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Mirari Artime
Jueves, 9 de enero 2025
La flota atunera de Dakartuna con sede en Bermeo lleva amarrada en Dakar desde mediados del pasado mes de noviembre al finalizar el acuerdo pesquero ... entre Bruselas y Senegal, que además carece de visos de ser renovado debido a la tarjeta amarilla que la Comisión Europea ha impuesto al país africano por pesca ilegal.
Desde entonces, las cuatro unidades no pueden salir a faenar. Los marineros están viviendo en los barcos para garantizar su mantenimiento y al mismo tiempo evitar que los desvalijen en el puerto. Ante esta situación, claman soluciones.
«Nadie se ha puesto en contacto con nosotros», asegura Miguel Ángel Solana, presidente de Dakartuna, la sociedad que agrupa a las embarcaciones que se dedican a la pesca con caña de atún en las aguas del Atlántico y armador del 'Pilar Torre'.
También forman parte de la flota 'Corona del Mar', con sede social en Bermeo y base en Santander, aunque con bandera francesa, el 'Berriz San Francisco', de Hondarribia, e 'Iribar Zulaika', de Getaria.
Antes de que expirase en el acuerdo pesquero, desde Dakartuna ya estaban en alerta y solicitaron un encuentro con la dirección de Acuerdos Pesqueros de la Comisión Europea. «Apalabramos reunirnos por videoconferencia a primeros de diciembre. Pero no tuvo lugar, no obtuvimos respuesta», añade Solana.
«Tampoco hemos tenido ningún tipo de contestación por parte del comisario europeo de Pesca y Océanos, Costas Kadis, al que también le enviamos una carta», ha indicado.
En esa misma línea, tres días antes del vencimiento del protocolo pesquero, la portavoz del PNV en el Senado, Estefanía Beltrán de Heredia, requirió al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, una salida para los armadores vascos que faenan en aguas de Senegal.
«El ministro respondió que intentaría por todos los medios llegar a un acuerdo y que, de no lograrlo, se buscaría una solución para nosotros», detalla Miguel Ángel Solana. «De momento, no hemos recibido nada, ni hemos recibido respuesta de la Dirección de Pesca del Ministerio, con la que hemos tratado de reunirnos con la mediación de Pesca del Gobierno vasco», explica.
«Esperamos medidas que puedan aliviar nuestro problema, pero vemos que no llegan y mientras tanto tenemos que estar amarrados y cuidando los barcos», recalca. Para el presidente de estos atuneros, una de las soluciones pasa por cambiar de caladero, una salida para la que necesitan medios.
«Nosotros nos debemos a la carnada –anchoa, chicharrillo o sardina viva– y por la zona de Mauritania, Cabo Verde y Marruecos no la hay. Llevamos años buscando y no la hemos encontrado. Lo más factible en nuestro caso es Centroamérica: Costa Rica, Panamá o Ecuador», afirma.
«Pero en los últimos cinco años, la flota sólo ha trabajado dos por lo que no tenemos recursos económicos», lamenta. «Desde el Fondo Europeo Marítimo de Pesca y Acuicultura, FEMPA, no se han estipulado ayudas por paradas temporales, aunque en el Mediterráneo les van a brindar apoyo para las medidas técnicas. Y se lo merecen, pero ¿porqué no a nosotros?», insiste. «¿Qué tenemos que hacer para que nos den alternativas ir a suplicar a Bruselas?».
Esta no es la primera ocasión en la que estos barcos han atravesado graves dificultades para desarrollar su actividad centrada en la captura con caña de túnidos tropicales como el listado, rabil o patudo. Durante el verano de 2002 alertaron de su posible quiebra tras sumar 22 meses sin poder faenar de forma regular debido al veto de Senegal a su entrada en la bahía de Hann, frente a la ciudad de Dakar, para proveerse de cebo vivo.
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