Fernando Trueba, en el estudio de su casa madrileña.

«De crío contaba un chiste y me daban una hostia. Ahora me ha pasado lo mismo»

DIRECTOR DE CINE

Oskar Belategui

Lunes, 12 de octubre 2015, 02:22

Fernando Trueba agradeció el Premio Nacional de Cinematografía en el pasado Festival de San Sebastián con un discurso irónico que provocó la ira de muchos. « ... Jamás me he sentido español, ni cinco minutos. Me hubiera gustado que Francia ganara la Guerra de la Independencia», retó el homenajeado ante el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, quien días después consideró que las palabras de Trueba «no habían sido acertadas».

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El oscarizado director de 'Belle Epoque' se vio en el ojo del huracán. Algunos exigieron que devolviera los 30.000 euros del premio, otros recordaron las subvenciones que han recibido sus películas y 26.000 personas han firmado para que la Seminci de Valladolid le retire la Espiga de Honor que le entregará el 27 de octubre. Trueba, que hoy recogerá el Premio honorífico del Festival Ja! Bilbao, donde protagonizará una charla junto al Gran Wyoming (Teatro Campos, 19 horas), habla por primera vez de la polémica con EL CORREO.

¿Esperaba levantar tanta polvareda con su discurso?

No. Al contrario, pensaba que estaba haciendo una intervención relajada, divertida. Como siempre estamos la gente del cine con las reivindicaciones cuando recogemos un premio -algo que me parece muy bien-, pensé de repente que no iba a dar la brasa. Estaba feliz. Quería hacer reír y la gente se rió. Lo que ocurre es que determinados periódicos sacaron una frase de contexto, porque solo se busca el titular, no el diálogo. Te meten en problemas.

Pero su frase fue literal: «Jamás me he sentido español, ni cinco minutos».

Mira, un director mayor que yo y muy respetable que estaba en la entrega del premio en San Sebastián -y del que no voy a dar el nombre- me dijo que él, cuando concedía una entrevista, jamás daba un titular. Hay que hablar de una manera muy medida, pero entonces tampoco tendría interés lo que dijera, salvo para una revista de filosofía. Estamos en el siglo XXI. ¿No se puede hablar con soltura y libertad? ¡Es que hay gente que pretende criticar lo que yo siento! Iros a la mierda, hombre.

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No negará un afán provocador en el discurso.

El otro día alguien para defenderme dijo: 'Es que a Fernando siempre le han gustado las 'boutades' y llamar la atención'. Pensé en responderle: 'Oye, no me defiendas'. Pero me reprimí. Me quedé pensando si, de verdad, yo he querido llamar la atención. Y me di cuenta de que, desde muy joven, he hecho muchas cosas disparatadas, que a lo mejor llamaban la atención. Pero concluí que no. Soy supertímido, lo que siempre he querido es hacer reír. Por hacer reír me he llevado hostias de profesores y de padres y he suspendido cursos y me han quedado para septiembre. Esta no es más que otra de aquellas hostias que me daban de pequeño por hacer un chiste. Ahora me la dan de mayor.

Pero la hostia es importante. Han recogido 26.000 firmas para que la Seminci le retire la Espiga de Honor.

En este país queda mucho inquisidor y mucho facha. Gente que está todavía en otro siglo. Las ideas que yo haya podido meter en mi discurso más o menos humorístico son del siglo XVIII, nada que pueda provocar a un ciudadano de hoy. Pero como estamos retrocediendo y cada vez hay más 'hooligans' y gente controlando a los demás...¿Qué quieren que haga? ¿Que esté callado y no pueda decir lo que siento? La carta que pide las firmas es totalmente incorrecta. Indefendible. Dice que he ofendido a España y a los españoles. O sea, que si no tienes un sentimiento nacionalista es una ofensa a los españoles. ¿Desde cuándo? Yo vivo en este país, y no por accidente. He tenido sesenta años para buscarme otro. Nací en España y aquí pago mis impuestos. Yo no he ofendido a España. Después viene la segunda mentira: que he herido los sentimientos de los españoles. Si hubiera querido herirlos les habría insultado. Otra invención del idiota que ha escrito la carta.

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Policía de tu vecino

Le han recordado las subvenciones que han recibido todas sus películas.

Que se hable tanto de una soplapollez... Estoy hasta los cojones de que me hablen de las subvenciones. Se conceden a proyectos industriales que son trabajo de años para cientos de personas. ¿Cómo que me las han dado a mí? O sea, que las películas no tienen guionista, productor, actores, decoradores... Ya vale con el discurso de siempre. Es el fascismo cotidiano, ejercer la censura continua contra los demás, hacerte policía de tu vecino. Juzgar no hechos ni actos, sino sentimientos. Si quiere ser más español el que se emociona ante el himno que el que paga impuestos, que lo sea. A mí me da igual lo que quieran ser los demás, pero menos banderas y más hacer cosas buenas para la gente.

Se le ve afectado. ¿Se arrepiente del discurso?

Egoístamente, debería arrepentirme. Te hace la vida más agradable estar callado y no decir lo que piensas. Como decían en la época de Franco, no te signifiques. Pero callarse en el siglo XXI es ir hacia atrás. Se ha luchado mucho por la libertad de conciencia y de expresión. Me indigna la estupidez, la falta de humor. No tiene ni puta gracia.

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¿Detecta cada vez más crispación a su alrededor?

Yo vivo rodeado de gente cojonuda. Y cuando voy por la calle, después de esto se me acercan a felicitarme y a darme un abrazo. La gente es encantadora. Otra cosa es por qué solo se busca el titular, los insultos y escándalos, para que se pinche en la página web. Si eso se hace a costa de la paz entre la gente... La crispación no la creo yo, sino algunos medios que viven en un estado continuo de histeria porque les da dinero.

En épocas de crisis, ¿es más importante reírnos?

Sí. Divertir a los demás es medicinal y necesario. No es lo único que hay que hacer, claro, pero contribuye a lograr una sociedad más tolerante y culta.

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¿A usted quién le hace reír en su vida cotidiana?

Wyoming, mi hermano David, Santiago Segura, Azcona me hacía reír tanto... He tenido la suerte de tener amigos inteligentes y divertidos. ¿Sabes? La gente seria siempre es cómica. Se pueden hacer chistes de todo.

En primavera rodará 'La reina de España', continuación de 'La niña de tus ojos'.

Transcurre 18 años después de la primera, porque ese es el tiempo que ha pasado desde su rodaje. Los años 50 fueron una época complicada en España. Lo que nunca me había pasado es que una película haya surgido así de mi cabeza. Yo iba andando por la calle y los personajes no me dejaban en paz. Me han dado la tabarra contándome cómo les ha ido desde entonces. Espero que salga una comedia con la que la gente se divierta.

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Ha cumplido 60 años. ¿Le pesan?

La gente debería tener respeto por las canas. Me han sentado bien. Te vas dando cuenta de las cosas que la edad supone a nivel físico y mental. Hay que aceptarlo y seguir trabajando. El otro día vi el documental 'No estamos solos', sobre los ciudadanos que salieron a la calle el 15-M. Si oyes a los histéricos, puedes pensar que estamos en un país de inquisidores e intolerantes. Pero ves esa película y descubres a la gente cojonuda que tenemos en España, que hace cosas por los demás. Retrata la belleza moral de muchos jubilados que podían estar dando de comer a las palomas, pero quieren que sus hijos y nietos vivan en una sociedad mejor.

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