Los nuevos tesoros de la isla de Garraitz

«Este hallazgo nos permitirá continuar con la excavación arqueológica el próximo verano con el objetivo de localizar los más que probables enterramientos y zona de lazareto», indicaron, en referencia al hospital para tratar enfermedades infecciosas del siglo XVI. Desde Atabaka destacan que «no se trata de especular demasiado sobre los últimos hallazgos, pero según dicta Wikipedia fue bajo el reinado de Joana de Brabante que en los talleres Vilvoorde se crearon las monedas de oro más grandes de la época; el carnero de Oro ( Mouton d'or), que tenía un diámetro de 3 centímetros», explicaron.

Para esta agrupación, la isla de la villa turística «ya es un tesoro de la arqueología y desde su yacimiento podemos vivir con pasión los últimos 700 años y entender la riqueza de este enclave costero, que tanto interés ha despertado durante toda la historia y prehistoria, y en el que hoy nos toca a nosotros velar por su patrimonio cultural», manifestaron.Atabaka comenzó en 2015 un proyecto de investigación del peñón participativo y abierto a la ciudadanía con el asesoramiento y la dirección de la Sociedad de Estudios Aranzadi. «Nuestra metodología es el auzolan con el objetivo de difundir el conocimiento y la motivación científica con la experiencia directa y el contacto con los elementos del conjunto del patrimonio histórico», detallaron.

Parque arqueológico

«De hecho, estamos abiertos a la participación de todos los interesados en colaborar con los trabajos de excavación arqueológica que se desarrollarán en agosto de la mano de Aranzadi», adelantaron. El pasado mes de mayo el departamento de Cultura y Política Lingüística del Gobierno vasco decidió proteger y conservar los tesoros históricos que alberga en sus 6,5 hectáreas de extensión, mediante la catalogación del islote como parque arqueológico.

Entre los restos más significativos figuran los de la ermita de San Nicolás, mencionada a finales del siglo XV, posteriormente reconvertida temporalmente en Convento franciscano durante el siglo XVII; un fortín en la cima del monte -siglo XIX-, otro en el extremo norte construido hacia 1742 y reformado en el siglo XIX, así como un cuartel y un polvorín.

De manera paralela, la Diputación ha realizado un estudio botánico que recoge la flora que alberga, las características que presenta, el estado en el que se encuentra, así como las medidas necesarias para gestionar una adecuada recuperación de las distintas especies detectadas.