Discotecas vizcaínas prevén «poco negocio» en los cotillones de Nochevieja
El gremio asegura que la gente no quiere meterse en las salas de fiestas «si hace mucho calor» y que prefiere quedarse en«los bares de sus barrios»
Los cotillones de Nochevieja ya no son lo que eran, al menos en Bizkaia. Otra cosa bien distinta es lo que sucederá previsiblemente -un año ... más- en la capital alavesa, donde un gran número de establecimientos asegura haber agotado las entradas en un solo día, muy pocas horas después de ponerlas a la venta.
Para sí quisieran esta situación empresarios como Diego Maestre, uno de los tres socios de Sonora. En la discoteca de Erandio, uno de los templos de la música electrónica de Euskadi, están acostumbrados a llenar todos los fines de semana. Repetirán con las sesiones de DJ's programadas para el próximo puente de La Constitución, donde colgarán el cartel de completo.
Sin embargo, las previsiones para la última noche de 2023 no pintan, de momento, nada bien. Tampoco en el Moma de Rodríguez Arias tienen depositadas grandes esperanzas ni esperan multitudes. «El año pasado ya fue muy tranquila y este esperamos algo parecido. Que la fiesta caiga en domingo no nos ayuda nada», explica Luis Ángel Rodríguez.
¿Por qué la última noche del año ha perdido tanto tirón entre los jóvenes cuando hace años compraban las entradas con muchísimas semanas de antelación para evitar quedarse fuera de las salas de fiestas?
«A nosotros nos irá muy bien si hace muy mal tiempo», dice el dueño de la sala Sonora, en Erandio
22 grados en 2022
Aunque resulte sorprendente, los empresarios de ocio nocturno ponen el foco especialmente en el impacto del «cambio climático». Maestre recuerda que en 2022, con temperaturas que alcanzaron los 22 grados, el negocio ya se resintió de forma «muy notable». Asegura que la ocupación quedó entonces en torno al 80% y que la venta de entradas experimentó una caída cercana al 20%. «Si las cosas no cambian», advierte, este ejercicio podrían registrar cifras similares. Con capacidad para casi 1.700 personas, apenas ha vendido un tercio del aforo disponible. «No vamos, evidentemente, como un tiro», reconoce.
El sector tiene muy claro que «la meteorología» determinará el éxito de los cotillones. El año pasado más del 40% de las entradas se despacharon siete días antes. «La gente está muy pendiente de las condiciones meteorológicas. Espera casi hasta el último momento para decidir si compra o no. Preveemos poco negocio. Si hace mucho frío, se vende todo. Por eso a nosotros nos viene muy bien que haga muy mal tiempo», abunda Maestre. El escaso entusiasmo suscitado este año se refleja también en que bastantes discotecas aún no han sacado a la venta las entradas,
Los empresarios tampoco pasan por alto el cambio de hábitos, sobre todo entre los clientes más jóvenes. «La gente no quiere meterse dentro de una sala si hace mucho calor». En vez de acudir a discotecas, prefiere quedarse «en los bares que hay, por ejemplo, debajo de sus casas. Es algo que se nota mucho en barrios como Santutxu», coinciden Rodríguez y Maestre.
El Budha vende entradas a 53 euros, que incluyen reservados 'vip' y cuatro consumiciones
«Calma contenida»
Pese a «la calma contenida» que se respira en el sector para la noche del 31 de diciembre, algunas salas de fiestas trabajan «a buen ritmo» y confían en completar un «lleno». Es el caso del Budha, que dirige Javier Obispo, en la Alameda de Urquijo. Ha despachado hasta la fecha más del 60% de entradas disponibles y no tiene ninguna duda de que en «poco tiempo» agotará todo el papel. Asegura que el público está respondiendo «muy bien» con una oferta «atractiva» que incluye reservados 'vip', bolsas de cotillón, cuatro consumiciones y un recibimiento «especial» a los invitados por 53 euros. «Somos muy profesionales», presume Obispo.
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