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Blacky, abandonado y depositado en una clínica veterinaria de Bilbao, junto a su nueva familia. PEDRO URRESTI
La Diputación multa en año y medio a 25 propietarios por abandonar a sus perros

La Diputación multa en año y medio a 25 propietarios por abandonar a sus perros

Las sanciones alcanzan los 15.025 euros, pero el 40% de las mascotas de Bizkaia carecen de chip, por lo que el maltrato a menudo queda impune

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Lunes, 16 de julio 2018

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Los perros son los mejores amigos del hombre desde la noche de los tiempos, pero no reciben el mismo amor a cambio. 88.000 fuero abandonados durante 2016 en España, y al menos un 7% de ellos sacrificados, según la Fundación Affinity, que estudia el fenómeno. En realidad, no hay datos sobre la magnitud del problema en Euskadi: el más reciente, del mismo organismo, es del año 2010. Entonces, más de 5.400 fueron recogidos- 2,5 por cada mil habitantes-, de los que un 17,2% fueron devueltos a sus dueños. Las entidades animalistas, como la recién creada Federación Española de Protección Animal (FEPA) y de la que forma parte la vizcaína Hakuna Matata (Basauri), advierten que la cifra real de abandonos es mucho mayor, pues no incluye los datos de todas las asociaciones y de los particulares que también se dedican a rescatar animales. Las multas por dejarlos a su suerte son elevadas.

En apenas un año y medio - el ejercicio pasado y lo que llevamos de año- la Diputación ha resuelto 25 expedientes sancionadores por abandono de perros. La Administración foral tramita las multas a propuesta de los ayuntamientos por infringir la Ley de Protección de los Animales, que califica como «muy grave» el abandono de una mascota. La sanción oscila entre 1.502,54 y 15.025,30 euros. Pero para castigar al dueño, hay que dar con él, algo que no siempre es posible. Nada más adquirir un perro, los propietarios deben colocarle un chip identificador y darle de alta en este catálogo del Gobierno vasco (Regia), la única obligación que tienen en Euskadi, donde la vacuna de la rabia no es obligatoria. Los dueños de las razas potencialmente peligrosas deben realizar más trámites, entre ellos obtener una licencia y un seguro. Pero la ley se incumple a menudo. Egoitz Bikandi, vicepresidente del Colegio de Veterinarios de Bizkaia, forma parte de la comisión Regia. Calcula que hay unos 100.000 perros censados en Bizkaia «y hasta un 40% más de perros sin identificar». Aquí reside el problema. Los animales sin chip no dejan rastro. Su abandono, maltrato o muerte queda impune, motivo por el que las asociaciones animalistas - en Bizkaia trabajan una treintena- piden que se endurezcan controles y sanciones.

El año pasado, la perrera municipal de Bilbao registró 464 entradas, y la mitad de los perros carecían del obligatorio chip identificador. 218 fueron reclamados. 227 habían sido abandonados por sus dueños. El lado bueno es que se formalizaron 215 adopciones. Al igual que con los gatos, el Ayuntamiento siempre entrega a los canes esterilizados y vacunados.

En su contexto

  • 5.410 eran los perros recogidos en Euskadi en 2010, de los cuales el 17,2% se habían perdido y habían sido recuperados por sus dueños, según la Fundación Affinity. El resto fueron abandonados. 215 adopciones

  • 215 adopciones El año pasado, la perrera municipal de Bilbao registró un total de 786 entradas de animales: 464 eran canes, y la mitad carecía del obligatorio chip identificador. 218 fueron reclamados, pero 227 habían sido abandonados por sus dueños. Hubo 215 adopciones.

  • El 60%, de raza peligrosa En la perrera residen unos 60 animales y en casas de acogida de la asociación Puppy Bilbao cerca de 30. Los que peor lo tienen a la hora de encontrar un nuevo hogar son los perros de raza potencialmente peligrosa (PPP), el 60% de los ejemplares que se encuentran en la perrera

  • 140.000 en Bizkaia Hay unos 100.000 perros censados en Bizkaia, aunque hay una población «invisible» de otros 40.000 que carecen de chip y no están dados de alta en el registro del Gobierno vasco, la única obligación legal en Euskadi, donde no es necesaria la vacuna antirrábica.

«Todos los animales sin identificación son abandonos impunes. Falta educación y un control eficaz. Si vas a las huertas, en la periferia, hay bastantes perros sin chip, que se pasan la vida atados», explica Raquel del Campo, responsable del servicio. Con la perrera municipal colabora la asociación protectora Puppy Bilbao. En sus instalaciones residen cerca de 60 y otros 30 en una red de casas de acogida. El trasiego es constante. «Igual llegan seis dentro de una caja en la cuneta... O aparecen en clínicas, que se los llevan de una huerta», explica. Hace años se implantó «el sacrificio cero», pero cuesta encontrar un nuevo hogar a las mascotas, sobre todo cuando son canes potencialmente peligrosos (PPP).

Se quedan los mismos

Cada año hay más o menos el mismo número de adopciones, pero siempre se quedan los mismos: los de las llamadas razas potencialmente peligrosas o los perros mayores o de gran tamaño. El 60% de los canes de estancia en la perrera son PPP. «Tenemos mastines de 60 kilos que son muy buenos, pero no hay manera. Entre ellos están Montxo y Trontxo. Uno de ellos apareció atado a la puerta de la perrera y otro, en el puente Frank Gehry. Los quieren para atarles a una caseta con una cuerda y que se mueran de cuidadores, y lo que la asociación pretende es que tengan calidad de vida».

Otros tienen más suerte. A Blacky, lo entregaron unos particulares que «se lo habían encontrado» el 22 de marzo, siendo un cachorrito. Merche Díaz y David de Sanz, vecinos de Cruces, suelen pasar los fines de semana en una casa en un pueblo de Burgos. Se ofrecieron a llevárselo en acogida 5 días más tarde de que llegara a las instalaciones. Y hubo flechazo. «Escuchamos que la perrera estaba saturada y que necesitaban casas de acogida. Y pensamos que uno pequeño podíamos tener», explicó. «Aunque tuvo unos pequeños roces con la gata, Luna, que le pegaba, nos lo llevamos al pueblo, se lo pasó estupendamente en Semana Santa. Y cuando lo fuimos a traer todos estábamos llorando». Ahora es un miembro más de la familia. «Lo mejor es la compañía y el cariño que te dan. Son poco exigentes y muy agradecidos», explica Merche. «Llegas del trabajo y te recibe con muchísima alegría», apunta David.

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