Los cuatro grandes proyectos anunciados por la Diputación de Bizkaia: el túnel de Sollube, el Guggenheim Gernika, la Línea 5 y la variante de Markina

La primera referencia sobre la necesidad de construir un túnel en el alto de Sollube se remonta a 1994. Por aquel entonces, la Diputación se planteaba excavar una galería de un kilómetro de longitud que permitiría reducir en 15 minutos el trayecto entre Bilbao y Bermeo. Durante estos casi treinta años, el proyecto ha ido resurgiendo cada cierto tiempo, como en 2008, cuando el entonces diputado general José Luis Bilbao lo incluyó dentro de su plan para mejorar las comunicaciones de las comarcas vizcaínas más alejadas del Gran Bilbao. Posteriormente también formó parte del Plan de Carreteras de 2016, donde se preveía acometer una macrooperación de 126 millones de euros para reformar todo el trazado entre Mungia y Bermeo, incluido el paso por Sollube. Pero, por unas razonas u otras, la iniciativa ha quedado guardada en el cajón.

Ahora la recupera Unai Rementeria, a falta de menos de un año para las elecciones municipales y forales. Como sus antecesores, el proyecto pretende mejorar el trazado sinuoso, y en ciertos puntos peligroso, del alto que constituye la puerta de acceso a la zona oeste de Busturialdea. Sus vecinos lo han reclamado históricamente como una «verdadera necesidad» para garantizar la buena conexión viaria de toda la comarca.

«Algunos proyectos hay que hacerlos sí o sí, vengan o no los fondos, porque son buenos para el territorio». Así defendía hace apenas un año Unai Rementeria el Guggenheim Gernika, la «ampliación discontinua» de un museo que ya no puede crecer en el edificio diseñado por Frank Gehry. Y ayer ratificó su apuesta. No aclaró si la actuación recibirá los 81 millones a los que aspiraba procedentes de los fondos Next Generation -el presupuesto total asciende a 120 millones-, pero sí avanzó la primera aportación foral -40 millones- y el compromiso del Ejecutivo central, que «se articulará en un protocolo firmado por la vicepresidenta Teresa Ribera» y que el Consejo de Gobierno de la Diputación aprobó ayer.

El nuevo Guggenheim contará con dos emplazamientos en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai: la antigua fábrica de cuberterías Dalia, en la villa foral, y los Astilleros de Murueta, una empresa en funcionamiento ubicada en un privilegiado enclave al borde la ría de Mundaka. Ambas sedes estarán conectadas por una vía verde de cinco kilómetros, que también se convertirá en escenario de diversas intervenciones artísticas. El museo ganará 12.000 metros cuadrados en un complejo ubicado a media hora en coche de su edificio principal.

Después de varios vaivenes y cambios de criterio, la Diputación anunció hace algunos meses que acometerá a partes iguales con el Ejecutivo autonómico la conexión del metro con Galdakao, el hospital de Usansolo y las líneas de Euskotren de Durangaldea y Busturialdea. Incluso si los añorados fondos europeos que garantizaban, a priori, su viabilidad económica no llegan. Ayer, el máximo responsable foral desveló que el convenio de financiación entre ambas instituciones ya ha sido rubricado y que esta faraónica operación, que permaneció años en la 'nevera' por su elevado coste, echa finalmente a andar. «Diputación y Gobierno vasco comprometemos los recursos necesarios para empezar y terminar esta gran obra», celebró Unai Rementeria.

La Administración del territorio echará mano de remanentes de tesorería para dar impulso al nuevo trazado de la Línea 5, que sumará 6,3 kilómetros a la red del suburbano con cinco nuevas estaciones: Sarratu, Aperribai, Bengoetxe, Galdakao y el hospital de Usansolo. La ampliación hasta el centro médico se llevará 360 millones de euros, a financiar al 50% entre los ejecutivos vasco y vizcaíno. A esta inversión habrá que añadir el coste correspondiente a la conexión con la línea de Euskotren.

El diputado general rescató ayer la variante de Markina para incluirla entre los proyectos estratégicos que se compromete a impulsar en lo que resta de legislatura y, de paso, dar una alegría a los residentes de la zona, que confían en ver plasmada «cuanto antes» una actuación que dio sus primeros pasos en 2018. Parece que, por fin, comienza la cuenta atrás. Rementeria habló de dar «un paso al frente para su ejecución», y fuentes forales aseguraron que el primer anteproyecto ya ha sido aprobado.

La nueva carretera que enlazará la BI-4404 desde Iurreta con la BI-633 Durango-Ondarroa, que conecta la costa con el interior, es clave para el día a día de Markina. Y también para el desarrollo del entorno, porque permitirá sacar el tráfico pesado que atraviesa el casco urbano. Un estudio elaborado por los ayuntamientos de la cuenca del Artibai cifra en 29.500 el número de camiones que cruzan al año las calles de la villa. Los trabajadores que se desplazan a diario a sus puestos realizan medio millón de viajes anuales y las firmas madereras que operan allí suman otros 2.100 transportes. Además, 6.000 coches se mueven desde Etxebarria hasta la localidad vecina para realizar algún tipo de gestión. La ausencia de viales alternativos condiciona igualmente el desarrollo urbanístico de Markina.