Helena Molina | Educadora social y primera denunciante del campamento

«Si hubiesen hecho caso a mis denuncias se habría evitado sufrimiento a muchas familias por Bernedo»

La trabajadora que destapó lo que ocurría en el udaleku lamenta que no diesen importancia al testimonio de los menores

Sábado, 25 de octubre 2025, 00:50

Helena Molina fue la educadora social que presentó la primera denuncia contra el campamento de Bernedo. Esta mujer llevaba desde 2008 trabajando con menores tutelados ... de Gipuzkoa cuando en 2022 empezó a recibir testimonios que le pusieron los pelos de punta. Lamenta que nadie investigase lo que denunciaba desde hace tres años. Tiene claro que, de haberlo hecho, se habría evitado mucho sufrimiento a muchas familias. De momento, la Ertzaintza ya maneja una veintena de denuncias. Molina rompe su silencio en esta entrevista con EL CORREO porque entiende que contar lo ocurrido es una «obligación moral».

Publicidad

–¿Cómo empezó todo?

– La primera vez fue en el verano de 2022. Yo era la educadora referente de una niña de 12 años que acababa de volver de Bernedo. Me contó algunas cosas que ya entonces me parecieron muy graves: un juego en el que tenían que chupar el dedo a un monitor para conseguir la merienda. También contó que los adultos andaban desnudos por el campamento y que cuando a un monitor le confesó que le gustaba un niño le dijeron que era mucho mejor que se fijase en las niñas.

–¿Qué hizo usted?

– Lo comuniqué internamente y pedí que se diese traslado a Diputación. La realidad es que no le dieron importancia y no se hizo nada.

– En 2024 otro menor le habló de Bernedo.

– Esta vez fue un niño. Nos contaba un poco lo mismo de los desnudos, las duchas mixtas... Pero también añadió que jugaban a buscar una bandera española y quemarla y a juegos en los que los policías eran los malos y los manifestantes los buenos. Volví a comunicarlo internamente. Esta vez estaba presente una técnico de la Diputación de Gipuzkoa. Se produjo revuelo porque otra educadora había escuchado cosas parecidas. Pero seguían quitándole importancia. El comentario que se escuchó para zanjar la discusión fue: «bueno, se lo han pasado muy bien en el campamento nudista».

– ¿Por qué decidió denunciar ante la Ertzaintza?

– Sentía que debía hacerlo. Igual que si una niña vuelve de una visita a sus familiares y me relata que ha sufrido algo parecido. Fue a finales del verano de 2024. El niño contó a los ertzainas muchas más cosas que yo no sabía: que si cocinaban desnudos, que fumaban porros... Yo pensaba que se iba a investigar porque estábamos hablando de maltrato y corrupción de menores.

Publicidad

– ¿Cuándo volvió a tener noticias de la administración pública?

– En enero de 2025. Fue una llamada con unos ertzainas. Les volví a contar lo mismo. No he vuelto a tener noticias de la Policía ni me han llamado a declarar en los juzgados. Lo triste es que si nos hubiesen hecho caso –también a los niños– y hubiesen investigado este año no se habría evitado mucho sufrimiento a muchos niños y a sus familias.

– ¿Por qué ha decidido dar la cara en esta entrevista?

– Al principio tenía recelos. Tenía miedo de las posibles repercusiones si hablaba. Pero me he dado cuenta de que defender a los niños era una obligación moral. No tengo que ocultarme si he hecho lo que tenía que hacer. Por una décima parte de lo que ha pasado en Bernedo un educador social es expedientado y no vuelve a trabajar. Pero es que, además, en este caso, he escuchado argumentos y posiciones defendiendo lo que ha sucedido en Bernedo que me preocupan mucho. No podía quedarme callada.

Publicidad

– ¿A qué se refiere?

– Aquí se han tratado de justificar las agresiones a unos niños dando la vuelta a lo ocurrido, presentado a los agresores como víctimas. Determinados colectivos han tratado de presentar lo ocurrido como si fuese un caso de transfobia, como un ataque a la ideología 'queer'. Se ha atacado a las familias de las víctimas y a las feministas que han alzado la voz. Yo me hago una pregunta: ¿Qué pensaría toda esta gente si algo similar hubiese pasado en un colegio de curas? ¿Qué pensarían si unos religiosos obligasen a menores a ducharse desnudos o a chuparles el dedo del pie? Está claro que en ese caso nadie dudaría de lo grave que ha sido todo esto.

– ¿Qué es lo que más le duele?

– Los niños deben quedar fuera de las disputas políticas, sexuales e ideológicas. Es algo que como sociedad debería espantarnos a todos porque además no sabemos cómo puede afectarles en su crecimiento y en sus relaciones futuras. Es que estamos hablando de niños que han sido víctimas de delitos y hay gente a la que eso no importa.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad