Marcelino, otra vez en el centro del huracán
Después del volcánico pique con Klopp en Europa, el técnico asturiano ha vuelto a interpretar su papel favorito, el de 'villano' de todos, y se ha convertido en uno de los objetos de las iras en el drama del descenso
eneko pérez
Martes, 17 de mayo 2016, 01:56
Es inevitable, Marcelino García lo ha vuelto a hacer. El técnico asturiano, de sobra conocido por estos lares por el mal rollo que tiene con el Athletic, se ha convertido en una de las figuras indiscutibles del drama del descenso en la Liga española, donde es, a día de hoy, uno de los principales objetos de las iras de las aficiones del Getafe y el Rayo. Su 'villano' particular. Los dos conjuntos madrileños (sobre todo el Rayo, que ganó al Levante) miran con excesivo recelo el papel del Villarreal en la fiesta del Sporting, que en la última jornada liguera fue un auténtico vendaval para un 'Submarino Amarillo' demasiado blando, tranquilo, lleno de suplentes e inofensivo.
«Deseo de corazón que el Sporting se quede en 1ª. ¿Quieres que diga lo contrario? Pues lo siento, pero no lo vas a conseguir», fueron las palabras del entrenador de la escuadra castellonense en los días previos al partido, donde tres clubes con sus respectivas aficiones estaban al borde de un ataque de nervios. Después de estas desafortunadas declaraciones, el partido que iban a jugar Sporting y Villarreal ya desprendía un aroma un tanto peculiar. Arreglo le llaman unos, 'biscotto' otros. Sea como fuere, el cuadro gijonense ganó su particular batalla jugando bien a fútbol, pero la escena de un simpatizante del Sporting saludando efusivamente al segundo entrenador del Villarreal, justo en pleno éxtasis de El Molinón por el 2-0, ha dejado a todo el mundo del fútbol español con la mosca detrás de la oreja. No es para menos, la secuencia tiene su miga.
Juan Eduardo Esnáider, entrenador del Getafe, estaba contrariado y con un disgusto más que evidente al terminar el partido en el Benito Villamarín (2-1). «Estará contento», contestó a uno de los periodistas, que le habló sobre el gran deseo de Marcelino, que no era otro que el Sporting lograse conseguir la permanencia. El cuadro azulón, que ha hecho una segunda vuelta espantosa, no va a olvidar, por ejemplo, detalles como el del cambio de Baptistao por Bakambú, cuando el brasileño era el único hombre que metía el miedo en el cuerpo a La Mareona cada vez que agarraba el balón. Puede que a Marcelino no le hiciese mucha gracia su pasado rayista. Quién sabe. Tras el maremoto causado por sus frases en la semana del partido, el juego de su equipo, el largo descanso que tuvo la plantilla, los cambios en el once, el desafortunado tweet de su esposa y un sin fin de críticas hacia su persona, sus palabras han sido estas: «Me pasé de sincero, puede que no fuese listo diciendo todo eso. Por lo visto lo que dije fue inoportuno».
Broncas en Europa
Marcelino García Toral, ante todo, es un gran entrenador. El problema es que su carácter, demasiado caliente e impulsivo, le convierte en una persona adicta a la polémica y a los rifirrafes dentro y fuera del terreno de juego. El técnico asturiano se ha granjeado en los últimos años una fama de 'chico malo' por sus continuas broncas con miembros de banquillos rivales e, incluso, su propia afición. Hace unas semanas fue Jurgen Klopp, otro que no se muerde la lengua, el que se sumó al club de 'Los enemigos de Marcelino', después de la electrizante eliminatoria de Europa League que disputaron Liverpool y Villarreal.
A lo largo del partido de vuelta en Anfield Road el ex del Dortmund se las tuvo tiesas en varias ocasiones e incluso mandó callar al preparador del 'Submarino', en un contexto de alto voltaje que ya se vivió en el encuentro de de ida en El Madrigal. «Es un gran entrenador, pero mi opinión sobre lo otro -su actitud sobre el campo- me la callo. Nunca seré como él en las victorias. Es mejor que yo y más alto», dijo ante los medios Marcelino al ser preguntado, tras la derrota en suelo inglés, por el técnico 'red'. Después, a Jurgen Klopp se le interrogó por las palabras de este último y comentó lo siguiente: «No me gustaría ser como él ni un solo segundo de mi vida, pero considero que es un buen técnico».