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Falia es una isla situada al sur de Senegal. Bermeo una localidad costera de Bizkaia. Las separan más de 3.500 kilómetros, pero están mucho más unidas de lo que pudiera parecer pese a esta gran distancia. Comparten mucho. Ambas son comunidades en las que ... la mar es su principal seña de identidad. Hasta el punto de que hoy en día sería muy difícil que la flota pesquera de Bermeo pudiera salir a faenar si no fuese por las decenas de senegaleses de Falia que trabajan en sus embarcaciones y compensan la falta local de relevo generacional. Para todos ellos esta villa vizcaína se ha convertido en su casa y la de sus familias. Hoy la comunidad senegalesa de Bermeo celebra una nueva edición de su fiesta para dar a conocer parte de su cultura a los vecinos que les han acogido en esta villa vizcaína.
«Bermeo es un pueblo muy acogedor. Cuando llegamos no sabíamos ni el idioma. Aquí nos tratan bien y hemos podido estudiar para sacarnos los títulos necesarios para poder trabajar en la mar», cuenta Adama Sene. Él lleva siete años en esta villa y trabaja en uno de los pesqueros con base en la localidad. Ya se dedicaba a la pesca en Falia, aunque, como cuenta, «no tiene nada que ver» hacerlo en un lugar o en otro. «Los barcos europeos que faenan allí se quedan con todo el pescado. Las embarcaciones de Falia son más pequeñas y no te puedes alejar tantas millas de la costa. Además aquí la venta está organizada en las lonjas. Allí nunca sabías si te podían engañar», explica.
El salario es otro aspecto importante. Con lo que cobran en Euskadi les da para vivir aquí y mantener a sus familias en Senegal. Incluso se organizan con asociaciones vascas para poder ayudar a su comunidad local en la mejora de escuelas, centros sanitarios o en el envío de medicinas.
Actualmente cerca de 200 personas integran la comunidad senegalesa de Bermeo. La mayoría trabaja de forma directa para el sector pesquero, ya sea en los barcos (los hombres), en las conserveras (las mujeres) o como rederas (ambos). Pero también hay personas que se dedican a otras actividades Tamsir Ndoye es serigrafista y, entre otra serie de cosas, hace camisetas. Tiene una marca propia: Haita. Fode Sarr, por su parte, trabaja en el campo, primero lo hizo en un caserío y ahora en la granja escuela de Urraska, donde cuida a los animales y ayuda a los monitores.
La gran mayoría de estos senegaleses llegaron a Euskadi después de alcanzar muchos de ellos Marruecos a pie para después cruzar el estrecho de Gibraltar en patera. Dejaron en Senegal a su familia y amigos, parte de ellos a sus mujeres e hijos, en busca de una vida mejor. En Bermeo la han encontrado.
Como muestra de agradecimiento y hermanamiento la asociación Ndawi Senegal Elkartea ha organizado la tercera edición de una fiesta con la que muestran su cultura a la localidad que les ha acogido. Hay bailes, muestra de lucha senegalesa, música y gastronomía local. El menú elegido ha sido arroz con pescado y thiakry, un postre a base de cereal y yogur. Hoy la distancia que separa a estas dos localidades -3.538 kilómetros en línea recta- parece un poco más corta.
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