Arte japonés en una antigua cantera de Mañaria

El espacio de arte Angurreta Harrobia en plena naturaleza de Mañaria, en los límites del parque natural de Urkiola, se ha visto engrandecido aún más gracias a la aportación escultórica del japonés Tadanori Yamaguchi. A partir de ahora, todos los visitantes podrán disfrutar de cuatro grandes instalaciones creadas bajo el título 'La huella del tiempo'.

El artista, que habitualmente trabaja con la piedra, ha querido plasmar en esta antigua explotación minera una obra que dialoga con el entorno y busca materializar el dinamismo de la naturaleza y el paso del tiempo. Para realizar estas obras, se ha realizado una estampación en aluminio de la superficie de la piedra. Con dicha estampación, se transfiere a la escultura la morfología de la piedra y se obtiene información sobre el proceso de explotación y transformación que ha sufrido la montaña.

Las cuatro esculturas son estructuras poliédricas irregulares con tres, cuatro o incluso cinco lados. Cada una de ellas plantea un diálogo diferente con el espacio de la cantera, con los diferentes niveles y terrazas existentes o con el paisaje prestado.

«Hay que disfrutar de la escultura y la cantera. Este sitio es como un escenario y cada escultura tiene su nombre: Torrente, Masa -en referencia al volumen, Magma -explota el vulcano- y Prisma de luz -cambiando las luces-«, ha explicado el artista japonés que llegó a España en 1997.

En la presentación de la obra a representantes de la Diputación, de ayuntamientos de Durangaldea y de la asociación cultural Gerediaga, que han tomado parte en el proyecto, Yamaguchi recordó que comenzó a fraguarse hace cuatro años y medio a través del escultor Víctor Arrizabalaga. «Me encantó este lugar, en plena montaña, una explotación minera que ha estado cerrada durante algunos años. Siempre había soñado con poder plasmar mi arte en una cantera», ha subrayado.

«He querido capturar esta textura de piedra en una escultura, con un cambio de luces y brillo. Esta cantera tiene una fuerza tremenda. Además, en una de las piezas la chapa de aluminio está puesta encima de la piedra», añadía este licenciado en Arte Creativo.

La forma de enlazar los diferentes planos de la obra, en opinión del artista, genera una sensación de movimiento infinito, acentuado por el cambio ininterrumpido de la luminosidad de las caras al reflectarse en ellas la luz solar, generando un juego de luces y sombras dinámico.

Una obra que estimula la imaginación. El artista asiático, afincado en Asturias, ha resaltado que la luz del día «cambia siempre el color de la escultura por tiempos y por minutos. Una de las piezas permite girar alrededor de ella, tiene un carácter autónomo. Las demás establecen como un diálogo entre los diferentes planos de la cantera».

El escultor Víctor Arrizabalaga, de Mañaria, ha subrayado la finura de las obras, «muy depuradas y estilizadas». «Este proyecto va a estar expuesto durante tres años y luego la cantera va a volver a sus orígenes. Quitaremos las piezas pero igual una de ellas se mantiene».

Las obras se podrán visitar de martes a viernes en horario de cinco a siete de la tarde y sábados, domingos y festivos de doce de la mañana a dos del mediodía. En agosto permanecerá cerrado.

«Me llamó poderosamente el trabajo de este artista japonés, su refinamiento absoluto, con formas muy puras, delicadas y estilizadas. Es un virtuoso de la vieja escuela, con una capacidad técnica impresionante. Trabaja la piedra, la madera y el aluminio. Tiene una relación con los jardines japoneses y sólo le puse una condición: que no tocase ninguna piedra y que respetase la memoria del lugar. Esta belleza produce placer visual y estimula el tacto», concluye Arrizabalaga.

Un proyecto que ha contado con el apoyo de la asociación cultural Gerediaga, el Ayuntamiento de Mañaria y la Diputación, además de las empresas locales Aludium y Heidelberg Materials.

• Temas
• Mañaria