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Lhoussein, con Mouad y Khalid a su derecha. Mireya López

«En cuanto cumplí los 18, me pusieron en la calle»

Tres jóvenes relatan el complicado periplo a la integración en las IX Jornadas sobre Inmigración que organiza el Gobierno vasco para abordar el fenómeno de los 'menas' y de los 'jenas' en Bilbao

Jueves, 3 de octubre 2019, 21:01

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Llegó a España escondido en un camión que traía tomates cuando tenía 16 años y todavía no ha cumplido los 30, pero ha montado una empresa de fontanería con dos trabajadores, tiene un piso en propiedad y acaba de casarse. Lhoussein Chakouch es uno de los 7.500 menas (menores extranjeros no acompañados) que ha acogido Bizkaia a lo largo de poco más de dos décadas, desde que llegara el primero en 1997. Vinculado a la asociación Agharas de Barakaldo, es uno de los tres jóvenes que ha tomado la palabra durante una de las ponencias de las IX Jornadas sobre Inmigración e Integración que tratan de arrojar diferentes perspectivas sobre este fenómeno. Están organizadas por el Observatorio Vasco de Inmigración, Ikuspegi, el Servicio Vasco de Integración y Convivencia, Biltzen, además de por la UPV y el Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno vasco. Lhoussein y otros dos jóvenes, los tres de zonas desérticas del sur de Marruecos, quieren desmontar estereotipos. El colectivo de los menas está estigmatizado, aseguraron los ponentes, cuando está demostrado que «solo una pequeña minoría» de los jóvenes que acogemos son conflictivos.

Lhoussein cruzó la frontera con 16 años, y vivió en los centros de menores de Amorebieta y de Loiu. A los 18, tuvo que marcharse, pero consiguió la ayuda de una asociación. «Llevo 11 años aquí, 10 de ellos legal y 9 trabajando. ¿Hasta cuándo voy a seguir siendo extranjero?», se preguntó, tras enumerar las dificultades que le pusieron para casarse o con las que se topan por ejemplo, cuando quieren renovar el permiso de residencia. «Con 19 años, te piden un contrato de un año a jornada completa, cuando lo más que ofrecen a la gente de esta edad son prácticas», dijo. Mouad Nekhaoui recibe la ayuda de la Fundación Harribide de Etxebarri. Llegó a Bilbao hace poco más de un año, a los 24, cuando ya no era menor, y estuvo durmiendo en la calle al menos dos semanas hasta que encontró ayuda. «Nosotros hemos venido a buscar una vida mejor, pero hay muchos rumores sobre nosotros», expuso. «Hay retos para que nos podamos integrar, cuando no tienes para comer o dónde dormir, las condiciones no ayudan».

Khalid Day, de 19 años, colabora con la Fundación Ellacuria, de Bilbao. Llegó hace dos años «buscando libertad», y fue ingresado en el centro de Amorebieta. «Estábamos 150, cuando la capacidad es de 30. La gente dormía en el suelo». Después, residió en el de Loiu. «En cuanto cumplí los 18, me pusieron en la calle», contó. Pasó por el albergue de Elejabarri, donde solo se puede estar tres días pero gracias a una asociación, consiguió un techo. Ahora, está a punto de acabar un grado medio en un centro de FP de Atxuri. En la ponencia también han participado dos miembros de la Asociación de Ex Menas de Barcelona, creada para proteger al colectivo. Porque cuando cumplen los 18 años y pierden el apoyo de las instituciones. Muchos han sufrido agresiones racistas, según denunciaron. Según Ongi Etorri Errefuxiatuak, los jóvenes tutelados pasan a una situación de sinhogarismo porque los recursos están saturados y hay grandes listas de espera. Con ello, pierden la posibilidad de acceder al permiso de residencia. Por no hablar de las dificultades que tienen para acceder a un empleo, a una vivienda y a las ayudas sociales, aseguran los activistas.

Clausura

La consejera de Empleo y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ha afirmado que el objetivo del Gobierno vasco es la inclusión socio-laboral de los menores y jóvenes en situación de vulnerabilidad, tanto extranjeros como autóctonos, y darles «un punto de apoyo para construir un proyecto de vida autónomo, con sus derechos y sus deberes». Según ha expuesto, se sigue avanzando para «propiciar una acción conjunta» del departamento que dirige junto con Lanbide, Educación, los centros de Formación Profesional, la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo, empresas, diputaciones, entidades del Tercer Sector y consulados. En 2018 se puso en marcha desde Lanbide una línea de subvenciones para la formación y activación socio-laboral de personas jóvenes desempleados con baja cualificación, autóctonas o extranjeras, cuya inversión ha sido de 1.500.000 euros. Son 13 itinerarios formativos puestos en marcha a través de entidades de formación privadas o públicas.

Las jornadas continúan el viernes, cuando intervendrán Maddalen Epelde, de Ikuspegi, el director de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo, Paul Ortega, y Amaia Gómez de la Asociación Goiztiri. Danel Marín, de la Fundación Harribide; Ignacio Fariña, de la Fundación Peñascal, y Margui Rodríguez de Kolore Guztiak precederán a la viceconsejera de Políticas Sociales, Lide Amilibia, quien clausurará los encuentros.

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