

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Javier Ortiz de Lazcano
Martes, 10 de noviembre 2015, 02:43
«La línea que tenía marcada en mi vida era vender seguros». Kepa Blanco (Santurtzi, 38 años) es licenciado en Empresariales y tan amante del ... fútbol que ha dejado de lado un porvenir cómodo en una correduría de su ciudad natal para irse a Catar a trabajar con los niños del Al Khor, ciudad costera de 190.000 habitantes en el norte del país del Golfo Pérsico, la tercera en población.
Jugó hasta los 16 años en la Peña Hermanos Salinas, que luego se convirtió en Peña Athletic, y en el Santurtzi. Durante mucho tiempo, compaginó sus diversos trabajos con el fútbol amateur. «El que más tiempo me ocupó fue en la oficina de Santurtzi de Seguros Bilbao». Estuvo en el San Pedro, Santutxu, Sestao y Abanto, el único de todos ellos en categoría senior.
Entró en Lezama en 2003 para trabajar en el Plan Dena, pero en cuanto desapareció pasó a ser parte del proyecto externo. Tras cinco años en la factoría rojiblanca, la abandonó con la llegada de Luis Solar. Firmó como responsable de la Marka Getxo, un proyecto de cantera que aglutina a Getxo, Bizkerre, Galea, Iturgitxi y Neguri. A los cuatro años, se decide un cambió de orientación y sale.
Junio de 2012. Blanco no tiene ningún club. «Pienso en dedicarme a los seguros porque iba a ser mi futuro y además mi mujer estaba embarazada», evoca. Y de repente, a través de su amigo, Andoni Bombín, que trabaja en el Athletic, se entera de que el Al-Khor Sports Club busca entrenadores europeos. Los españoles son muy bien valorados en mitad de la exitosa era de La Roja. Es un club con 140 jugadores en su cantera, que juega en Primera de Catar y que ha ganado una Copa de la Liga y una Copa.
Del verde de Santurtzi al marrón de Catar
En octubre le contestan afirmativamente y le piden incorporación inmediata. Aterriza en el Golfo Pérsico en noviembre de hace cuatro años. Al principio llegó sólo. Un año más tarde se incorporaron su mujer y su hijo de pocos meses.
«No soy muy exigente y me adapto, pero pasar del verde de Santurtzi al marrón de aquí llama la atención. Como somos mano de obra cualificada europea el trato es bueno, cordial y amable. Se desviven porque estés a gusto», resume.
Catar es sede del Mundial'2022 y quiere hacerlo con las máximas garantías posibles. Fomenta la contratación de técnicos europeos y ha formado una gran selección sub'19, que será la base del equipo que juegue el torneo y que el pasado año ganó la Copa Asia de la categoría. «Es un país relativamente nuevo en el fútbol, pero tienen a su favor que sienten una pasión muy grande y que no escatiman en medios. Trabajé con un equipo sub17 y otro sub15, con el que ganamos el torneo clausura. Ahora llevo a los sub14. Sólo para mi equipo tengo un preparador físico español (Gonzalo Rodríguez, preparador fìsico de la selección de Irak absoluta) y un utillero. Además, con el sub15 comparto fisioterapeuta y médico».
Al principio sufrí. «Me costó al inicio porque me pagaban un dinero bueno y me sentía obligado a demostrar. Eso me hizo pasar unos meses mal. Venía de un pasado en el que la exigencia en el trabajo es máxima como en el Athletic y aquí no era tan alta entre los jugadores. El club me fue tranquilizando, me decía que lo hacía bien. Al final yo me he adaptado al fútbol de aquí y ellos a mí. Estoy bien y los dirigentes del club me trasmiten que están muy a gusto y me siento muy valorado. De hecho, quieren que siga».
Como sucede en muchos paises del Golfo, no basta con nacer allí para ser catarí. La nacionalidad sólo se da a quienes tienen antepasados del país. Esto genera que de los dos millones de habitantes, apenas un 20% sean catarís. En los clubes de cantera, la Federación impone 20 fichas para los que tengan la nacionalidad y apenas cinco para los chicos que habiendo nacido en Catar no tengan derecho a su pasaporte. «De los veinte catarís que tienes, muchos no tienen pasión real por el fútbol. Los mejores suelen ser lo no cataris, a los que le cuesta más abrirse paso. Otro problema es que no hay estímulos ni económicos ni de jugar en un club de referencia como Athletic. Supone un problema a la hora de sacar jugadores de cara a la selección. Las familias catarís tienen el fútbol como un hobby. Lo primero son los estudios y al que vale les mandan a universidades extranjeras para que se prepare para tener puestos importantes en las empresas. Los padres no quieren que se dediquen a esto porque son la élite del país».
Kepa Blanco no se ve pronto de regreso. «Me gustaría volver a entrenar cerca de casa, pero es casi imposible que alguien en el mundo te pueda ofrecer las condiciones de trabajo y el salario que tengo aquí. Mi idea es meterme en el grupo de trabajo de un primer equipo en Catar. Pero, bueno, que donde estoy, estoy fenomenal», se despide.
Estos reportajes quieren contar las peripecias de vizcaínos que están lejos de Euskadi como jugadores o técnicos de equipos. Si conoce a alguien susceptible de salir en esta sección pongase en contacto con jortizdelazcano@elcorreo.com
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.