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Javier Ortiz de Lazcano
Miércoles, 16 de diciembre 2015, 01:12
«Por fin hemos conseguido un título». Ander Murillo (San Sebastián, 32 años) no se refiere desde Larnaca a los éxitos del AEK, el equipo chipriota en el que juega. Habla de la Supercopa del Athletic, que celebra como suya. Al fin y al cabo llegó al club rojiblanco en 1999, debutó en la primera plantilla en 2001 (1-2 en el campo del Barcelona) y jugó 157 partidos en ocho temporadas hasta su salida en 2009. Desde 2011 milita en el actual líder de la liga de la isla mediterránea, aunque una grave lesión de rodilla le ha impedido jugar desde el último partido del pasado campeonato.
Murillo apareció en Lezama en 1999 junto a Iraola. Procedían del Antiguoko donostiarra, convenido entonces del Athletic. «El cambio de vida es radical porque me fui a vivir a la residencia. Esos años son uno de los momentos más bonitos de mi carrera. La gente que conoces en esa residencia te la llevas para toda la vida», apunta.
Su ascenso es meteórico. Sin pasar por el Basconia y con apenas media docena de partidos en el Bilbao Athletic, Jupp Heynckes le hace debutar. «Salí porque expulsaron a Lacruz por un problema con Rivaldo. Ganamos 1-2. El Athletic no ha vuelto a ganar allí». Con perspectiva, cree que aquel momento le llegó demasiado pronto, aunque es evidente que él estaba encantado con el reto. «Quemo etapas demasiado rápido y a la larga quizá me haya pasado factura, pero en ese momento yo me encontraba bien y dispuesto a todo. Sólo jugué 14 partidos en el Bilbao Athletic, pero únicamente alrededor de media docena seguidos, el resto son días que no voy convocado con el primer equipo o hay parón de Liga».
Su etapa en el primer equipo dejó para el recuerdo la frase «jugarán Murillo y diez más» con la que Heycnkes salió en noviembre de 2002 a defenderle de las críticas recibidas tras un mal partido en el Calderón. «Quiso sacar la cara por mí porque somos un club de cantera y para la gente que viene de abajo no es fácil tirar del carro. Quiso ayudarme y protegerme», recuerda.
Su campaña con más partidos de Liga fue la 2006-2007 en la que jugó 34 partidos y que anotó ante el Deportivo en San Mamés su único gol como rojiblanco. Aquella campaña pasó a la historia porque el equipo se salvó del descenso en la última jornada al ganar por 2-0 al Levante. «Ese año y el anterior fueron muy complicados. El primero no fue tan malo, aunque le vimos las orejas al lobo con Clemente. Nos salvamos el día del Zaragoza con el gol de Yeste a pase de Llorente. El segundo año hay muchos problemas, echan a Clemente en pretemporada y al poco de empezar la Liga a Sarriugarte, se lesiona Orbaiz, llega la sanción de Gurpegui Iraola y yo acabamos jugando en el medio campo, con Javi Martínez, que acababa de llegar, por la derecha. Imagínate el mérito que tuvimos en salvar la categoría porque el equipo tenía muchas dificultades para competir. Nos salvamos justo justo, pero no había mucho más».
Tiene perfectamente claro todo lo que sucedió aquel decisivo partido en San Mamés contra el Levante. «Cuando llegué al campo, y esto no se lo he contado a casi nadie, lo primero que hice fue entrar al baño y estuve un rato jodido, llorando. Era mucha la tensión porque la responsabilidad era enorme. Yo me responsabilizaba mucho. Ganamos, pero fue un partido muy difícil de jugar. Además, la gente estaba volcada, no podías fallar. Al acabar el partido estuve dos horas metido en el coche con la música a tope, parado y sin moverme. Fue un día muy duro, antes por la responsabilidad y después porque te quedas vacío».
En el verano de 2007 llega Joaquín Caparrós y desaparece del equipo. Elegante, dice que entendió perfectamente la situación. «Se fichó a Aitor Ocio y Amorebieta fue colocado como central. Es normal lo que pasó. Decisiones del entrenador, y punto. La gente que había jugado los años anteriores lo hizo menos, y es lógico que sea así. Nos sucedió a varios, menos a los importantes como Llorente, Martínez, Yeste...».
Con 9 partidos en dos temporadas, se va cedido al Salamanca en 2009-10. Guarda un grato recuerdo de su experiencia en el club, entonces en Segunda A. Una campaña después, ya desligado del Athletic va al Celta, en la misma categoría y dirigido por Paco Herrera. «Me dicen el club y el entrenador que cuentan conmigo para continuar, pero al día siguiente del último partido (un encuentro de promoción perdido ante el Granada), Paco Herrera me dice que no cuenta conmigo».
Está sin equipo. «En el trayecto Vigo-San Sebastián me llama Ibon Begoña. Me dice que le ha telefoneado Jordi Cruyff, con el que coincidió en el Ibiza. Me cuenta que Jordi está en un club de Chipre de director deportivo y que quiere hablar conmigo. Me sonaba muy lejano. Le contesté que me llame, pero yo esperaba que salieran otras cosas. Me llama una vez durante varias semanas y me hace una buena oferta económica. Ahora es normal que la gente salga fuera, pero hace cinco años sonaba a chino. Insistió en varias ocasiones y me contaba buenas cosas. Dudaba. Tenía una hija, mi mujer estaba embarazada de la segunda. Me dijo, vente con tu mujer, lo ves y juzgas. Fui un fin de semana y me encantó. Llegué el viernes y el domingo le dije a mi mujer lo tengo decidido, me quedo. Así hasta hoy, han pesado cinco temporadas y estoy encantado».
Jordi Cruyff se fue al siguiente año al Maccabi Tel Aviv, en el que sigue como director deportivo. Murillo se quedó, aunque sufrió la peor cara del fútbol. «El nuevo entrenador me hizo capitán, pero empezamos a tener problemas económicos. La tercera temporada aquí es colvulsa, con medio año sin cobrar».
En 2014-15 la cosa cambia. Aparece un potentado, Antreas Karapatakis, «paga la deuda, organiza el club y la cosa empieza a funcionar. La pasada campaña con una plantilla nueva empezamos a ganar, quedamos segundos en Liga y caemos en previa de Liga Europa ante Girondins».
Hoy son líderes, aunque la dicha de Murillo no es total. En el último partido sufrió una grave lesión de rodilla y hasta enero no reaparecerá. Hay catorce españoles en el equipo. Además de Murillo, los jugadores Albert Serrán, David Catalá, Jorge Larena, Juanma Ortiz, Joan Tomàs, Tete, Mikel Saizar, Toño y José Kanté, un cuadro técnico del mismo origen Thomas Christiansen (entrenador), Julio Bañuelos (segundo), Iván Torres (preparador físico) y Xavi Roca (director deportivo). «Estamos muchos. Por eso estamos tan arriba, je, je», bromea.
Estos reportajes quieren contar las peripecias de vizcaínos o jugadores con fuerte vinculación con el fútbol de este territorio que están lejos de Euskadi como jugadores o técnicos de equipos. Si conoce a alguien susceptible de salir en esta sección pongase en contacto con jortizdelazcano@elcorreo.com.
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