«Vi cómo disparaban a mi marido por la espalda cuando corría delante de mí»
La viuda de 'Pachacha', que murió desangrado en sus brazos, clama justicia contra los dos acusados de su muerte
«Iban a rezar al culto contra la violencia y luego tenían un arsenal en casa. ¿Para qué lo querían?». La familia de David Goicoechea, ' ... Pachacha', asesinado de un disparo de escopeta por la espalda en la calle Zabala el pasado 24 de octubre, clama justicia contra los dos presuntos autores del homicidio, Jonathan D.J., de 37 años, alias 'Caraqueso', y su padre, Luis D.D., de 70, que permanecen ingresados en prisión provisional desde entonces. «Que les caiga todo el peso de la Ley, que se hundan en la cárcel y no salgan para que no muera más gente inocente». El hombre mayor es pastor de la iglesia evangélica y el hijo se declara devoto. «Todo apariencia», en opinión de los familiares de 'Pachacha', entre ellos su madre, Carmen Cortés, que luce luto riguroso; José Manuel Cortés, un primo que se considera su «hermano, porque nos hemos criado juntos»; una hermana, Tamara Jiménez; su viuda, Ana Matos, y las dos hijas, Rubi y Leire. David y Ana tienen otro hijo menor, que se encuentra internado en el centro de Zumarraga. La Ertzaintza intervino en el domicilio de los detenidos varias armas largas y también otras blancas, aunque sólo el más joven tenía licencia para usarlas.
La viuda se encontraba con David y su hermano Dimas, conocido como 'El Faly', en el momento de los hechos. «Vi cómo disparaban por la espalda a mi marido, que corría delante de mí», declara la mujer, aún impactada. Murió desangrado en sus brazos. Sus dos hijas también acudieron al lugar momentos después. «Vi las deportivas de mi padre, que estaba tirado en el suelo, y a mi madre. Todavía no me lo puedo creer». Una de las chicas llegó a hacerle el boca a boca para intentar reanimarlo sin éxito. Después de ese día, se han quedado «sin alma. Lo que deseas también es la muerte, te han quitado lo mejor del mundo, no me quedan ganas de luchar», se duele Ana, que junto con sus hijas está siguiendo tratamiento psicológico para intentar superar el trauma. «No me lo puedo quitar de la cabeza, sueño todas las noches con ese momento», dice Rubi, que, pese a tener sólo 24 años, ya es madre de dos pequeños.
Aquel día, 'Caraqueso' había mantenido un encontronazo con Dimas en el salón de juegos Scala, situado junto al mercado de la Ribera, donde la pareja acudía a diario a tomar café. Llevaban tiempo enfrentados porque la exmujer de Jonathan era la nueva pareja de 'Faly'. «Ella se separó porque la pegaba y se fue a vivir con sus padres, no con mi hijo. El matrimonio estaba roto por los malos tratos», insiste Carmen, la madre de Dimas y David, aunque la mujer nunca llegó a denunciarle «por miedo». «No hay ninguna ley gitana que impida a una mujer separarse y ya no se aguantan los golpes como antes», dice. Cuando se separó, «la quitaron a la hija, lleva más de tres años sin verla».
«Iba a apaciguar»
En ese episodio previo, 'Caraqueso' clavó un pincho a Dimas en el brazo. Entonces, el herido acudió a la casa de su hermano David, en San Adrián, y le propuso «que fuera a ayudarle a hablar, a buenas», afirma Ana Matos, presente en la conversación. «Mi hijo no tenía nada que ver en ese asunto, sólo iba a apaciguar», añade Carmen. «Me han quitado a mi mejor hijo, iba conmigo a los mejores mercadillos, La clientela nos quería mucho, vendíamos tapicerías, cortinas, telas de vestir...». El hombre, sin embargo, también había tenido problemas con la Justicia y había estado en la cárcel.
David y Ana se montaron en el coche con Dimas y se dirigieron a Zabala «a ver si les veíamos para evitar que se volvieran a pegar, a arreglar las cosas para que no hubiera más jaleos». Aunque algunos testigos protegidos han declarado que los hermanos llevaban palos y rompieron el cristal del portal, Ana sostiene que padre e hijo «salieron primero con escopetas», que les estaban esperando.
Al lugar también habían llegado otros familiares de los presuntos homicidas. Uno de ellos le golpeó con una cachava a Dimas, que se metió en el coche y huyó. David salió en defensa de su hermano, le arrebató el palo y «salió corriendo» calle arriba. Y detrás de él su mujer, que vio cómo le alcanzaba uno de los disparos de postas y caía al suelo desplomado. Después, hubo más tiros, tres, según el atestado de la Ertzaintza. «Podían haber matado a todos y a gente inocente que pasaba por allí. Le tocó a mi primo pero podía haber sido cualquiera», advierte José Manuel. «¡Me lo habéis matado!», les gritó Ana. 'Caraqueso' se giró y le hizo un gesto de «¡toma!», mantiene ella. «Y se fueron tan campantes, como que no habían hecho nada», se duele Tamara, que se hace cargo de su cuñada y sus sobrinas en el duelo.
Aunque aseguran que «no desean mal a nadie», reconocen que de no haberse trasladado la familia de los homicidas «habrían muerto como ha muerto mi primo».
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