Cinco heavies vascos en Madrid
La banda vizcaína Kartzarot presenta ‘Arima Ez Da Galtzen’ en la exigente sala 38 Especial
Miguel Pérez
Sábado, 21 de noviembre 2015, 02:26
Uno de los puntos cardinales del rock en España, la madrileña sala 38 Especial, acogerá el próximo día 28 el estreno nacional de 'Arima Ez ... Da Galtzen', disco con el que Kartzarot regresa a la carretera después de casi tres lustros de ausencia. El álbum y los directos refrendan a la banda vizcaína como referente fundamental del género en Euskadi. He aquí cinco motivos para no perderse su trabajo.
Actitud. El heavy no es cuestión de pelos y camisetas negras con la efigie de Eddie. Y si además le pones unas mallas negras, la catástrofe se consuma. Es muy de agradecer que en estos tiempos donde no sobra el conocimiento de los clásicos, los miembros de Kartzarot demuestren dominar palmo a palmo toda la iconografía de un género que, por encima de otros, tiene un comportamiento y un estilo particulares en el escenario. El convencimiento, la calidad técnica y la sobriedad y maduración gestual permiten a la banda vizcaína convertir cada concierto en un ejercicio de género. Ganan puntos cuando las dos guitarras se emparejan al viejo estilo de Z Z Top. Una vuelta a los viejos buenos tiempos.
Argumentos. El hard y el heavy tampoco son cuestión de pillar una línea y trufarla de alaridos. Ni se puede tocar en una sala especializada sin un buen disco bajo el brazo. Es decir, no se puede llegar a Madrid como Paco Martínez Soria desde el pueblo. En ese sentido, y gracias a la apuesta de la discográfica Iberia Metálica, Kartzarot presenta en la capital su muy estimable Arima Es Da Galtzen, un disco que mantiene en forma su sonido de los 90 (época en la que publicaron dos trabajos), pero convenientemente actualizado. Aunque los temas fueron compuestos hace bastantes años, suenan frescos, muy profesionales y oscilan entre el heavy metal melódico y el hard rock más endurecido. La voz de Asier es algo así como si Michael J. Fox se metiera en su Delorean y apareciera en pleno festival Bath con Led Zeppelin en escena: profunda y con los registros necesarios para transitar por los 70s y 80s sin problemas.
Más actitud. Regresar a la furgoneta, los conciertos en plazas y pubs y las noches de sudor y carga y descarga de equipos después de catorce años solo se puede llamar una vez más actitud. Y eso se refleja en la idiosincrasia de un grupo que suena en escena compacto y nada rutinario. Kartzarok surgieron en 1989 en Bilbao de la mano de los guitarristas Roberto Mellid y Javier Gallego y el vocalista Asier Vicario. Contaron con varias secciones rítimicas, aunque la que ha pasado como configuración estable era la que completaban Jon Lekunberri (batería) y Mitxi (bajo). En 1999 se disolvieron como consecuencia de sus obligaciones familiares y laborales hasta que, en 2013, decidieron reunirse de nuevo para ofrecer un concierto en Lezama. Sus miembros llevaban años dedicados a sus asuntos y manteniendo la comunicación de rigor, pero bastó una llamada de Asier para poner en marcha la maquinaria. Al trío original se unen ahora Sergio Txetxi Robredo, un bajista que trabaja más que un conductor de locomotoras, y Jorge Cobelo, batería de pegada tan potente que puede hacer las delicias de cualquier fabricante de baquetas.
Limpieza. Uno de los grandes problemas de los grupos de heavy ha sido tradicionalmente la limpieza del sonido, esencialmente en el caso de las guitarras. Hay quienes entienden la distorsión como un factor clave de estilo, y por lo tanto la retuercen hasta el maullido. Roberto Mellid y Javier Gallego, en cambio, se mueven en lo canónico: sonido limpio, melodías definidas, riffs dibujados a tiralíneas y distorsiones medidas. A diferencia de otros grupos, en sus canciones se nota que la composición comienza precisamente por las líneas de guitarra, lo que hace que ganen en estructura y clasicismo: no hay experimentos, sólo la buena música que requiere un género exigente y plagado de puristas.
Raíces. Y volvemos al principio. Kartzarot deja claro que el grunge no mató al rock y que hay vida más allá del indie y de los hypster. Entre otros, el grupo hunde sus raíces en Deep Purple - hay fotografías que documentan un encuentro de Asier con Jon Lord cuando aún las imágenes eran en blanco y negro- , Whitesnake, Michael Schenker, Judas Priest, Lynyrd Skynyrd, los primigenios Barón Rojo (a quienes, no hay que olvidar, Europa consideró en una época como de lo mejor del heavy) y Boston, influencia esta última que se percibe claramente en las baladas y los medios tiempos. ¿Qué más se puede pedir?
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión