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Mirari Artime
Markina
Lunes, 18 de noviembre 2024, 17:08
El queso que los hermanos Muniozguren de Markina elaboran en el valle de Santa Eufemia con leche de cabra, algo muy poco habitual hasta hace poco tiempo, continua en lo más alto. La edición 2024 de los World Cheese Awards, los premios que reconocen los mejores quesos del mundo, les ha distinguido con una medalla de bronce. «Para nosotros es un premio importantísimo -señalan-. Es la primera vez que participamos en el concurso, y el estreno no ha podido ser más positivo», se felicitan.
La pieza elaborada en el monte Urregarai, a medio camino entre Markina y Aulesti, ha competido en la cita celebrada en Portugal con otros 4.786 quesos procedentes de todo el mundo. «Es un honor disponer de ese reconocimiento a nuestro trabajo, porque el producto con el que hemos competido es el habitual, el que comercializamos en las ferias que se celebran en Bizkaia y a través de una conocida cadena de supermercados», han detallado.
El año pasado, también ganaron el premio al mejor queso del País Vasco, Navarra e Iparralde en la segunda edición del certamen Esneki, un espacio de referencia para los productores lácteos, promovido por el Gobierno vasco y el centro tecnológico Leartiker, entre otras entidades, en el que compitieron con otras 85 piezas.
«Hace doce años que nos inclinamos por la leche de cabra. También teníamos ovejas, pero nos vimos obligados a elegir porque no podíamos con las dos modalidades», detallan Iban y Gorka, responsables de la quesería en la que también participa Leila Ortiz. «Nos gustan las dos clases, pero vimos que en esa época lo caprino tenía mejor salida», añaden.
Los hermanos elaboran cada campaña unos 7.000 quesos. A su juicio, la clave del éxito está en la suma de distintos factores. «Para tener buena leche necesitas que las cabras coman bien, que estén relajadas, sanas, cuidadas como princesas; es decir, un proceso que va desde la alimentación al ordeño», explican, orgullosos de las metas que están alcanzando desde que en 2010 decidieron cambiar de rumbo, dejar su trabajo y subir al monte.
Reconocen que hay menos cultura de comer queso de cabra, pero recalcan que «todo cambia cuando lo pruebas. Desde que empezamos hemos comprobado que hay mucha gente que lo rechaza, pero luego se sorprenden del sabor y se enganchan», sostienen.
«Se trata de un queso fino, suave, que deja un buen regusto, apto para todos los públicos y no con ese sabor fuerte que produce quizá cierto rechazo». Los consumidores tienen que saber que hay quesos de cabra de aquí que son de muy buena calidad», recalcan los productores. Los hermanos atienden un rebaño de 165 cabras de raza alpina, una especie de talla bastante grande que da leche fina, sin demasiada grasa, pero en cantidades generosas y durante mucho tiempo.
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