«Cuidamos de 400 personas 'sin techo'»

El Director de Servicios Generales de la Cruz Roja en Bizkaia trabaja estos días en tareas de logística para que el personal de la entidad cuente con los equipos de protección necesarios para evitar contagiarse y, además, tiene bajo su responsabilidad el suministro a los albergues provisionales habilitados para los 'sin techo'. «En Bilbao, junto con el Ayuntamiento, tenemos 400 camastros montados que, en estos momentos están todos en uso. Hay otros albergues en Durango, Zierbena, Getxo y en Barakaldo. Desde Cruz Roja les damos avituallamiento. Toallas, mantas, sábanas, juegos de mesa, balones... Tienen comida, cena y duchas», explica. Nos atiende en el tercer piso de la sede de la Cruz Roja en Bilbao, detrás de la estación de Abando, y baja con nosotros a la primera planta para mostrar que, en las instalaciones donde muchos jóvenes habitualmente reciben cursos de formación, ahora que no tienen clase se han colocado cajas de alimentos, algunos donados, otros comprados, y varios montones de ropa de segunda mano para repartir. «Nos ha venido muy bien utilizar esta zona como almacén», indica.

La sede de la Cruz Roja en la capital vizcaína está llena de vida. Hay gente trabajando con ordenadores y haciendo llamadas. Guardan entre sí una distancia de metro y medio o dos metros. Otros muchos teletrabajan. Hay personas que entran y salen con palés y carretillas. «Tenemos también a voluntarios que van a supermercados o a farmacias a hacer compras y a llevarlas a domicilios de personas mayores». Txema mira el reloj: «A las doce y media llega una furgoneta con botellas de agua de un donante». En las once oficinas que Cruz Roja tiene en Bizkaia hay casi 160 trabajadores y más de mil voluntarios. «¿Que te arriesgas a contagiarte? Pues sí. ¿Si hay miedo? Más bien la psicosis de que te puedas contagiar, pero con las medidas de protección correspondientes es difícil. Nosotros llevamos guantes, mascarilla y gafas según dónde estemos».

No tienen horarios. «Aquí venimos a las ocho de la mañana y hay días que llegas a casa a las ocho de la tarde y otros a las once de la noche. Intentamos pasar el domingo en casa con la familia». Txema Pérez de Albéniz leva en la Cruz Roja desde que tenía 17 años. Empezó dando cursos de primeros auxilios y conduciendo ambulancias. Dice que, en su caso, «están acostumbrados, mis hijas desde pequeñas me han visto en estas historias». La 'pequeña' cumplió hace unos días 28 años y lo celebraron con una comida por videoconferencia. Esto es, «todos comiendo a la vez y hablando a través de la pantalla. Sin tarta. El 9 de abril me tocó a mí».

Le pedimos que eche la vista atrás. Estuvo en primera línea, cuenta, en la tragedia de la escuela de Ortuella, una explosión de gas en un colegio que acabó el 23 de octubre de 1980 con la vida de 51 personas, en su mayoría niños. Participó también en el accidente de avión del monte Oiz que tuvo lugar en febrero de 1985. «Lo vives con mucha intensidad y solo cuando ya te retiras es cuando te da el bajón. Solemos decir que hay alguien que nos está iluminando y que nos está aguantando, porque si no, no sabríamos cómo aguantaríamos todo lo que nos llega».