Hogar del Jubilado de día, sala de conciertos de noche
Ander Alberdi ha transformado un local que pasaba desapercibido en el bar de moda de Abadiño. «Solemos pensar que los mayores no hacen nada, pero son unos cachondos»
Un local que antes pasaba desapercibido ha logrado convertirse en el «bar de moda» de Abadiño, atrayendo a una clientela de lo más diversa. Ander Alberdi, un joven apasionado por la hostelería, ha transformado el hogar del jubilado en un espacio donde se combina la música en vivo, una oferta gastronómica cuidada y un ambiente acogedor. Este hostelero comenzó su trayectoria en diversas cocinas y restaurantes, donde adquirió una amplia experiencia. Tras años de duro trabajo, se aventuró a abrir su propio restaurante en Ea, que funcionó exitosamente durante dos años. Sin embargo, decidió echar la persiana y redirigir su carrera hacia el catering y otros establecimientos, siempre manteniendo viva su pasión por los fogones.
La historia de este emprendedor en la localidad se inició de manera inesperada. Una amiga le envió información sobre una licitación pública publicada por el Ayuntamiento para regentar el centro de jubilados. «Me presenté sin muchas esperanzas», admite. Para su sorpresa, ganó el concurso, lo que le dio la opción de gestionar un espacio que le daba la sensación de que podía ser más que un simple bar. «No sabía lo que me esperaba, aunque sentí que era una oportunidad que no debía dejar pasar», ha recordado. Si bien tenía un trabajo estable con un buen sueldo y un horario cómodo, la idea de tener su propio negocio lo impulsó a arriesgarse. «Abrimos el bar en el día más grande del año, San Blas, y la respuesta fue increíble», ha relatado.
El bar Zelaietako Jubilatuak se ha ido convirtiendo poco a poco en un sitio en el que conviven la tercera edad y jóvenes. Alberdi ha elaborado una programación musical variada, que va desde el rock hasta lo clásico, buscando satisfacer los diferentes gustos de los consumidores. «A pesar de que muchos de los que vienen son jubilados, siguen siendo personas a las que les gusta la música», ha asegurado. El recibimiento del público ha sido abrumadoramente positivo. «Al principio, algunos de los grupos musicales venían inseguros por ver qué se iban a encontrar, pero pronto se dieron cuenta de que aquí hay un ambiente acogedor», ha añadido. La propuesta de conciertos empezó en noviembre, una vez al mes de forma regular. Desde entonces, se llevan a cabo los viernes o sábados, a fin de no interferir en la tranquilidad de los vecinos. «La idea es ofrecer diversión sin perturbar a nadie; buscamos un equilibrio», ha aclarado.
Música y hasta exposiciones
Alberdi no sólo se limita a lo musical; también ha incluido exposiciones de arte y actividades interactivas, como partidas de mus. «A menudo pensamos que con los mayores no se puede hacer nada y se les deja apartados, pero la verdad es que son unos cachondos», ha dicho. Este enfoque ha permitido que el bar se convierta en un lugar en el que los vecinos pueden reunirse, socializar y disfrutar de una variedad de propuestas culturales.
La oferta gastronómica del establecimiento se caracteriza por su sencillez y calidad. Alberdi ha diseñado un menú que incluye hamburguesas, woks de verduras y alimentos adaptados a distintas necesidades dietéticas. «No contamos con una infraestructura muy grande, pero intentamos ser inclusivos. Habitualmente ofrecemos opciones dirigidas a vegetarianos y personas con intolerancias», ha explicado. Aunque su punto fuerte son las rabas. Además de los platos regulares, el bar también ofrece cenas por encargo. «Hemos preparado desde lubinas hasta cordero, siempre adaptándonos a lo que nos piden nuestros clientes», ha señalado.
Para Alberdi, la clave del éxito radica en el trato. «Nuestro objetivo es que el cliente se sienta a gusto y que quiera volver», ha afirmado. El personal también juega un papel crucial. Con un equipo de tres trabajadores que ayudan en las tareas diarias, ha conseguido establecer un servicio eficiente. «Cada uno trae su propio tipo de clientela», ha concluido.
