Se va un pelotari «todo pundonor»
Olaizola II, Beloki y Jokin Etxaniz trazan el perfil de Abel Barriola a falta de un día para que cierre 19 años de profesional
JOSEBA LEZETA
Domingo, 7 de mayo 2017, 02:20
La pelota pierde este domingo a uno de los profesionales que más la ha querido. Abel Barriola (Leitza, 18-5-1978) ha entregado 19 años de su vida a este deporte y el frontón Atano III de San Sebastián se quedará pequeño para despedirle. Se marcha tras lograr entrar en el selecto grupo de pelotaris que cuentan con las tres txapelas. Pero más que por los títulos que ha cosechado, se le recordará por su profesionalidad y por ser el más querido dentro del vestuario. «El navarro ha sido todo pundonor». Entregado hasta límites insospechados para buscar la perfección, se ha ganado el respeto de los aficionados y de sus compañeros.
Con Aimar Olaizola coincidió desde muy joven. Son del mismo año por lo que una gran parte de su trayectoria en aficionados la pasaron en los mismos frontones «tanto en Euskadi como fuera». «Entonces ya destacaba mucho. Era como ahora, muy trabajador y con el tiempo ha aprendido mucho. Tenía dos buenas manos, cubría mucha cancha...», señala. Con dos meses de diferencia comenzaron su andadura en el profesionalismo, pero Barriola alcanzó antes la gloria. «Fue el que rompió la hegemonía que mantenían entonces Eugi y Beloki en los duelos individuales. Su capacidad en el remate ha sido algo natural», resume.
El destino quiso que a pesar de comenzar en la misma empresa pronto separaran sus caminos por el cambio del zaguero a Aspe. «Ha sido un rival muy complicado porque era un pelotari muy completo, de los más duros. Fue el zaguero que mejor se amoldó a los nuevos tiempos, al juego de aire», apunta.
En 2001 se caló la txapela del Cuatro y Medio, un año más tarde la del Manomanista. Esta última se la arrebató a Rubén Beloki. Al de Burlada le da mucha pena que Barriola lo deje, «porque siempre he visto en él a un gran rival y un grandísimo campeón. Ha sido profesionalidad y corazón. Uno de los últimos zagueros polivalentes», apunta. Se hizo un hueco en su parcela ante rivales como Arretxe, Elkoro, Lasa o Goñi y luego llegaron los títulos. «Pero más que por ellos, la gente le quiere por su honestidad». De puertas adentro, «siempre ha hablado muy claro e ido de cara con los jóvenes y a las figuras, y ha sido el primero a la hora de ayudar en los entrenamientos, incluso cuando quedaba eliminado, y de apoyar a los que debutan», destaca.
Las lesiones
El navarro no ha tenido una carrera fácil por las lesiones. Sus manos le dieron muchos problemas e incluso fue operado de una fibrosis en 2005. «Es uno de los pelotaris que más taco se ha puesto, pero consiguió pulir su técnica», apunta. Incluso recuerda cuando en una ocasión acudió a su casa para analizar cómo poner las protecciones porque Beloki también solía tener problemas. «A pesar de que éramos rivales vino de cara, y nos pasamos un rato largo tratando de buscar soluciones», rememora. La grave lesión de rodilla que le mantuvo cerca de un año sin competir fue otro de los palos a los que tuvo que hacer frente el de Leitza. «Lo pasó muy mal pero volvió a brillar. Aprendió a levantarse porque es un luchador nato», añade.
Ese espíritu de sacrificio también lo sacó en los momentos en los que le fueron mal las cosas en la cancha. Barriola ha disputado diez finales y cayó en siete. La que más le dolió fue la que perdió contra su paisano Bengoetxea VI en el Manomanista de 2010. No por el partido, sino porque consideraba que no podía estar mejor preparado y las cosas no salieron. Aunque le costó encajar el golpe, de aquella caída también salió a base de constancia. Cuatro temporadas más tarde logró con Irujo la del Parejas «y se quitó un peso de encima, porque para un gran zaguero este título es muy importante», señala.
«Menos mal que la logró porque si no la pelota no hubiera sido justa con él. De todas formas, se merecía alguna más», subraya Jokin Etxaniz, que ha sido su técnico a lo largo de los últimos once años. «Por su exigencia y responsabilidad. Es un pelotari que a pesar de estar en un buen momento pocas veces esta conforme», manifiesta el de Bergara. Desde su punto de vista, una de las claves de que Barriola haya calado tan hondo entre los seguidores ha sido «tomarse cualquier partido con mucha seriedad. Nunca se la podrá achacar falta de ganas o esfuerzo. Siempre los ha disputado con la misma intensidad. Hasta el último día ha dado lecciones de pelota a pesar de sus limitaciones en los últimos años», señala. El ejemplo más claro es que vender sus partidos en verano no era complicado a pesar de ser zaguero. «En todos los municipios ha sido querido porque rendía», añade.
Adaptación
A pesar de que le dolían las derrotas y le daba muchas vueltas, ha sido capaz de aceptar las críticas y analizar las situación para seguir mejorando. «Para estar tantos años en la élite eso es fundamental. Al principio el talento te puede salvar, pero si no hay un trabajo por detrás...», apunta. En la última parte de su carrera también supo adaptarse a su nueva situación. «Ha sacado un montón de partidos por la experiencia que ha acumulado. Reconoció sus limitaciones pero no se rindió», destaca. Barriola ha sido «un competidor nato. Le daba ese plus de vida».
A sus 37 años ha dicho basta cuando él ha considerado oportuno. Todavía tenía algunos años para demostrar su valía. «Ha sido un ejemplo a seguir por todo lo que nos ha dado en la cancha», apunta Etxaniz. «Un espejo en el que mirarse. Deja la pelota sin estar quemado y le veo contento», resume Beloki. Ahora tendrá más tiempo para dedicarse a sus otras aficiones como la caza. «Le gusta la paloma y la becada, y tiene varios perros», apunta Olaizola. Además, en agosto estrenará paternidad. Pero quiere seguir vinculado de alguna forma al deporte que se lo ha dado todo y no descarta entrenar en alguna escuela de pelota. Tiene mucho que enseñar.