Tierno, no triste
José Luis Perales se superó a sí mismo y a su leyenda durante su esperado concierto sabatino en octeto y con entradas agotadas. En el Euskalduna hizo canciones nuevas y revolucionó al aforo con sus propios éxitos más algún hit escrito para otros
Óscar Cubillo
Domingo, 29 de enero 2017, 13:33
Entradas agotadas para ver a José Luis Perales (Castejón, Cuenca, 72 años cumplidos este enero) el sábado en el Palacio Euskalduna, donde dio un concierto que empezó de modo correcto pero sin tacha y que acabó por todo lo alto, emocionando y logrando, sin solicitarlo explícitamente, las palmas, los coros y los contoneos de un respetable no tan del todo femenino. En octeto, con él en el centro de sus músicos (batería y percusión, dos guitarras, a menudo dos teclados pero nunca sobredimensionados), Perales cantó 26 temas en 123 minutos y con voz susurrante y cálida nos contó cómo compone refugiado en el campo, «en mitad de la nada», con la guitarra, el café y «los cigarrillos ya no» -lo repitió añorándolo-, cómo llegó su primer éxito cuando él aún trabajaba y estudiaba, cómo viaja tanto a América (antes seis meses al año, ahora menos; después de Bilbao volará ahí para dos meses de gira), evocó cuando hace muchos años cantaba en la discoteca Flowers de Bilbao que nadie del público pareció recordar («es que sois muy jóvenes», concluyó Perales), confesó que le gusta que le llamen abuelo (y cantó la novedosa 'Canción de Gillermo', a ritmo de swing) y negó ser «un triste», todos estos parlamentos enunciados con naturalidad, sin impostación.
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Perales avanzó al inicio que sería «un recorrido muy largo por toda mi historia», abarcando desde canciones que todo el mundo conoce (y qué emociones generaron en las postrimerías) hasta novedades de su último disco, 'Calma', que como afirmó en su introducción es lo que más necesitamos en un mundo tan tenso y violento. Y es que Perales no cambia, y físicamente se conserva muy bien, casi idéntico. En el inicio de su esperado show cayeron bastantes canciones de este nuevo disco, como la inaugural 'Y me marché contigo', un 'Al otro lado de las montañas azules' donde su banda rozó el límite sónico del palacio, o 'Si pudiera', un rock que nos hizo pensar en que Raphael llevaría más lejos aún el cancionero sentimental de Perales (¡que el linarense se anime a lanzar un disco de versiones del conquense!).
La banda le respaldaba comedida, sin arreglos comerciales sobrantes, con algún saxo springsteeniano (descarado en un 'Me llamas' que gustaría a Sabina), y él ofrecía una imagen más tierna que almibarada ('Sí'), resonaba a Mocedades (ovacionadísima 'Canción de otoño', cuando aseguró que el 90% de sus canciones las ha compuesta en tal estación), sus músicos se metían en el country honky tonk disimuladamente ('A más de mil kilómetros de ti', que como informó es «la única que he compuesto fuera del país», inspirado por «la soledad del artista fuera de casa, lejos de su familia»), ora remitía a Víctor Manuel, ora a Serrat, ora a Alberto Cortez, y, de repente, excitaba a la concurrencia intercalando hits, caso de 'Amada mía', donde Perales abrió las manos como un pájaro, como una gaviota.
El cantautor melancólico a veces miraba de reojo a las letras que tenía en un ancho teleprompter colocado a mitad del tablado (era muy difícil darse cuenta de cuándo las observaba, ¿eh?), y la banda fue apretando cada vez más, por ejemplo las dos guitarras eléctricas en el soul 'Y tú te vas', un tema éste en comunión con el respetable, que cantaba la letra, se ondeaba en las butacas y al final aplaudió a rabiar («aúpa José Manuel», gritó confundida una señora). Sus siete músicos operaron con profesionalidad reluctante a los arreglos tontos, y así en su primer éxito, 'Celos de mi guitarra', de 1973, al amigo Torkel le recordadoron a los Fleetwood Mac de Peter Green, y en 'Gente maravillosa' sonó con el vigor de un grupo español en un festival indie.
Y el epílogo fue apoteósico, presentando canciones que había escrito para otros (la coreada 'La llamaban loca' de Mocedades, según él el mejor grupo español; el aire Nueva Orleans de '¿Por qué te vas? de Jeanette; 'Creo en ti' de Bosé, «la única canción que he escrito a medias», informó, y hay que decir que a Bosé le queda mejor porque dio la sensación de que no creía en ella), contó que había escrito una canción pensando en Julio Iglesias porque su productor le había pedido una, pero su casa de discos le aconsejó y casi conminó a que la cantara él, y lo hizo, y así ha pasado a la historia Perales por '¿Y quién es el?', coreada por el público tocada por la banda con aires de indie rock. Y, ya pare el bis, otros dos superhits: con clima hippia a lo Mocedades 'Te quiero' (que actualmente versiona el grupo pop Elefantes), y para cerrar 'Un velero llamado Libertad', con arpegios country y la gente cantando en pie. Acabó y dijo Perales: «Gracias por este regalo que es hermoso y valoro mucho».
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