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Nelson Piquet.
Piquet, tras los pasos de Nuvolari
Fórmula uno

Piquet, tras los pasos de Nuvolari

El piloto consiguió la victoria en 1986 y 1987en Hungaroring, donde dejó uno de los adelantamientos más espectaculares que se recuerdan

Igor Barcia

Viernes, 24 de julio 2015, 00:26

El Gran Premio de Hungría tuvo que esperar 50 años para celebrar su segunda edición y convertirse en un fijo del calendario mundialista. En 1936, Budapest decidió celebrar su prueba en Népliget, un parque cerca del centro de la ciudad, donde Mercedes-Benz, Auto Union y Ferrari enviaron tres automóviles cada uno y donde un grande como Tazio Nuvolari se hizo con la victoria. Pudo ser el empujón para que el país magiar formara parte del primer mundial en 1950, pero la Segunda Guerra Mundial le apartó de las competiciones de coches hasta 1986, cuando gracias a la construcción de Hungaroring, Hungría se convirtió en el primer país tras el telón de acero en contar con un Gran Premio de F1. Aunque en un principio la idea era crear un circuito urbano en el parque de Budapest, los responsables del Mundial consideraron que lo más adecuado era la creación de un trazado permanente que impulsara el deporte del motor en el país magiar. De ahí nació Hungaroring, que permanece desde entonces inamovible en el calendario -sólo Mónaco y Monza pueden decir lo mismo- forjando unas características particulares. Hungaroring se ha convertido en uno de los trazados más lentos del campeonato y uno de los más complicados para los adelantamientos, a pesar de introducir modificaciones para ganar velocidad. El hecho de acumular mucho polvo durante los días de competición provocan verdaderos problemas a los pilotos a la hora de adelantar y arriesgarse a salirse de la trazada adecuada.

En su palmarés se incluyen los grandes pilotos de las tres últimas décadas y los primeros éxitos de posteriores campeones del mundo como el caso de Fernando Alonso y Jenson Button, que subieron allí por vez primera a lo más alto del podio, pero nos decantaremos por aquel que abrió el palmarés, y por partida doble, tras copar el escalón más alto del podio tanto en 1986 como en 1987, además de dejar uno de los adelantamientos más espectaculares que se recuerdan. Nelson Piquet forma parte del "salón de la fama" en la Fórmula 1. El brasileño atesora tres títulos mundiales (1981-83 y 87), 23 victorias y 60 podios entre 1978 y 1991.

En aquella primera edición del GP de Hungría, 200.000 personas abarrotaron las gradas y dieron vida al sueño de Bernie Ecclestone, que ya en 1983 había solicitado un premio en un país de la órbita comunista. Pese a que su objetivo era la URSS, se tuvo que conformar con Hungría, que vivió un duelo de brasileños en 1986 que pasaría a la historia en la vuelta 42. Ayrton Senna comandaba con su Lotus la carrera, con Piquet pegado a él. En el primer intento Piquet no tuvo fortuna, pero en el segundo ya tenía claro lo que debía hacer. Senna cerró el paso por el interior, con lo que su rival se fue por fuera. En una curva rápida y en bajada, era poco menos que un suicidio deportivo. Las imágenes así lo demuestran, porque el Williams amenazó con patinar por el exterior, pero Piquet contravolanteó y derrapó como si fuera un coche de rallyes delante del alerón delantero del Lotus. Una maniobra que ha pasado a la historia.

Piloto polémico

No era el brasileño un piloto que pasara desapercibido por los circuitos, ni por su talento, ni por su carácter. Piquet fue tan buen piloto como irregular en sus resultados y polémico por su actitud y declaraciones. Entre sus grandes "hazañas" destacan su enfrentamiento con Eliseo Salazar en el Gran Premio de Alemania de 1982. Al quedar los dos fuera de la carrera tras un accidente, Piquet arremetió contra el chileno con puñetazos y patadas. O las graves acusaciones contra Senna, su enemigo más reconocido, que le costaron tener que retractarse y pedir perdón delante de un tribunal...

Pero más allá de sus excesos verbales, Piquet labró una gran carrera dentro de la F1. Nelson Soutomaior, su nombre real, nació en Río de Janeiro en 1952 y creció en un entorno privilegiado, ya que su padre, político, llegó a ser ministro. Sus primeros contactos con el deporte auguraban que el pequeño Nelson se dedicaría al tenis, ya que su padre había destacado en el mundo de la raqueta. Pero la influencia de Emerson Fittipaldi, la gran estrella del motor en su país, le llevó a interesarse por el automovilismo. Primero se adentró en las competiciones de karts, donde se inscribió con el apellido de soltera de su madre, Piquet. Y después, pese a los intentos de su padre para sacarle de ese mundo, escaló peldaños hasta proclamarse campeón nacional de Fórmula Vee en 1977. Entonces fue el mismísimo Fittipaldi quien le animó a que se trasladara a Europa para avanzar en su carrera.

Así lo hizo, y en 1978 ganó el campeonato británico de Fórmula 3000. Fue el inicio de su carrera en la F1. Ecclestone le fichó en 1979 en lugar de John Watson y en 1980 logró su primera victoria en el Mundial.

Al año siguiente, tras una intensa pelea con Carlos Reutemann, el brasileño se hacía con el título, el primero para Brabham. En 1982 le tocó de nuevo la cruz de la moneda, con un mundial de pobres resultados entre los que destacaron su descalificación en Jacarepagua y su incapacidad para clasificarse en Mónaco, pero volvió a resurgir en el 83. Además de conseguir su ansiada primera victoria en Río de Janeiro, Piquet logró otros dos triunfos para hacerse con su segundo título mundial por delante de Prost.

Tras dos temporadas para olvidar, en 1986 pasó a Williams, con quien logró su tercer título en 1987. Sería el último del brasileño, que después compitió para Lotus y Benetton, con quien fue tercero en 1990.

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