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El geólogo Adolfo Uriarte (Bilbao, 1962) es, desde marzo, el nuevo director de Patrimonio Natural y Cambio Climático del Gobierno vasco y una de las voces internacionales más reconocidas en el ámbito de la Oceanografía. Doctorado en Southampton, antes de su nombramiento ejerció como director ... de valor de Azti, el centro tecnológico experto en innovación marina y alimentaria. El nuevo informe del IPCC, el panel de expertos vinculados a la ONU que lleva más de tres décadas estudiando el cambio climático, ha puesto de manifiesto que el calentamiento se acelera y, por lo tanto, el riesgo de fenómenos extremos que ya sacuden el planeta. También en Euskadi, con el 60% de la población residiendo a menos de 5 kilómetros del mar y 100.000 vascos expuestos a riadas. Uriarte explica que adaptar el territorio, hacerlo más resiliente, requerirá inversiones millonarias. Pero confía en que la acción de gobiernos y de los ciudadanos mejore las perspectivas.
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- El nuevo informe del IPPC viene a confirmar que en 2040 la temperatura media terrestre ya habrá subido un grado y medio respecto a la era preindustrial.
- Los escenarios son los que estábamos previendo: el incremento de los episodios de precipitaciones intensas, olas de calor y temporales. Pero el último informe explica que lo que iba a ocurrir en 2050 llegará antes y también lo que pensábamos que ocurriría a finales de siglo. El calentamiento se acelera en todo el planeta. Pero hablamos de medias. Unas zonas se calentarán dos o tres grados y en otras casi nada.
consecuencias
- ¿Cómo nos afectará?
- A final de siglo, puede que las temperaturas máximas extremas suban 3 grados. La precipitación disminuirá un 5% en 2100. En 2040 habrá más olas de calor, temporales más violentos en el mar y lluvias torrenciales, con avenidas que causarán muchos daños.
- ¿Saldremos más favorecidos que en otras regiones?
- Ahora tenemos un clima privilegiado. No habrá beneficios. Vivimos en una comunidad atlántica. Pero la parte más mediterránea puede sufrir temperaturas extremas que afecten a nuestra fauna. Además, se ha pasado de que el nivel del mar crezca 2 milímetros al año a que lo haga 3,5 centímetros por década. Y puede llegar hasta los 4 ó 4,5. Eso, con la concentración de población residente en costas y cuencas, supone un riesgo altísimo que acarreará pérdidas millonarias en industrias, edificaciones, puertos...
- Los peores impactos se prevén para 2080, pero faltan cuatro días.
- Hay que tomar medidas inmediatas porque lo sufrirán nuestros hijos y nietos. No se pueden perder ni diez minutos. La subida del nivel del mar se calcula en hasta 80 centímetros y el número de temporales se multiplicará por diez. Perderemos playas, puertos... Es el momento de replantearnos todo. Debemos aumentar la defensa de nuestras costas. El proyecto Kostegoki, que presentaremos a finales de septiembre, va a analizar el impacto de subida del nivel del mar con mucho detalle, a escala muy fina.
- ¿Llegará acompañado de una planificación de obras de defensa de la costa?
- El plan Urban Klima 2050 ya planteaba pequeños proyectos piloto en varias de las localidades más afectadas, como Bakio o Bermeo. Se analizarán los más efectivos y en 2025 habrá que empezar a aplicarlos en toda la costa vasca. Aún no sabemos lo que está por venir. Habrá que realizar obras en puertos, diques, adaptar todo tipo de infraestructuras y ello va a requerir una gran inversión, aunque resultará el doble de beneficiosa. Tampoco hay que esperar a 2025: desde ya todo debe hacerse integrando una perspectiva de cambio climático. La adaptación y la mitigación requieren acciones de todo tipo. Ingeniería verde, las llamadas soluciones basadas en la naturaleza... Se trata de trabajar en reducir la vulnerabilidad del territorio a los efectos del cambio climático, que hará más frecuentes los eventos extremos. Habrá que renaturalizar espacios. El paisaje costero al que estamos acostumbrados tendrá que cambiar.
otras medidas
- ¿Van a tener que desaparecer edificios de viviendas para renaturalizar costas y ríos?
- O desaparecen edificios o la propia naturaleza se encargará de hacerlos desparecer. Podríamos llegar a eso, aunque también hay otras soluciones, como la colocación de muros de contención, como en Holanda, o la elevación de las paredes de la ría... Se pueden adoptar soluciones sin tener que derribar viviendas, pero todo ello va a implicar un gran cambio en el paisaje. Hay que empezar a construir en otros lugares y de otra forma. También debe cambiar la arquitectura de los edificios y en ciudades, creando zonas e infraestructuras verdes... No servirá solo con plantar árboles, habrá que estudiar cuáles serán los más adecuados. El agua va a ser también un recurso limitado y deben empezar a emplearse sistemas eficientes de riego, por ejemplo.
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