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Bradley Cooper, en una escena de 'El francotirador'.

El francotirador más letal de Estados Unidos

Chris Kyle mató oficialmente a 160 personas en Irak. "Salvajes, todos ellos merecían morir". Su trágica muerte, a manos de un veterano al que trataba de ayudar, le convirtió en un héroe en su país. Clint Eastwood ha llevado su vida al cine y la película se estrena hoy

Jon Garay

Jueves, 19 de febrero 2015, 13:41

A Chris Kyle siempre le hacían la misma pregunta: ¿qué se siente al matar a alguien? Sabía bien de lo que hablaba. En su currículum constan 160 muertes 'oficiales', las que le reconoce el ejército estadounidense. A él le parecían pocas. Decía que eran 255. El dato, cualquiera de ellos, le convierte en el francotirador más letal de la historia de los Estados Unidos y en todo un héroe nacional, especialmente después de su muerte. No cayó en Irak, donde era tan temido como odiado por los yihadistas, fedayines y demás opositores a las fuerzas norteamericanas. Murió ya retirado, el 2 de febrero de 2013, cuando vivía con su mujer y dos hijos, y trataba de ayudar a otros veteranos con problemas para reinsertarse en la vida civil. Uno de ellos, con brotes psicóticos, le descerrajó seis disparos. Su funeral se celebró en el estadio de los Dallas Cowboys. El estado de Texas decidió dedicar el 2 de febrero a su memoria. El Día del Pistolero. Hollywood ha visto un filón en su historia. La película, dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Bradley Cooper, llega a España este viernes con el aval de seis nominaciones a los Oscar y tras arrasar en las taquillas de Estados Unidos.

La afición de Kyle a las armas le venía desde niño, cuando salía a cazar en su Texas natal. Criado en el seno de una familia religiosa, sus convicciones no ofrecían dudas: Dios, patria y familia. Por este orden. Lo suyo no eran los estudios. Su futuro pasaba más bien por convertirse en un vaquero, con su granja y su ganado, como tantos otros. Llegó a participar en rodeos. En uno de ellos sufrió una lesión en el brazo que le obligó a pasar por el quirófano. Una caída sin mayor importancia si no llega a ser porque casi le deja fuera del que finalmente resultó ser su destino: el ejército. Los dos hierros que le tuvieron que poner le impidieron pasar la revisión médica. Cuando había descartado ya su sueño, recibió la llamada que esperaba: los Seal le querían en sus filas. Corría el año 1999.

"Eran bárbaros, todos ellos merecían morir"

Los ataques contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 fueron el pistoletazo de salida para las intervenciones en Afganistán, primero, y en Irak, después. Al 'Diablo de Ramadi', como acabaría siendo conocido Kyle, le tocó este segundo destino. Fue en sus cuatro misiones en este país cuando forjó su leyenda de francotirador letal. Y sin ningún tipo de mala conciencia.

"Tío, este tipo está loco"

  • Juicio contra su asesino

  • Eddy Ray Routh es el exmarine que acabó con la vida de Chris Kyle y de un amigo de este que le acompañaba. Se enfrenta a la pena de muerte acusado de doble asesinato en un juicio que se desarrolla estos días. "Tío, este tipo está rematadamente loco", escribió Kyle a su acompañante cuando llevaban a Routh a un campo de tiro. "Sí, y va sentado detrás de mí. Vigila". Esta es la prueba que según la defensa del acusado demostraría que no estaba en su sano juicio cuando acribilló a balazos a sus dos víctimas.

  • Routh sufría de brotes psicóticos, disfrutaba matando animalitos y había amenazado varias veces a su novia con un cuchillo. Después de los asesinatos, comió dos burritos en un restaurante de comida rápida y presumió ante su hermana de lo que había hecho.

Sus memorias -publicadas en inglés en 2013 y este mes de enero en castellano- no ofrecen la menor duda sobre cómo afrontaba su trabajo. Los que mató allí, esas 160 víctimas (o 255), eran "bárbaros, todos ellos merecían morir". Frente al altisonante discurso de las autoridades, empecinadas en justificar la guerra en aras de la libertad y la democracia, Kyle ofrece otra versión, mucho más radical. "Yo no luché ni una sola vez por los iraquíes. En realidad, me importan una mierda pinchada en un palo".

De hecho, pese al peligro y las muchas ocasiones en que estuvo a punto de morir, no le importa reconocer que la guerra era mucho más que su trabajo. "Me encantaba lo que hacía y me encanta. No miento ni exagero cuando digo que me he divertido muchísimo sirviendo en los Seal". Incluso se "ponían creativos" y trataban de usar armas diferentes cada vez. Por variar.

Problemas en casa

Dios, patria y familia. A la vista de estas prioridades, los problemas con su mujer, Taya, eran cuestión de tiempo. Empezaron pronto, cuando Kyle dejó claro que sus "chavales" -sus compañeros- y las misiones eran lo primero. Apenas habían pasado diez días desde el nacimiento de su primer hijo cuando marchó por primera vez. Con su hija, todavía menos: solo dos. Y después de un parto difícil. "Cuando tuvo que elegir, no nos eligió a nosotros", asumió ella.

La tasa de divorcios entre los Seal ronda el 95%. Las continuas ausencias y la difícil adaptación a la vida civil convierten la convivencia en un infierno. En el caso de Kyle, se pasaba encerrado la primera semana a su regreso de las misiones. También era muy agresivo. Las peleas eran constantes. Llegó a perderse un cumpleaños de sus hijos por una pelea que le llevó a estar una noche en prisión. Y todavía peor: "Se despertaba dando puñetazos. Siempre había sido nervioso, pero ahora, si me levantaba por la noche, tenía que llamarlo por su nombre antes de volver a acostarme. Lo espabilaba antes de meterme otra vez en la cama para asegurarme de no sufrir las consecuencias de ese reflejo que tenía".

Finalmente su matrimonio se salvó. La familia se puso por delante de la patria y Kyle dejó las fuerzas armadas. Algunos compañeros Seal se convierten en mercenarios muy bien pagados. Otros asesoran videojuegos de guerra como 'Call of Duty'. 'La Leyenda', como le conocían sus "chavales", creó una escuela de francotiradores -su lema es llamativo: "Tu madre dirá lo que quiera, pero a veces hay que usar la violencia"- e impulsó el proyecto para ayudar a otros veteranos que terminaría con su vida. Todo tras dejar atrás sus problemas con el alcohol.

¿Que qué se siente el matar a alguien? "Después del primero, los demás apenas cuestan. No tengo que mentalizarme ni pensar en nada especial: observo por la mira, sitúo el blanco en la retícula y mato a mi enemigo antes de que él mate a nadie de los míos". Es la respuesta de quien enseñó a su hijo a disparar cuando solo tenía dos años.

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