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López Garai (a la izquierda), con el 14, intenta controlar ante un rival del Anorthosis.
«Mi espina es no haber jugado en el nuevo San Mamés»
Fútbol

«Mi espina es no haber jugado en el nuevo San Mamés»

El basauritarra Aritz López Garai, tras una dilatada trayectoria por numerosos equipos españoles, apura sus últimos años en el Doxa Katokopias chipriota

Javier Ortiz de Lazcano

Miércoles, 2 de diciembre 2015, 01:08

Aritz López Garai (Basauri, 35 años) dirá muy probablemente adiós al fútbol en Chipre, a donde llegó el pasado verano para jugar con el Doxa Katokopias, con el que firmó por dos campañas. O su modesto equipo se clasifica para la competición europea, algo casi descartado esta campaña, o dirá adiós al balón con una pena. «Mi única espina es no haber jugado en el nuevo San Mamés». Lo hizo en el viejo como integrante de la selección de Bizkaia en el último partido del mítico estadio. Del nuevo sólo pisó la banda la pasada campaña cuando llegó a Bilbao con el Córdoba, que ganó 0-1. «Calenté hasta el último minuto, pero no salí», lamenta desde Nicosia, en donde vive junto a su mujer y su hijo de 14 meses.

Formado en la cantera del Athletic, la carrera como rojiblanco de este medio centro finalizó cuando en 2001 hizo la pretemporada en el Bilbao Athletic con Carlos Terrazas, pero acabó cedido en el Gernika de Alfonso Barasoain. De allí al Conquense, con otro técnico vizcaíno, Miguel Zurro. Después de tres años muy buenos con play-off de ascenso perdido ante el Castilla y tras coincidir en el último con Mikel Rico, salta al Salamanca, recién descendido de Segunda A. Suben y pone rumbo a Castellón.

Es el verano de 2007. El Athletic acaba de sufrir las de Caín durante dos campañas para salvarse. Su rendimiento en El Helmántico hace que aparezca en las quinielas de futuribles. Por eso cuando firma por el Castellón lo hace mirando por el rabillo del ojo a Bilbao. «Estuvo Mané de entrenador y había tenido un montón de problemas en el medio centro, la lesión de Orbaiz, la sanción de dopaje de Gurpegui. El Athletic no tenía muchas opciones en el centro del campo. Acabaron jugando Murillo e Iraola con Mané. En diciembre cuando estaba en el Salamanca sonó mi nombre y firmé con el Castellón con una cláusula proAthletic, que si me iba casi a coste cero. Por desgracia no se ejecutó. Ganó Macua las elecciones, el Athletic firmó a Iñaki Muñoz y no hubo opciones».

De ahí salta al Celta, con Eusebio de entrenador, y después al Córdoba, con Paco Jémez. Disputa en cuatro años dos promociones de ascenso a Primera, pero en ambas queda a las puertas. En 2013 pone rumbo a Gijón. Es un fichaje de José Ramón Sandoval y lo juega todo al inicio hasta que tiene una discusión con el técnico. «Firmé dos años. Empiezo titular, pero tengo un problema con Sandoval. Después de un partido me pide unas explicaciones sobre lo sucedido en el mismo, le comentó mis sensaciones, se lo toma como algo personal y decide dejar de contar conmigo. Desde ese momento desaparecí y no iba casi ni convocado», recuerda.

Se plantea irse en enero. Tiene ofertas del Alavés, de Grecia y dos de Chipre, pero decide quedarse. En marzo, ante lo irreversible de su situación con Sandoval, regresa a Córdoba para cubrir una lesión de larga duración. Y por fin plasma el sueño de subir a Primera. Lo logra en la promoción ante el Las Palmas, que queda para la posteridad por la invasión de campo y el gol andaluz en los últimos instantes. Rescinde el año que le queda con el Sporting y salta a la máxima categoría con los andaluces.

La temporada es un desastre para el club de la ciudad de los califas. «Las cosas fueron muy difíciles. Un equipo con muchos cambios, con gente de muchos países, un grupo sin hacer. Fue una experiencia mala, aunque por fin pude debutar en Primera. En diciembre hubo una criba. Me ofrecen irme, pero no encontraba nada que me sedujera y rompen el contrato».

Encuentra una salida en Bucarest, firma los últimos meses de la 2014-15 con el Rapid, un histórico en horas bajas y que se jugaba el descenso. «El reto era salvar la categoría y firmó cinco meses con la condición de que sigo un año si nos salvamos. Por desgracia no fue así, aunque la experiencia fue sensacional tanto en lo humano como en lo deportivo, con derbis contra Steaua y Dinamo».

De regreso a casa, aparece la opción chipriota. «Viendo como estaba el mercado y que estaba a punto de cumplir los 35, me animo». Firma por el Doxa Katokopias, equipo originario de un distrito de Nicosia que quedó en la zona turca tras la división de la isla en 1974. «Los aficionados se quedaron allí. Las fronteras se pueden cruzar y nosotros los extranjeros lo hacemos sin problemas porque la zona turca es muy bonita».

Con apenas 14 equipos en Primera, sólo hay ambiente en los partidos de los grandes, Apoel Nicosia y Omonia. «Ellos meten 15.000-20.000 espectadores. Los demás jugamos ante 1.000 o 2.000 personas salvo cuando viene un grande con su afición. Por supuesto que el fútbol de aquí no tiene nada que ver con España. El nivel es más bajo y se juega más lento aunque un equipo como el Apoel en España andaría en Primera luchando por no bajar».

Sólo siente nostalgia de los tiempos en los que la exigencia competitiva era máxima. «Estamos muy bien. No son vacaciones, pero casi. El clima es muy bueno, es una isla y la vida es tranquila. En nuestro caso, presión cero en el equipo, aunque pierdes el encanto de jugar en la Segunda española. El problema que le encuentro a esta experiencia es que llega el domingo, juegas con un equipo de los de abajo y sólo hay 1.000 personas en el campo. En el aspecto personal no me quejo, que he sido siempre titular».

En Chipre, una vez acabada la Liga, los siete primeros luchan por el título y los siete últimos por no bajar. Valen los puntos. El Doxa Katokopias perdió 1-2 la última jornada ante el Nea Salamis y lucha por la séptima plaza. «El objetivo es no pasar problemas».

Ha obtenido el nivel 3 de entrenador y no sabe lo que deparará el futuro. «Veré lo que hago cuando concluya el contrato en 2017». Su idea es dejar su sello en los banquillos más adelante. «Tengo esa espinita clavada». Quiere sacársela. Ya que no pudo jugar como futbolista, a ver si puede estar un día en el nuevo San Mamés como técnico.

PD: Estos reportajes quieren contar las peripecias de vizcaínos que están lejos de Euskadi como jugadores o técnicos de equipos. Si conoce a alguien susceptible de salir en esta sección pongase en contacto con jortizdelazcano@elcorreo.com.

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