hecho los trabajos, ahora no estaríamos en esta situación», han afirmado. En las tres últimas décadas Pinondo Etxea ha acogido servicios municipales como la Oficina de Información Juvenil o Andragunea ha sido sede de numerosas asociaciones y ha realizado charlas talleres, cursos e, incluso, ruedas de prensa.
Según el ejecutivo, el equipo de gobierno lleva meses trabajando alternativas para recolocar de manera provisional a las asociaciones en distintos edificios públicos. Además, no son las únicas asociaciones a las que se les dará una nueva alternativa, ya que el equipo de gobierno se comprometió igualmente con las asociaciones que hoy en día usan el palacio de Garai a buscarles una salida como es Geu Be. «Dicho palacio lleva apuntalado desde que era la antigua biblioteca, hace más de 10 años, y hasta ahora tampoco nadie se había preocupado por ellas y por ellos. Volvemos a repetir que durante muchos años se ha actuado con una dejadez inusitada. Después de tantos años, ahora solamente reformarlo supondría una obra de más de un millón de euros», han explicado responsables municipales.
Edificios públicos en peligro
El equipo de gobierno realizó hace un año un estudio junto a técnicos municipales, constatando el grave estado de muchos edificios e instalaciones municipales debido al nulo mantenimiento durante largos años. Además del propio Pinondo Etxea, la antigua residencia Uribarri de San Agustín, el antiguo hospital, el Polideportivo de Tabira, el frontón Ezkurdi, el caserío Kapitanea, el bar del frontón de San Fausto o las pasarelas de Pinondo y la calle Oiz son, entre otros, ejemplos de ello.
En dicho análisis se puede observar, por ejemplo, que el actual estado de la cubierta de la residencia Uribarri de San Agustín era deplorable, y que la última obra se realizó en 1982. Ante el peligro real de derrumbe, miembros del equipo de gobierno decidieron antes de finalizar el año anterior realizar diferentes trabajos para asegurar la supervivencia del edificio, invirtiendo 61.450 euros en tareas de apuntalamiento.