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Lewis Hamilton, en los entrenamientos.
Ferrari, un moscardón para Mercedes
GP de España

Ferrari, un moscardón para Mercedes

Hamilton y Rosberg dominan, pero Vettel y Räikkönen se cuelan entre ellos, mientras Alonso se acerca a los puntos, Sainz va de más a menos y Merhi se desquicia

David Sánchez de Castro

Viernes, 8 de mayo 2015, 03:59

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La primera jornada de entrenamientos libres del Gran Premio de España de Fórmula 1 dejó clara una cosa: nada ha cambiado en estas tres semanas sin carreras. Al menos en la parte de arriba, en la que Mercedes sigue siendo el gran rival a batir con permiso de Ferrari. Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen se barajaron con Lewis Hamilton y Nico Rosberg en los tiempos de los libres de este viernes, con lo que se confirma que van a mantenerse como las únicas alternativas posibles a las flechas plateadas.

La sesión de apertura de la acción en el Circuito de Barcelona-Catalunya tuvo como protagonista la falta de adherencia. Todos los pilotos se quejaron de que sufrían sendas pérdidas de control de sus monoplazas cada vez que querían arriesgar un poco en las trazadas, e incluso los primeros libres acabaron con un hecho muy poco frecuente: Fernando Alonso haciendo un trompo. El español dio un giro de 360º en la zona del estadio, enfilando ya los últimos metros para llegar a boxes.

Alonso fue protagonista en la jornada de este viernes también en la radio. El español, durante los segundos libres, se quejó de que volvían a fallar las baterías del motor eléctrico que tantos quebraderos de cabeza está dando a McLaren y a sus fans. En las vueltas que estaba dando en ese momento el asturiano, no estaban cargando, con lo que estaba notando una fuerte pérdida de potencia conforme avanzaban las vueltas. Preguntó a sus ingenieros, que le respondieron que no notaban nada raro. Alonso, en ese momento, sacó su vena entre irónica y sarcástica y le contestó a Mark Temple, su ingeniero: «Quizá tienes un virus en el ordenador». Al final de la sesión, Alonso acabó undécimo, pero la mejor noticia para McLaren es el séptimo crono final de Jenson Button. ¿Será el de España el Gran Premio en el que, por fin, la escuadra británica llegue a los puntos?

Quien probablemente sí alcance esa posición de honor, o al menos luchará por ello con garantías, es Carlos Sainz. El madrileño afronta este fin de semana con más ilusión si cabe que en otras carreras, y en pista lo ha dejado bien patente este viernes. El de Toro Rosso quedó quinto, por detrás de los Mercedes y los Ferrari, en los primeros libres, y aunque cayó a la novena, el rendimiento mostrado por los coches de Faenza ha quedado patente. Nuevamente su lucha será con su compañero Max Verstappen.

El otro español en liza, Roberto Merhi, volvió a quedar último. Will Stevens le está ganando de manera más que constante, y salvo que las conspiraciones que pululan más por el papel que por el paddock tengan razón, llevan el mismo coche. Un Manor que, a diferencia de lo que pregonan los miembros de prensa de la escudería, no ha traído a Barcelona ninguna pieza nueva. No son palabras propias, sino del mismo Merhi, que confesaba al bajarse del coche que sufre demasiado y que no va nada cómodo. Y mucho menos cuando sabe que su asiento pende de un hilo, y que no tiene garantizado más futuro que el que tiene este fin de semana en la Fórmula 1.

La jornada de este viernes tuvo dos grandes imágenes. Por un lado, la de Daniel Ricciardo enfadado en boxes porque no podía salir a rodar. Red Bull ha traído un nuevo morro, totalmente modificado con respecto al resto de la temporada, con el que pretenden dar caza a Ferrari y Mercedes. El problema es que dicho morro, más corto que el anterior, ha dado multitud de fallos en la unidad del australiano, que apenas pudo rodar en la primera jornada de trabajo en Montmeló. El enfado de Ricciardo es comprensible, máxime si ya va montando la cuarta unidad de potencia y, salvo que los equipos acuerden una apertura a una quinta, la próxima que coloque nueva le supondrá una penalización en posiciones.

La otra imagen fue más espectacular que grave. Romain Grosjean iba por la recta de atrás de Montmeló cuando el lateral de la tapa motor de su Lotus salió volando por los aires. Con la oportuna publicidad del estreno de Mad Max luciendo en su roto carenado, el francés tuvo que volver a boxes para que le colocaran la pieza nueva. Los mecánicos, ingenieros de formación y expertos en la más alta tecnología, utilizaron una solución muy al alcance de cualquier civil: pegamento y remaches. Y es que el problema del Lotus era más grave de lo que parecía: en el montaje del E23 de Grosjean pusieron mal un tornillo, se generó una bolsa de aire en el interior de la pieza y este acabó reventando.

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