«Me dieron puñetazos y patadas para robarme el móvil»
Una mujer permanece cuatro días ingresada en Basurto por la paliza que le asestaron dos ladrones cuando volvía a casa tras salir de trabajar en Bilbao
Mientras espera a que su marido la vaya a recoger al hospital de Basurto, donde ha recibido el alta después de permanecer cuatro días ingresada, ... Ana María López no puede evitar sentir «mala leche» e «impotencia». La mujer, de 58 años, recibió una brutal paliza por parte de dos ladrones que le robaron el móvil y el bolso cuando regresaba a su casa de trabajar.
Serían aproximadamente las 22.40 horas del pasado lunes 5 de septiembre. Ana acababa de salir de la residencia geriátrica en la que trabaja y había cogido el metro para acercarse hasta el barrio de Otxarkoaga, donde vive con su familia. Su hija, de 19 años, la llamó por teléfono preocupada porque se retrasaba. Cuando salía por la boca del suburbano hablando por el móvil vio «a dos chicos apoyados en la pared, pero yo a lo mío. Tiré para adelante».
Entonces, uno de ellos «se me acercó por delante y me dijo que le diera el móvil». Ana le contestó tajante: «No te lo voy a dar», recuerda. «Soy muy impulsiva y en momentos así, no me puedo callar. Me supera», dice como justificándose por su valentía.
«No me lo esperaba»
El otro individuo se había situado a su espalda. «El de atrás me dio un puñetazo en la cabeza. Me caí al suelo. No me lo esperaba», admite. A partir de ese momento, sólo recuerda que sintió que le daban «patadas» mientras estaba tumbada en el asfalto. Y se despertó ya en la cama del hospital con «fuertes dolores». Las pruebas médicas le diagnosticaron que tenía varias costillas rotas a causa de las patadas y un traumatismo craneal por el golpe en la cabeza, donde tiene «un bulto tremendo». Los médicos «me dijeron que me tenía que quedar ingresada».
«Me lo habían llevado todo. No tenía el bolso. Me quitaron hasta el pase para acceder a la residencia. Tuve que dar de baja las tarjetas. En metálico no sé si llevaba 14 o 15 euros. No es lo que te quitan, es la faena que te hacen. Ahora tengo que ir a renovar hasta el DNI y estoy de baja». Ana está convencida de que «podía haber sido peor». «Si no me llego a quedar inconsciente, con lo lanzada que soy, igual me enfrento a ellos y no estoy aquí para contarlo», admite.
«No se pueden salir siempre con la suya. Esto tiene que cambiar. No pueden entrar por una puerta y salir por la otra»
La mujer denuncia que su barrio, Otxarkoaga, «está fatal». Hace dos meses, su hijo treintañero también sufrió el robo de la cartera, pero él no lo denunció. Ana prestó declaración ante la Ertzaintza desde el hospital, por lo que confía en que puedan dar con los autores. «No se pueden salir siempre con la suya. Esto tiene que cambiar. No pueden entrar por una puerta y salir por la otra», protesta.
Hace dos meses, sufrió otro episodio, aunque no tan violento, en Santutxu. Iba a coger el ascensor público con una amiga cuando un grupo de jóvenes comenzó «a dar golpes a la puerta». Ana no pudo contenerse y les espetó: «Oye, que lo vais a destrozar y tenemos que bajar los demás». Los gamberros comenzaron a insultarla y a ponerle «el puño en la cara». «Cuando bajamos, siguieron amenazándome con pegarme. Uno me dijo que las mujeres no valíamos para nada», recuerda. Llamó a la Policía delante de ellos. Algunos se marcharon corriendo, pero otros «siguieron insultándome hasta que se cansaron».
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