«Dicen que robaban bebés solo a mujeres vulnerables, pobres... pero no es cierto»
Una jornada con abogados y asociaciones aborda en Bilbao las sustracciones de menores en la dictadura y en democracia
A Ana Cueto le dijeron que su hijo, nacido en un hospital público de Cádiz en 1981, había muerto. Ella está convencida de que no ... es así. Preside la Asociación de Víctimas Contra la Impunidad de las Desapariciones Infantiles en el Ámbito Nacional (AVIDNA) y forma parte del Observatorio de las Desapariciones Forzadas de Menores, entidades que celebran hoy en Bilbao una jornada científica con abogados y representantes de colectivos de afectados sobre la estructura de «la trama vasca».
– ¿Qué es la trama vasca?
– Es una parte de la trama que había a nivel nacional y en la que estaban todos relacionados. Había una compraventa por la que, un niño nacido aquí, lo mismo era enviado a Andalucía.
– ¿Y qué personas intervenían?
– Personas que estaban en los hospitales y toda la parte institucional que tiene que registrar a los niños. Nuestros hijos están registrados con toda su documentación oficialmente falsificada, aparecen como hijos biológicos de personas que no los han parido, y detrás de eso están los únicos que estaban en posición de poder hacerlo, las instituciones.
– La Ertzaintza y la Fiscalía investigaron y dijeron que no había constancia de que hubiera ninguna trama.
– Eso es tremendo. Hay casos recientes. Aquí en Bizkaia a una mujer que tuvo a su hijo en 1993 le dijeron que había muerto. En 2021 se hizo la exhumación y allí no había nada. ¿Cómo se va a desintegrar el cuerpo? Eso no se lo cree nadie.
– Sí que hablaban de adopciones irregulares, pero con el consentimiento de la madre.
– Hay casos con evidencias absolutas, pero lo primero que te dicen es que ha prescrito, que no se puede investigar, que no hay a quién imputar... Según la Administración, eso no ha ocurrido. En Cádiz, por ejemplo, según el registro, se morían en 1981 cuatro o cinco niños cada día. Eso no es normal en un país con una sanidad pública moderna.
– En algunos casos se realizaron exhumaciones y estaba el bebé.
– Tengo mis dudas. He visto tantas irregularidades en informes médicos y análisis de ADN que empecé a estudiar y soy perito en Criminalística y Genética Forense. Algunas familias mandaron a analizar a laboratorios de Estados Unidos y el resultado era otro. Lo triste y lo lamentable es que, hoy en día, las instituciones siguen tapando lo que ocurrió.
– ¿Por qué?
– Porque hay un responsable subsidiario que es el Estado. Da igual que fuera una clínica pública o privada; esos niños que desaparecían eran inscritos con otro nombre en los registros civiles, que también anotaban los enterramientos. En un momento determinado de nuestra historia las instituciones favorecieron que esto ocurriera. Empezaron con las presas, con las represaliadas, con las madres solteras, con las mujeres vulnerables, pero en mi asociación, quitando dos o tres, la mayoría somos de la democracia.
– Parece difícil que sucediera en los años noventa.
– Es que había una continuidad en las instituciones. El que estaba de director de una clínica, al día siguiente de establecerse la democracia seguía, y esos cauces de impunidad, también. Y cogían a la que tenían más a mano; era suficiente con que fuera una mujer sana y tuviera un hijo. La versión oficial de que éramos vulnerables, solteras, pobres, analfabetas, que estábamos abandonadas, que hacían un favor al niño, es muy conveniente, pero no es cierta.
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