Más de media vida volcada con los más necesitados de Durango e Iurreta
La comarca se tiñe de luto por el fallecimiento de María Eugenia Uncilla, fundadora y presidenta durante 23 años de la Junta de Ayuda a Enfermos de Durango
Más de la mitad de su vida entregada a personas en situación de extrema necesidad en Durango y Iurreta. La que fuera fundadora y presidenta durante 23 años (1999-2022) de la asociación Junta de Ayuda a Enfermos de Durango (JAED), María Eugenia Uncilla Carreto, ha fallecido a los 87 años. Una mujer de espíritu generoso, siempre al servicio de los demás. «De todos y para todos», era una frase muy utilizada por ella para referirse a este colectivo que en 2023 celebró 60 años de trayectoria.
Publicidad
También fue txupinera de las fiestas de San Fausto en el año 2002 junto a Javier Sagastizabal, en representación de la asociación. Hace dos años le sucedió al frente de la asociación Esti Zurikarai y ostentaba el cargo de presidenta de honor. «Le recuerdo cuando tenía el bar Guria, trabajaron mucho por la asociación. En aquella época, sacaron unas tarjetas que coincidían con el cupón del ciego. Su capacidad de trabajo y el trato que dispensaba a la gente era admirable», añade.
«Era una persona muy cariñosa, vocacionalmente dedicada a trabajar por la JAED como duranguesa y contribuir a ayudar al pueblo, con una implicación muy personal. Muy positiva, siempre cariñosa. Era una suerte trabajar y colaborar con ella en una asociación. Lo más importante era el día a día e integró muy bien a todas las personas. Era muy generosa, siempre dispuesta a hacer grupo», explica el voluntario Iñigo Murgoitio.
La prodigiosa memoria que conservaba le permitía recordar y desgranar cómo fueron los inicios de la JAED allá por 1963. En pleno corazón del casco viejo se encontraba el bar Guria, que regentaba su esposo Javier Zelaieta y su cuñado Antón y en el que ella trabajaba «de sol a sol y sin descanso semanal». Allí fue donde se pusieron los pilares de la popular y hace tiempo consolidada agrupación. 'Maru', como se le conocía popularmente en la localidad, detallaba que en su empeño fue siempre de la mano de Vicente Goienetxe y Basilio Arana. Ellos se acercaban al establecimiento una vez concluían las reuniones que Acción Católica celebraba en la sacristía de la basílica de Santa María. A este trío se uniría también Rosario Erdoiza. «Por aquel entonces ella se encargaba de ayudar a las familias de San Fausto», rememoraba Uncilla en una entrevista que concedió a EL CORREO allá por el año 2019. Begoña Bilbao completaba el grupo de fundadores.
El famoso bacalao de la comida de txupineros
Uno de los txupineros, Juanan Aroma, la define como una mujer «muy amable, siempre dispuesta». «En las comidas de txupineros, se preocupaba del bacalao y de llevar la cazuela, con la especialidad al pil-pil. El jesuita Juanjo Moreno le apreciaba mucho y nunca faltaba a la comida de txupineros. Siempre decía: 'el bacalao a mi cuenta'», añade. De igual manera, el dantzari Jon Sarobe recalcaba que «era una persona muy alegre, era una gozada compartir la comida de txupineros. Nunca faltaba un plato de bacalao, siempre predispuesta a todo. Comunicativa y con una sonrisa en la cara».
Publicidad
Durango está de luto y con el municipio toda la comarca. A través de las industrias pudieron captar a gente joven que estaba dispuesta a ayudar bajo el lema 'El pueblo para el pueblo'. Y lo siguen manteniendo como bandera, al igual que cuando la Iglesia trató de absorber a este colectivo. «Nos reprochaban que no éramos solidarios para repartir todo lo que conseguíamos en Bilbao, pero aquí realizábamos una gran labor y queríamos que se quedara en el pueblo», admitía con rotundidad. También perteneció a la asociación del cáncer en Durango.
Su principal fuente de financiación en estos momentos es la popular rifa de Reyes, que desde que fue recuperada en 1997 sigue animando la Navidad en Durango desde la caseta que instalan a mediados de noviembre y donde venden 70.000 boletos, a 1,5 euros cada uno.
Publicidad
Su prima-hermana, Besi Carreto, afirmó que «como decía Machado, se puede decir de Maria Eugenia que era en el buen sentido de la palabra buena. Dedicó toda su vida a ayudar y hacer felices a los demás y siempre dispuesta a trabajar en ayudar a todas las personas que se lo pedía y necesitaban. Daba igual que fuera de la familia o ajena, ella tenía un ángel y transmitía bondad y alegría a todas las personas que estaban a su alrededor«.
La vida de María Eugenia siempre estuvo estrechamente ligada a la ayuda humanitaria. Tras contraer matrimonio en 1961 con el también durangués Javier Zelaieta, que fue jugador del Indautxu, se incorporó a la actividad hostelera en el Guria. «Entonces sabía más de fútbol que de cocina», detallaba esta mujer, que también perdió a su única hija Maite en el verano de 2019. En aquel conocido bar de Durango, donde se vendían las tarjetas de socios de la Cultural, ella colaboraba haciendo emplastes de verbena para Zubia, que contaba con un espacio para dar masajes. Hubo un tiempo, incluso, en el que se encargaba de recoger las llamadas de teléfono de los hospitales. «Muchos clientes, cuando sus mujeres iban a dar a luz, pedían que me encargara de recoger los informes porque ellos tenían que ir a trabajar», relataba una mujer a todas luces formidable.
Publicidad
«Era una buena persona y en silencio, realizó muchas cosas. Yo llevo un montón de años ayudando y entré gracias a ella», explican los voluntarios Alberto y Esther Egizabal. «Era excelente, se merece una figura dedicada en el pueblo. Recuerdo que dábamos ropa y había un día para los indigentes», añade la segunda.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión