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Hacía mucho que nadie ponía negro sobre blanco la inversión pública que se está destinando a ejecutar la 'Y' vasca. Este jueves ha echado la ... cuenta la voz más autorizada que existe ahora mismo, el ministro de Transportes, durante su primera visita a las obras que se están desarrollando para que Euskadi se conecte de una vez por todas a la red de alta velocidad ferroviaria. Óscar Puente ha asegurado en San Sebastián que los gobiernos central y vasco llevan destinados ahora mismo casi 5.000 millones al proyecto y ha augurado que el presupuesto se irá hasta los 9.000 para finalizar el trazado, las estaciones y su conexión con la frontera francesa.
De cumplirse, la cifra estimada por el ministro supondrá duplicar el coste previsto del TAV cuando arrancaron las obras hace 18 años, en el otoño de 2006, en el municipio alavés de Arrazua Ubarrundia. Allí se puso la primera piedra de un trazado del que ni los más pesimistas se imaginaban entonces el retraso que se iba a acumular. El primer convenio de colaboración firmado por el Ejecutivo central y el autonómico meses antes de aquel simbólico día cifraba en 4.178 millones el dinero necesario.
«Ha habido que superar muchas vicisitudes», ha reconocido la consejera vasca de Movilidad, Susana García Chueca, durante la multitudinaria y larga «visita de obra» que las autoridades –ministro, alcalde, delegada del Gobierno, viceconsejeros, el presidente de Adif, el máximo responsable de Euskal Trenbide Sarea...– han realizado a Atotxa. La estación de la capital guipuzcoana está siendo remodelada para adaptarla a las necesidades de la alta velocidad y se espera que quede lista dentro de un año. 93 millones costará la transformación.
Puente ha decretado durante su intervención «el principio del fin» de las obras del TAV y ha llamado a «vencer el escepticismo» de una sociedad vasca que ve cómo prácticamente todo el país lleva años, si no décadas, disfrutando del AVE mientras aquí se sigue a la espera recordando la inversión realizada hasta ahora. Aunque hoy por hoy el Gobierno central y el autonómico comparten casi a partes iguales la inversión realizada, la factura la acabará pagando completamente el Estado ya que Euskadi detrae del Cupo lo que va aportando.
El ministro, que mañana participa en la sesión inaugural del congreso que los socialistas vascos celebran en San Sebastián durante todo el fin de semana, atribuye el sobrecoste que se viene principalmente a «la singularidad orográfica de Euskadi» que obliga a que el 80% del trazado sea en túnel o viaducto, un «alarde de ingeniería», y a los «condicionantes ambientales» que han obligado a adoptar medidas de protección especial con la flora y la fauna. Pero hay más razones.
El proyecto del TAV ya nació con el sanbenito de ser el más caro de España por kilómetro ejecutado. A eso hay que añadir condicionantes generales como por ejemplo la inflación registrada estos casi 20 años. Según los datos que maneja el Gobierno vasco, que ofrece información trimestral del estado de las obras que ejecuta, hasta ahora todas en el ramal guipuzcoano, los modificados de obra han elevado la factura inicial en torno al 6%. Ha habido modificados por 140 millones y revisiones de precio por 85. De la letra pequeña de las cuentas del tramo vizcaíno y alavés que supervisa Madrid poco se sabe.
Entre los episodios concretos que han elevado los costes aparece la crisis económica, que obligó a rescatar la década pasada y volver a sacar a concurso público los tramos del nudo de Bergara tras la asfixia de su constructora inicial. No ha sido el único tajo afectado por quiebras. También ha pasado que en este tiempo ha cambiado la normativa de seguridad obligando a ejecutar más galerías de emergencia en la infinidad de túneles existentes. O que se ha optado por construir una estación provisional en Basauri porque la de Bilbao no llegará a tiempo si se quiere poner en marcha el recorrido antes de 2030. Sin olvidar la amenaza terrorista, que requirió multiplicar las medidas de seguridad. 50 millones más de 2006 a 2012.
¿Y qué queda? Además de culminar Atotxa y el ramal de Bizkaia y Álava, previsto todo para 2026, quedan trabajos de mucho empaque y coste. El nudo de Arkaute costará 146 millones, y según las estimaciones iniciales, realizadas hace años y antes de que haya un proyecto definitivo, soterrar la estación de Abando requerirá casi 500, y el túnel que llevará el TAV a Bilbao, otros 257. En Vitoria, el cálculo global sobre el nuevo apeadero bajo tierra de la calle Dato y los accesos señala que la inversión necesaria podría llegar a los 1.000 millones. Todos estos proyectos están aún pendientes de concretar y de que se ratifique el reparto de costes, que van a afrontar de la mano el Gobierno central y las instituciones vascas. En principio, a medias.
Desde que llegara a l cargo de ministro en noviembre de 2023 Puente se ha mostrado reacio a soterramientos de alto coste. Ayer no hubo alusiones al respecto. Los vascos estuvieron en solfa hace años, pero ya no. Quedaron blindados Cuando el Gobierno de Rajoy empezó a pactar con el PNV y se ha ratificado en este nuevo tiempo en el que los jeltzales sostenienen al Ejecutivo de Pedro Sánchez.
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