«Decenas de personas viven en el asentamiento hace años y les da igual»
Los vecinos se han quejado varias veces al Ayuntamiento por la inseguridad que percibe en la zona
Hace más de diez años que la actividad de Sefanitro en Lutxana cesó, dejando baldía una gigantesca parcela en la que ahora crece la vegetación. ... Las instalaciones fueron después demolidas y el recinto, vallado a la espera de que se inicie la construcción de más de 1.300 pisos. En marzo, los promotores y el Ayuntamiento reactivaron los permisos ambientales para levantar 23 edificios.
Aun así, decenas de personas que salieron de su país buscando una vida mejor pero que no hallaron trabajo ni vivienda residen en asentamientos de chabolas y de tiendas de campaña en estos terrenos desde la pandemia. Los vecinos denunciaron la exclusión de estas personas y las condiciones en las que sobreviven ante el Ayuntamiento en reiteradas ocasiones sin éxito. «Viven allí desde hace cinco años, pero les da igual», resumen indignados.
Los residentes en Euskaldun Berria Plaza, que recordaron el 24 de abril al Consistorio la problemática de la insalubridad en la zona y la presencia de menores en el asentamiento de la que ya alertaron en noviembre, se quejan de que solo han recibido distintos números de referencia administrativos como respuesta a sus quejas. Pedían una solución para todas estas personas, que residen sin agua y sin luz, por lo que acuden a asearse a la fuente que hay en la plaza y llenan garrafas de más de 20 litros para portarlas al campamento. Dentro de la valla, hay al menos tres «barrios» de tiendas y chabolas. De hecho, rompieron la verja por donde ahora se introducen algunos coches para aparcar y donde se produjo el homicidio. Además de otros problemas de convivencia, los vecinos denuncian también que se ha disparado la delincuencia en la zona.
Oleada de robos
En los últimos cinco años aseguran haber sufrido «al menos 30 robos en los camarotes. Y cada vez que vienen se meten en una veintena, siempre en los que carecen de cerrojo extra». En uno de los casos obtuvieron un gran botín, porque un vecino había acumulado todas sus herramientas de trabajo en este habitáculo. También son frecuentes los robos en vehículos. «Nos los destrozan para llevarse cosas de poco valor. La última vez me han robado una aleta que cuesta 50 euros, 20 de segunda mano», ejemplificaba Rubén. «La gente está todo el día dando partes al seguro y luego no les cubre», se quejaba.
«Es muy fuerte que estemos recordando al Ayuntamiento por activa y por pasiva que estamos preocupados para que de golpe nos despertemos con un crimen y que encima lo hayamos tenido que presenciar», relataba ayer Aarón, presidente de la cooperativa que impulsó uno de los edificios de la plaza. Los vecinos piden que se le ponga remedio al asunto y que se instalen cámaras de seguridad como en otros puntos de Barakaldo, lo que tendría «un efecto disuasorio».
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