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Pere Gratacó conversa con Emilio Butragueño.
El sacrificio de un inocente
Fútbol

El sacrificio de un inocente

La destitución de Gratacós confirma que Messi se ha convertido en un Dios intocable cuyos adoradores más estrictos son los propios directivos del Barça

Jon Agiriano

Sábado, 21 de enero 2017, 01:35

Puede que sea un tema menor al que no tiene sentido prestarle demasiada atención, pero reconozco que me tiene intrigado desde que el viernes de la semana pasada saltó a las primeras páginas, como se decía en los viejos tiempos. La noticia, que partió de un comunicado oficial del Fútbol Club Barcelona, se hizo pública poco antes de las seis de la tarde y decía así. «Pere Gratacós ha sido destituido como responsable de Relaciones Institucionales Deportivas del FC Barcelona con la Real Federación Española de Fútbol por haber expresado públicamente una opinión personal que no coincide con la de la Entidad, después del sorteo de los cuartos de final de la Copa del rey celebrado hoy en Madrid».

La sorpresa fue general. Era más fácil aceptar que Gratacós abandonaba el fútbol para dedicarse a hacer acrobacias con un tutú en el famoso puente de su pueblo (Besalú) que aceptar que había realizado unas declaraciones polémicas, alejadas de la línea oficial del club. De manera que nos faltó tiempo para comprobar qué había dicho el antiguo responsable de la cantera del Barça. Pues bien, fue lo siguiente. Preguntado por la eliminatoria de Copa ante el Athletic y por el papel de Messi, Gratacós aseguró que «si el Barça pasó fue también por todo el equipo. Leo sin Neymar, sin Suárez, sin Iniesta, sin Piqué, sin los demás jugadores, no sería tan buen jugador, pero es evidente que Messi es el mejor jugador».

La perplejidad fue general. ¿Cómo se podía destituir a alguien por decir algo así? Analizando la situación con frialdad sólo hay una respuesta. Y es que el poder de Messi en el Barça es tan grande que se ha convertido en una especie de Dios intocable al que sus primeros adoradores, los más estrictos y arrebatados, son los propios directivos del Barcelona. De manera que cualquier levísimo matiz que venga a cuestionar la naturaleza divina del astro de Rosario es vista como una blasfemia, y su autor sacrificado en el altar o enviado rápidamente a las mazmorras. Hay que remitirse a Mao, Stalin, Trujillo y gente así para encontrar una situación semejante. En el fútbol no se había visto nunca. En este sentido, siento verdadera curiosidad por ver cómo transcurren las negociaciones de Messi para renovar, una vez más, su contrato. Me encantaría estar en esa mesa, viendo sonreír a Bartomeu mientras estampa su firma junto a la rúbrica del Altísimo.

Javier Clemente salió en defensa de Pere Gratacós horas después de que se confirmara su destitución. Y no sólo eso. El técnico de Barakaldo pidió directamente a Leo Messi que intercediera por el exseleccionador catalán. Por una vez, debo reconocer que me pareció perfecta la reacción de Clemente. Y es que, tras lo sucedido, no se trataba de cargar las tintas sobre Albert Soler, director de Deportes Profesionales del FC Barcelona y autor material del despropósito. El que fuera secretario de Estado para el Deporte en el Gobierno de Zapatero, sencillamente, se había pasado de frenada en el intento de agradar a sus superiores. Había que interpelar directamente a la estrella argentina, azuzarle para que saliera en defensa de un hombre que había sido castigado injustamente por decir sobre él algo que era una verdad como un templo. Porque tan evidente es que Messi es el mejor, algo que Gratacós confirma en su declaración, como que sin sus grandes compañeros del Barça no sería tan bueno, algo que se viene comprobando desde el inicio de su carrera cada vez que juega con la selección argentina.

Que yo sepa Messi no ha dicho esta boca es mía. Y no puedo decir que me extrañe, la verdad. Este chico vive en su mundo. Es un placer verle jugar, pero como decía John Carlin la pena es que no se queda siempre ahí, en la tele, en los campos de fútbol. Fuera es mucho más sensato no esperar nada de él. En su artículo del pasado lunes en 'La Vanguardia', Sergi Pámies contaba una anécdota muy reveladora, sacada directamente de Leonardo Faccio, uno de los biógrafos del jugador argentino. Es la siguiente. Durante la grabación de un anuncio, mientras Messi esperaba en el vestuario el momento de ponerse frente a las cámaras, el director del spot le preguntó qué hacía él los días de partido antes de salir a la cancha. Supongo que quería matar el tiempo muerto del rodaje charlando un poco o quién sabe si encontrar alguna idea para su anuncio. La respuesta debió dejarle como a Cassius Clay el famoso gancho al hígado de Joe Frazier: «Como chicle». Pues eso.

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