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Mandaluniz despeja de puños en un partidos de Somozas.
«No le deseo a nadie encontrarse sin ofertas como me pasó a mí»
Fútbol

«No le deseo a nadie encontrarse sin ofertas como me pasó a mí»

El portero Javier Mandaluniz, de Maruri-Jatabe, brilla en el Somozas gallego tras su paso por Bilbao Athletic, Sanse, Logroñés y Torrelavega

Javier Ortiz de Lazcano

Martes, 15 de marzo 2016, 01:15

Javier Mandaluniz (Maruri-Jatabe, 29 años) vive en El Ferrol, a 25 minutos en automóvil de Somozas. Por las mañanas entrena con el equipo coruñés de Segunda B y por las tardes trabaja en una empresa de construcción y eólica. «No le deseo a nadie encontrarse sin ofertas como me pasó a mí», dice. «Empiezo a jugar a fútbol sala en la ikastola Larramendi y con diez años llego a Lezama».

¿Cómo recuerda su paso por Lezama?

Con muy buenos recuerdos. Fueron doce años allí y me formaron no sólo como jugador, sino también como persona.

Llegó al Bilbao Athletic (2006-09). ¿Da mucha rabia quedarse a las puertas?

Es que el embudo es muy estrecho y no hay sitio para todos. Depende de las circunstancias, del momento... No pudo llegar esa oportunidad, pero pasé allí media vida, así que los recuerdos sólo pueden ser buenos.

¿Cómo le fue su cesión al Lleida en 2007?

Fue el verano que entró Caparrós. Fui con 20 años. Fue una experiencia dura.

¿Por qué?

Parecía que sería buena para mí y al final no jugué. Con los años me he dado cuenta de que convivir con gente que había jugado en Primera y más experimentada me fue bien. Aquellos seis meses fueron un máster de lo que es fútbol.

¿El peor momento fue esa roja en 2009 en Pontevedra y sus consecuencias? Fue un incidente con Charles, hoy en el Málaga. ¿Qué pasó?

Íbamos ganando 0-1. En una salida me llevo a Charles por delante, me provocó, le entré, no le hice nada, pero fue listo y se fue al suelo. El línea cayó en la trampa y, como el balón estaba en juego, pitaron penalti y expulsión. Perdimos 3-1.

Y Kike Liñero, su entrenador, le atizó. Dijo en la rueda de prensa: «tenemos claro que en el partido ha habido un claro culpable» y perdió la titularidad ante Herrerín.

Pasó y ya está. Fue una enseñanza más y quiero pasar página porque es algo incómodo y me lo guardo para mí.

Sale del Athletic al final de esa campaña y se va a la Real Sociedad B. ¿Por qué?

Acabé contrato y de las ofertas que tuve la mejor era la de la Real. Es un club vasco al que le tenía simpatía de pequeño.

¿Qué diferencia hay entre la cantera del Athletic y la Real?

No hay muchas. En el Athletic quizá hay más gente trabajando, la de la Real es más familiar. Por lo demás hay muchas similitudes en ambas canteras. En los dos sitios la metodología es bastante similar.

Y abandona la Real en 2012.

Cuando me desvinculo de la Real me quise ir al extranjero. Esperé a una oferta que no llegó y dije que no a las que me vinieron de Segunda B. Y me encontré seis meses sin equipo. Estuve entrenando primero con el equipo de la AFE y luego con el Eibar el primer año de Gaizka Garitano, cuando subieron a Segunda A y eliminaron al Athletic en Copa.

¿Hubo opciones de quedarse allí?

No. Empecé a entrenar con ellos porque estudiaba Administración y dirección de empresas en Donostia. Estuve tres meses y medio hasta que salió el Logroñés.

¿Qué tal por La Rioja?

Firmé en enero. Quedaban pocos partidos. Me tocó esperar para entrar, pero a partir del sexto lo jugué todo. Participé en pocos partidos como para llamar la atención de otro club y me quedé un año más. Fue una pena porque bajamos de Segunda B en una campaña en la que acabamos la primera vuelta octavos y no estuvimos en descenso hasta la última jornada. Fue un palo grande.

Y, de nuevo sin equipo.

Ése sí que fue un golpe grande. Peor que la primera vez, porque en la anterior ocasión al menos hubo ofertas, pero esta vez no había nada. Te das cuenta de lo importante que es hacer un buen año en lo personal, pero también en lo colectivo.

¿Y cómo se vive ese momento de no tener ofertas?

Es muy duro. No se lo deseo a nadie. Hay cosas peores en el fútbol, como una grave lesión, pero estar sin ofertas es muy duro mentalmente porque hay mucho esfuerzo por atrás, muchísima ilusión y pasión y ves que las cosas no salen pese a que te quedan los mejores años de la carrera. En lugar de ir hacia adelante, te paras y corres el peligro de que se acabe. Luego uno escucha muchas cosas, muchos comentarios... Es duro sobre todo por la familia. Tus sufrimientos lo llevas tú, pero el de tus padres es complicado.

Menos mal que aparece el Leioa para que entrene allí.

David Movilla (entrenador entonces del Leioa, hoy en el Barakaldo) se portó muy bien conmigo. Entendió la situación y me ayudó. Entrené cuatro meses con ellos.

Y se va a Torrelavega.

El Somozas se interesó, pero se decantó por otro portero. El último día del mercado me llamaron de la Gimnástica y era eso o quedarme un año entero sin jugar y el serio riesgo de que se acabara el fútbol. Firmé aunque fuera en Tercera. Hubo gente que se portó muy bien. Me gustaría que citara a Laureano Etxebarria (ahora entrenador de porteros del Portugalete). Al margen de ser un gran preparador de guardametas, hay pocas personas como él.

¿Cómo surge la segunda opción del Somozas?

El portero que firmaron lo hizo muy bien y se fue al Alcoyano. Creía que no se iban a acordar, pero lo hicieron. Se lo agradezco porque desde que dejé la Real pasé tres años horrorosos. Estoy contento. He jugado todos los partidos menos dos (uno por lesión y otro por expulsión). Estábamos llamados a pelear por no bajar y estamos prácticamente a una victoria de salvarnos. Es un equipo que debería ser espejo para muchos.

¿Vive del fútbol?

Trabajo en una empresa de Ferrol que se dedica a la construcción y a la energía eólica. Por las mañanas entreno y por las tardes voy a la empresa. Me tengo que plantear una vida después del fútbol porque se acaba a todos y cuando ese momento llega eres muy joven.

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