Borrar
Vista del exterior de la planta.
Apartado de su empleo el acusado de colocar una cámara en un vestuario de mujeres en Igorre

Apartado de su empleo el acusado de colocar una cámara en un vestuario de mujeres en Igorre

«Es impensable. La situación nos supera», proclaman los responsables de la empresa Batz, que ha abierto una investigación interna

joseba mikel fonseca

Viernes, 22 de enero 2016, 02:00

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Impensable». Bingen Aranzabal, director general del grupo Batz, no tiene otra palabra para describir el reciente caso de agresión sexista ocurrido en el seno de su empresa la noche del pasado viernes, cuando una trabajadora, operaria del sector 'automotive systems', detectó en su vestuario, durante el cambio de turno de noche, una pequeña cámara filmándola. Inmediatamente, la mujer comunicó el incidente al comité de igualdad de la cooperativa, que avisó a la Ertzaintza y que ha imputado a uno de los trabajadores de la empresa como presunto culpable.

Tras hacerse pública la noticia, el director de la cooperativa asentada en el valle de Arratia ha reiterado la total disposición para solucionar el caso, señalando que desde un primer momento éste fue remitido a una «persona neutral», un enlace con una asesoría confidencial que es la encargada en estos momentos de investigar los hechos, tal y como dicta su protocolo interno de actuación contra agresiones sexistas. Dicho protocolo, redactado junto a la organización por la igualdad Murgibe, fue establecido en 2013 y revisado en 2015. Esta ha sido la primera ocasión que ha sido necesario activarlo.

Confidencialidad

Además de la resolución tomada por la Policía vasca, en Batz continúan investigando internamente la situación. El asombro con que Aranzabal ha recibido la noticia no es sólo de carácter moral. «La automoción es un negocio que se basa en la confidencialidad y contamos con numerosas medidas de seguridad». Pone como ejemplo las tarjetas magnéticas de acceso a las distintas zonas de la planta, que están restringidas en función del turno de cada trabajador. «Ni yo podría entrar ahora al vestuario de mujeres», ratifica el director general.

En cuanto a la identidad del agresor, la cúpula de Batz se cierra en banda y rechaza hacer declaraciones. Aseguran que ni ellos mismos están al tanto de todos los avances en la investigación que lleva a cabo la asesoría confidencial, más allá de las características de la cámara con que se cometió el delito, que describen como «muy pequeña, como una Gopro». Afirman que, de momento, las pesquisas se centran en un trabajador y socio como posible culpable, pero en ningún momento se ha descartado la posibilidad de que fuesen varias personas. También desconocen cuánto tiempo se lleva grabando a la empleadas o los motivos que lo incitaron.

La administración confirma que este primer sospechoso ha cesado en su actividad laboral en la cooperativa de manera preventiva, aunque sigue siendo socio de la misma. A la espera de conocerse la resolución de la asesoría confidencial, que se hará pública a finales de la próxima semana, la cooperativa no ha emprendido acciones legales contra la persona supuestamente implicada, pero sí ha dispuesto asistencia jurídica para la afectada. Aranzabal señala que este tipo de conductas son «injustificables».

Por su parte, Jatsu Intxaurbe, director de Innovación y Comunicación, se muestra sorprendido ante esa situación. «Estamos acostumbrados a que los problemas de personal más graves sean por los cambios de turnos». Intxaurebe muestra su preocupación sobre todo por «no saber cómo va a reaccionar la gente ante la noticia». «La situación nos supera, nunca hemos tenido que tratar con comportamientos personales al margen de la legalidad», se lamenta el director.

La Mancomunidad de Arratia publicó también un comunicado denunciando la agresión sexista. Desde el servicio de Igualdad, Miren Urresti señaló que este tipo de conductas no son «un hecho aislado, sino un problema público». Igualmente, la asociación feminista de Igorre 'Noka' convocó ayer una concentración a las 19.00 horas de la tarde en la Casa de Cultura de Igorre.

La noticia no ha tardado en circular por el valle. «No se habla de otra cosa en los grupos de whatsApp desde Zeanuri hasta Lemoa», afirma una vecina. Ya hay quienes atribuyen un rostro al imputado, aunque desde la empresa insisten en señalar que es «pura rumorología». Los trabajadores de la planta de Igorre afirman no tener conocimiento de la identidad del presunto agresor y que se les ha rogado «discreción» hasta conocerse la resolución. La Ertzaintza señala que «las diligencias han sido remitidas al juzgado» y, por su lado, «queda zanjado».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios