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Luis Alfonso Gámez
Lunes, 19 de octubre 2015, 08:05
De lunes a viernes, Pablo Martínez Zarracina (Bilbao, 1974) se encuentra a esta hora en capilla, a la espera de una llamada de EL CORREO para saber de qué irá su columna de Ciudadanos. Hoy -por el pasado lunes- el tema está claro y él, relajado, habla en una céntrica cafetería de 'Es muy raro todo esto' (Ed. Pepitas de calabaza, Logroño), un libro que reúne 54 artículos publicados en elcorreo.com. «Elegir un título es muy complicado», confiesa el poeta y periodista.
El titulo del quinto libro de Martínez Zarracina fue cosa de su editor, que también eligió los textos a partir de una criba previa del autor. Hace honor tanto a la perplejidad del escritor ante el mundo como a la extrañeza de la recopilación. Por sus páginas pasan la arquitectura 'desplomante' de Calatrava, la perennidad de las banderas del Athletic en los balcones bilbaínos, la Pantoja, las tías abuelas que todos hemos tenido... Siempre desde un humor consecuencia de la tendencia del columnista a ver la realidad desde una cierta distancia, lo que le ha reportado enemigos inesperados.
«La ironía cada vez funciona menos; la gente no la entiende y eso empobrece mucho el discurso». Recuerda que, ante la incomprensión de algunos lectores, el periodista Manuel Jabois asegura que se ha sentido a veces tentado de poner un emoticón al pie de su columna de 'El País'. «Un escritor es una mirada, y mi mirada es humorística. Me sale así. El humor me sirve para huir de la solemnidad y quitarme seriedad a mí mismo. La columna en serio es un púlpito», sentencia el periodista bilbaíno.
Martínez Zarracina lamenta que las tertulias televisivas y radiofónicas hayan contaminado el debate ciudadano. «El tertuliano español se despierta, desayuna y se enfada. Cada mañana es lo mismo: bostezos, café, galletas, furia», escribe en 'Es muy raro todo esto'. Le entristece el enorme espacio público que ocupan las tertulias, que, según él, ha llevado a mucha gente a indignarse con facilidad y tensa las relaciones sociales. Frente a eso, apuesta por debates al estilo de los de la BBC, «intensos, duros, con humor, elegancia e ironía».
Los artículos de esta recopilación son «más distendidos» que los de su columna diaria. Se publican en elcorreo.com los lunes desde mayo de 2012 y, a veces, sabe de qué va a escribir desde siete días antes. Otras, no tiene ni idea hasta el mismo viernes, el día de entrega. «Escribo más en la cabeza que en la pantalla y, como periodista, me nutro de la realidad, que está en la calle. Mi fuente es el camarero del bar, un amigo o el profesor Kango», el brujo africano que reparte publicidad en las bocas de metro. Hay en la obra mucho Bilbao y también mucho Martínez Zarracina.
«El localismo me espeluzna»
«Bilbao me interesa más como escenario urbano que como Bilbao. El localismo me espeluzna». Con la ciudad de sus artículos puede identificarse cualquier urbanita español. Lo ha comprobado con su editor y con varios amigos de otras ciudades que han leído los textos y en ningún momento se han sentido forasteros. El lector bilbaíno tendrá más claves, como ese 'parque de los patos' llamado así porque hubo un tiempo en el que en la Villa solo había un parque. «El nombre tiene algo naïf para los de fuera. Les parece absurdo porque todo parque que se precie tiene patos. Pero nosotros lo llamamos así y todos tenemos una foto de niños junto al estanque».
El Martínez Zarracina de 'Es muy raro todo esto' no es totalmente real. «Tiene algo de personaje de ficción, pero probablemente menos de lo que parezca. Puede que ese personaje sea a veces más real que el que sale a la calle. Yo en público disimulo, claro, por el bien común». Como el escenario de sus aventuras y desventuras, sus vivencias son compartidas por generaciones de españoles que frecuentaron tascas que no superarían hoy una inspección sanitaria, tienen un vecino del taladro que se pone a hacer de las suyas en el peor momento y, en el caso de Bilbao, crecieron bajo un cielo negro, entre edificios tiznados de hollín y aire irrespirable.
Con más de dos mil artículos publicados en estas páginas de lunes a viernes desde 2008, la sección fotográfica 'Bizkaia inédita' y las críticas de libros del suplemento 'Territorios' los sábados, y su columna de elcorreo.com los lunes, Martínez Zarracina disfruta con su trabajo y hace honor a lo que dice la breve nota biográfica de la web de este periódico: «Los domingos descansa, como algunas famosas deidades y todos los centrocampistas de genio incompatibles con el 'antidoping'».
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