«Del tiburón tendríamos que tener más miedo de que se extinga que de su mordedura»
El instructor de buceo, Isaías Cruz, realiza a diario salidas para avistar tintoreras a tan solo ocho millas del puerto de Bermeo
Iratxe Astui
Bermeo
Lunes, 5 de octubre 2020, 01:33
La aparición de pequeños ejemplares de escualos en playas como la de la Concha, en San Sebastián, o la zona de Astondo, en Gorliz, puso en alerta este pasado verano a más de un bañista de la costa vasca. La fobia a los tiburones, sin embargo, no tiene ninguna razón de ser. Al menos para quienes gustan de darse un chapuzón en cualquiera de las calas y arenales que dibujan el litoral cantábrico.
A diferencia de otros mares lejanos, en los que los ataques de tiburones son más frecuentes, los escualos que frecuentan nuestras aguas resultan «totalmente inofensivos», tal y como asegura el instructor de buceo y especialista en tiburones, Isaías Cruz. «De hecho, no les gusta la carne humana», sentencia en un intento por despejar cualquier duda en torno a la mala prensa que arrastra este animal marino.
El buceador navarro, que ejerce también como fotógrafo y cámara submarino, organiza a diario salidas en barco desde el puerto de Bermeo, bajo la marca Mako Pako, y en compañía de su socio y divulgador científico, Xabier Mina. Salen por las tardes a avistar tiburones azules o tintoreras a la altura de la plataforma de gas de La Gaviota. Una aventura de cinco horas de duración, que según aseguran quienes ya la han probado es «excitante».
Tras tres cuartos de hora de navegación, la embarcación Olatu se detiene a unas ocho millas de la dársena de la villa marinera. En ese punto, precisamente, se localiza una guardería de tiburones azules; la especie de depredador marino a la que Isaías Cruz confiesa tenerle especial cariño. «Ondula el cuerpo cuando nada y eso le hace muy elegante. Es de líneas muy finas y cuando le alcanza la luz del sol al atravesar el agua se intensifica su color azulado y los tonos morados», habla de las tintoreras. «Su figura está lejos de la del tiburón blanco, de dimensiones mucho más grandes y más vasto», tranquiliza, por otra parte.
Antes de proceder a las inmersiones, los instructores de Mako Pako vierten sangre y despliegan una línea con cabezas de pescado en el agua a fin de atraer a los tiburones a sus pies. «En el momento en el que aparezca el primer tiburón comprobamos su comportamiento», explican.
Especie huidiza
«En general, los escualos son animales bastante huidizos, por lo que conviene llevar a cabo esta primera toma de contacto, para que cojan confianza y no nos perciban como una amenaza», informan desde Mako Pako. A partir de ese momento, los participantes en la salida comienzan a saltar al agua protegidos con sus neoprenos, «uno a uno y con calma». Permanecen sumergidos prácticamente en la superficie y agarrados a un cabo. Es en ese momento cuando las tintoreras comienzan a nadar frente a ellos. «Desde este verano hasta la fecha hemos organizado cerca de medio centenar de salidas y solo en dos ocasiones nos han fallado», subraya Cruz. «A ninguna de las personas que han pasado por aquí les falta un dedo», bromea, por otra parte, el instructor de buceo de Pamplona.
Durante los trayectos en barco se tercia la posibilidad de avistar otro tipo de fauna marina. «Hemos visto delfines, calderones, salpas, ctenóforos y cangrejos nadadores», aseguran. «También nos cruzamos con peces luna, atunes, así como diferentes aves marinas como fulmares e incluso alcatraces», enumera. «Hace poco vimos también a un tiburón martillo, aunque de manera fugaz», destacó.
Mako Pako colabora con la Fundación México Azul, cuyo objetivo es preservar hábitats y especies pelágicas a través de la investigación, ciencia ciudadana y educación. «Nosotros, en concreto, nos encargamos de monitorizar la población de tiburones pelágicos en el Cabo Matxitxako», subrayan. En este sentido, Isaías Cruz alarma sobre el peligro de desaparición de los escualos en nuestros mares. «Del tiburón tendríamos que tener más miedo de que se extinga que de su mordedura», concluye el submarinista. «En el puerto de Ondarroa, sin ir más lejos, se ha denunciado también en más de una ocasión la pesca ilegal y la comercialización de sus restos porque las aletas se cotizan a altos precios en China y las farmacéuticas compran sus vísceras», cuente este amante de los tiburones.
Aunque no gozan de buena reputación los tiburones, por el contrario, representan un papel «muy importante» dentro del ecosistema marino. «Ayudan a eliminar a los débiles y enfermos y mantener el equilibrio y garantizar la diversidad de especies», aseguran los expertos.