Declaran culpable de asesinato con alevosía al hombre que mató a su tío en Amorebieta

Según ha explicado el portavoz del tribunal popular, que ha leído el veredicto pasadas las dos y cuarto de la tarde de este martes, han basado su decisión en varios «elementos de convicción». El primero que han mencionado ha sido el testimonio de tres vecinos. Un matrimonio al que Joseba «adelantó» lo que iba a ocurrir. Les advirtió de que su tío estaba enfermo, podía sufrir un accidente con una rotavator y que le podían echar la culpa a él. Y un tercero, que compartía huerta con el sexagenario, al que el acusado echó del terreno dándole un ultimátum de un mes. El jurado cree que pretendía quedarse «solo» con su tío para ejecutar su plan homicida y quedarse con la herencia.

También han motivado su decisión en base a la declaración autoinculpatoria del acusado. «Le golpeé sin querer y pasó lo que no tenía que pasar», asumió por primera vez en la causa al comienzo del juicio en la Audiencia provincial. Previamente, tío y sobrino habían mantenido una «fuerte discusión porque le había pedido dinero para pagar la hipoteca, que se me acumulaba», dijo. Y admitió haberse hecho él mismo la llamada desde el móvil de su tío como coartada.

Los jurados están convencidos de que «mintió» cuando declaró en la vista que había auxiliado a su tío herido, ya que el primer ertzaina en llegar a la huerta le encontró bocabajo y le colocó en posición lateral de seguridad. Los forenses explicaron que las 18 heridas que presentaba el cuerpo eran «golpes repetitivos con un objeto contundente» y no producto de un accidente con la rotavator, como dijo Joseba al principio a la Ertzaintza. «Fue un ataque premeditado y sorpresivo», concluye el jurado.

Además, en la inspección ocular realizada por la Policía en la huerta, los agentes localizaron el hacha homicida con una mancha de sangre de la víctima en un cobertizo y restos de sangre en la tierra. La cámara de seguridad de una empresa de la zona grabó cómo pasaba el 'Opel Vivaro' gris de Joseba aquel 20 de mayo de 2020, a las 15.05 horas, en dirección hacia la huerta y luego, de regreso, a las 15.17 horas.

Durante el juicio, Fiscalía, acusación particular y defensa llegaron a un acuerdo de conformidad para solicitar una misma petición de pena de 18 años de prisión para el acusado por un delito de asesinato con alevosía. No obstante, el tribunal popular tenía la última palabra. Tras la lectura del veredicto, la fiscal y el abogado de la familia han rebajado sus solicitudes de 20 y 22 años a 18 y la indemnización a 20.000 euros, mientras que la defensa se ha adherido a las acusaciones, «sin perjuicio de una mejor valoración por parte de su señoría».

A partir de ahora, el magistrado-presidente, Juan Mateo Ayala, puede fijar una pena en la sentencia según la horquilla que el Código Penal prevé para el asesinato, a partir de 15 años, pero en este caso con un tope de 18. Los jurados se han mostrado contrarios a que el reo pueda disfrutar de una suspensión de pena o acceder al indulto.