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Avenida Zumalacárregui con calle Begoñako Andra Mari. LUIS ÁNGEL GÓMEZ

«Sé que está mal cruzar en rojo pero tengo prisa»

EL CORREO examina las imprudencias que cometen los peatones en cuatro arterias de Bilbao con alta densidad de tráfico

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Miércoles, 13 de febrero 2019, 01:02

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Uno de cada cuatro atropellos que se producen en Bilbao lo desencadenan quienes peor parados salen: los peatones. Fueron los responsables de 40 de los 155 siniestros que sufrieron el año pasado. Un día después de que un vecino de 43 años perdiera la vida arrollado por un coche mientras cruzaba la avenida Zumalacárregui por un lugar no autorizado al paso peatonal y de que la Policía Municipal iniciara una campaña de seguridad vial, este periódico examinó ayer el comportamiento de los viandantes en cuatro puntos muy concurridos, tanto de tráfico de vehículos como de personas. EL CORREO comprobó durante media hora en cada uno de los tramos elegidos las imprudencias cometidas durante ese tiempo por los viandantes - sancionables por el reglamento general de circulación- y, en algunos casos, poniendo en riesgo su integridad física. La mayoría de las infracciones detectadas obedecen a dos tipos: atravesar el paso de peatones regulado por semáforos con el disco en rojo o, directamente, cruzar por el medio de la calzada.

«Cruzo en rojo porque tengo mucha prisa, aunque ya sé que no se puede», alegaban los interpelados, restándole importancia. Otros infractores se aventuraron en vías con alta densidad de vehículos como la propia Zumalacárregui, Autonomía o la Gran Vía, incluso obligando a frenar a varios coches y aparentemente sin detectar el peligro. Fueron tanto hombres como mujeres, de diferentes edades y procedencias, si bien los jóvenes parecían más distraídos: llevaban auriculares, iban hablando por el móvil.... Toda una temeridad.

Eso sí, la gente mayor, incluso cargada con bolsas o portando bastones, tampoco alardeó de prudencia. Los vecinos de entre 60 y 79 son los más afectados por los siniestros de este tipo y, aun así, se expusieron constantemente a situaciones de riesgo.

La cruda realidad es que solo uno de cada cinco víctimas de un atropello sobrevivirían de ser alcanzados por un conductor a 50 por hora. A más de 60, el siniestro sería mortal de necesidad. «Sé que es sancionable, pero me sé la jugada», decían ayer algunos peatones para justificar el hecho de cruzar por un paso no señalizado.

«El semáforo se pone en rojo para los coches, miro y si no viene nadie, cruzo para atajar. Lo hago bastante, la verdad, ¿para qué te voy a engañar?», se defendía Javier, un vecino de 68 años 'cazado' en mitad de Autonomía a decenas de metros del paso de cebra. Durante las dos campañas que la Policía de Bilbao realizó el año pasado, los agentes apercibieron a 180 peatones por desplazamientos indebidos y denunciaron a otro. Y eso que solo sancionan los casos más flagrantes, cuando ponen en riesgo su seguridad y la del tráfico. El año pasado, multaron a 44. «No solo arriesgan su vida», recalcó ayer un portavoz municipal.

Gran Vía con G. de la Revilla y C. Arteche (de 10.50 a 11.20 horas)

54 infracciones

Se saltaban el semáforo, invadían la calzada o cruzaban la Gran Vía por entre los coches.

Por la mitad de la calzada. No fue la infracción más habitual, pero sí la más peligrosa. Al menos diez peatones cruzaron la Gran Vía, donde se permite circular a 50, por el asfalto.

Cargados. Algunos lo hicieron corriendo, otros esquivaban el tráfico cargados de paquetes.. Tres de estos infractores eran repartidores de empresas diferentes. Uno portaba cajas y dos llevaban carretilla. Uno de ellos cruzó el asfalto de forma indebida varias veces. También lo hicieron un ejecutivo, un hombre que estaba entrenando, un señor mayor, dos mujeres de mediana edad... Y un joven que llevaba una bici. El resto cruzaron en rojo el paso de cebra de Gregorio de la Revilla o el que dirige a Conde Arteche. 0 en verde, pero a varios metros del paso peatonal.

Lehendakari Aguirre con Avenida Madariaga. Deusto (De 9.45 a 10.15 horas)

97 infracciones

La mayoría cruzaron en rojo el doble paso de peatones. El resto lo hizo en verde pero a varios metros del itinerario correcto.

El semáforo, de adorno. Había mucho trasiego debido a los estudiantes que iban hacia la Universidad. En los diez primeros minutos hubo 28 imprudencias. El semáforo cambiaba de color cada 50 segundos pero todo el mundo tenía prisa.

Hasta en silla de ruedas. Estudiantes y trabajadores de todas las edades- también ancianos- se saltaron el rojo. Hasta un vecino de mediana edad cruzó el paso en rojo en silla de ruedas. En otros casos, en grupos de más de diez personas.

Autonomía con General Concha (de 11.55 a 12.25 horas)

95 infracciones

La mayoría por no respetar los dos semáforos de peatones de la zona.

Chatarra. El semáforo que regula el paso de la imagen, que une las dos márgenes de Autonomía, convertida en una jungla de tráfico, tarda un minuto y quince segundos en ponerse en verde. Los viandantes se lo saltan, igual que el otro situado en el cruce con General Concha. La mujer de la foto, con un carrito de chatarra, pasó en rojo ambos discos. No fue la única.

Imprudentes con bastón. Quince personas cruzaron la calzada de Autonomía por zonas no habilitadas. La mayoría de avanzada edad. Entre ellas, a un hombre que caminaba con bastón, otro de 68 años con una bolsa de la compra... Se jugaban la vida.

Avenida Zumalacárregui con calle Begoñako Andra Mari (13.00 - 13.30 horas)

30 infracciones infractores por atravesar el asfalto de forma indebida

Sin escarmiento. A escasos metros del punto en el que un vecino de 43 años falleció el día anterior, los residentes siguen cometiendo la misma infracción. Cinco personas cruzaron despreocupadamente la calzada de Zumalacárregui. Una joven, una mujer de edad mediana, hombres mayores, sobretodo a la altura del supermercado chino, donde no hay paso de cebra. «Pasa todos los días. Lo raro es que no haya habido más muertos», afirmó un operario de la zona.

Octogenarios y mascotas. El cruce con Begoñako Andra Mari también es invadido constantemente por peatones infractores, aunque hay un paso de cebra muy cerca. Incluso por una pareja de octogenarios cogidos del brazo y chicas con mascotas.

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