La dificultad para asegurar la araña del Guggenheim retrasa la obra del muelle
Las aseguradoras pedían primas «inasumibles» y ninguna constructora quería a asumir el riesgo de dañar una obra de arte de valor millonario
Las dificultades para asegurar la araña del Guggenheim, de nombre oficial 'Mamá', han retrasado durante meses la obra para reparar el muelle, que se ve ... feo desde el otro lado de la ría. El tajo, tal y como adelantó este periódico, consiste en sustituir los enormes paneles de hormigón puramente ornamentales; su función es ocultar el entramado de pilotes que sustenta el paseo frente al museo, donde está instalada la escultura de Louise Bourgeois.
60.000 euros
se van a pagar de seguros por responsabilidad civil y posibles daños a 'Mamá'.
La historia es un poco compleja y viene bien tener contexto. En el pleno municipal de esta semana el Ayuntamiento autorizó una subvención de 534.754 euros a favor de Bilbao Ría 2000 SA, sociedad de la que el propio Consistorio forma parte, para llevar a cabo la obra. El coste total será de 670.000 euros, según fuentes de la propia sociedad. El Gobierno central asumirá el resto.
¿Por qué tirar de una subvención para esto? ¿Por qué no incluir el gasto en los Presupuestos municipales? Lo preguntó el PP y el concejal de Obras, Planificación Urbana y Proyectos Estratégicos, Asier Abaunza, lo explicó. Según su relato, cuando se elaboraron las Cuentas de este ejercicio aún no estaba cerrado el coste del trabajo. «El principal problema era la afección a la araña», dijo el concejal. Concretamente, el precio «inasumible» que ponían las aseguradoras para cubrir posibles daños en la obra de arte. Y sin un seguro que respondiese ante cualquier imprevisto, ninguna empresa iba a comenzar con la obra asumiendo el riesgo de que ocurriese algo. Hay que tener en cuenta que «el riesgo cuadruplicaba o quintuplicaba el precio de los trabajos», dijo Abaunza. Es decir, sería de hasta tres millones de euros.
Con el paso de los meses las cosas pasaron a discurrir por cauces admisibles y «ahora ya tenemos los seguros». Así que luz verde para licitar la obra. La pregunta es, ¿de qué cantidades estamos hablando? ¿En cuánto está valorada realmente 'Mamá' a efectos del seguro y cuál es la prima que se pagará a la aseguradora? Nada de esto está muy claro por la relación juguetona que a menudo hay entre el dinero y el mundo del arte en su dimensión más mundana.
Abaunza prefiere no responder y se remite a lo que diga Ría 2000, que preside el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto. ¿Y qué dicen desde esta sociedad? Asumen que estamos ante un tema complejo y que no es habitual que una intervención urbana esté comprometida por una obra de arte. Así que -vuelven a despejar fuera la cuestión- la gestión la han llevado a cabo los expertos del Guggenheim y es el museo quien debe dar explicaciones sobre las complejidades de unos trabajos que, eso sí, financiarán los presupuestos públicos.
Regreso al pasado
Cursada la pregunta al museo, fuentes oficiales dicen que no pueden facilitar datos ni en relación con en cuánto está valorada la araña, ni sobre cuánto va a costar asegurarla durante el tiempo que duren las obras; serán, al menos, diez semanas.
Desde Ría 2000 sí revelan que, en conjunto, se van a abonar 60.000 euros en concepto de seguros para todo el tajo: desde la responsabilidad civil obligatoria hasta la protección de la escultura. Pero no llegan a afinar qué parte de esa cantidad protege la obra de arte. Lo que sí queda claro es que ya no supone una cantidad disparatada si se tiene en cuenta su hipotético valor según el relato municipal.
Además de por el seguro, la araña será protegida por una valla metálica de cinco metros de alto. Así que durante al menos diez semanas los turistas se quedarán sin poder hacerse fotos junto a uno de los muchos símbolos que caracterizan al nuevo Bilbao.
Todos estos líos, como se ve, vienen dados por el entorno, por la presencia de la escultura. Porque las obras en sí no tienen gran complejidad. Se trata de sustituir unos paneles que fueron colocados en 1997, el mismo año en el que se inauguró el museo. Cada uno tiene una altura de cinco metros, por dos y medio de ancho, y pesa dos toneladas. Ahora están quebrados, ennegrecidos, y desde hace años dan un aspecto descuidado a la zona, que a ratos parece haber recuperado los tonos aquellos de hace treinta años.
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