Gaztelugatxe silencia su campana
El uso abusivo por parte de los turistas amenaza a las aves del entorno, por lo que la Diputación ha restringido los tradicionales repiques a festividades concretas
IRATXE ASTUI
BERMEO
Viernes, 14 de octubre 2022, 18:38
Se acabó la «mala» costumbre de tocar la campana de la ermita de San Juan de Gaztelugatxe sin ton ni son. Su uso «abusivo» por ... parte de los numerosos turistas que acuden a diario al enclave, llamados todavía por el efecto del rodaje de la archiconocida serie de 'Juego de tronos', ha obligado finalmente a la Diputación de Bizkaia a limitar a unos días concretos del año el volteo de este elemento, que caracteriza a la pequeña ermita que corona el peñón perteneciente a Bermeo.
El conjunto paisajístico de Gaztelugatxe, cuenta, de hecho, con la declaración de Biotopo Protegido desde 1998. Además, se encuentra integrado en la Red Natura 2000 desde 2013 como Zona Especial de Conservación y Zona de Especial Protección de Aves, por lo que el «incesante» ruido de las campanas podría llegar a generar estrés y amenazar la supervivencia de algunas de las especies que sobrevuelan el peculiar islote.
«La gente no paraba de tocar la campana, todos los días y sin ningún sentido; desde primera hora de la mañana y hasta la noche», se queja también una guía turística que acompaña a grupos de extranjeros a visitar la comarca de Urdaibai. Desde la plataforma ciudadana SOS Gaztelugatxe, también reclamaron en reiteradas ocasiones la necesidad de limitar los continuados repiques para proteger a las aves.
«Existen cuatro especies, como el cormorán moñudo y el paíño europeo, que en los últimos años han dejado de anidar en la zona», aseguran desde la agrupación para la protección del biotopo protegido. Los integrantes de este colectivo, no obstante, van más allá a la hora de denunciar este hecho. «El problema no se puede centrar en la campana, sino en la manera de vender San Juan al turismo; un lugar por donde antes pasaban a lo sumo 2.000 personas al año y que ahora lo visitan 1.340 al día», critican por su parte.
La nueva medida, implantada por la institución foral y respaldada a su vez por la comisión de voluntarios que se encargan de velar por el pequeño templo, restringe ahora los toques a los días festivos de San Juan Bautista (24 de junio), San Ignacio (31 de julio), San Juan Degollado (29 de agosto) «y otras jornadas concretas en las que se celebren eventos religiosos como la última misa del año, en diciembre, o los fines de semana en los que estén presentes en la iglesia los integrantes de la comisión de San Juan», detallan fuentes forales.
Tres repiques, «ni once, ni trece»
El resto de las jornadas, la cuerda de la que, como manda la tradición, los más devotos al santo tiran para hacer tañer la campana, al tiempo que le solicitan protección, queda recogida en lo alto de la espadaña de la ermita.
San Juan de Gaztelugatxe encierra numerosos tradiciones como el de hacer sonar la campana de la ermita, erigida en honor al santo, tres veces. «Y no once ni trece como se empeñan algunas personas», defienden sus fieles en Bermeo. El ritual previene a los más supersticiosos «de muchos males, pero sobre todo los que tiene que ver con los dolores de cabeza», señalan.
Lo cierto es que la tradición manda que se toque la campana nada más consumar la dura escalinata de 241 escalones, que separan la base del islote del singular templo. En este sentido, el historiador local Anton Erkoreka, por su parte, matiza que, antiguamente las campanas de San Juan de Gaztelugatxe se situaban casi «a ras del suelo, colgada de un arco de piedra». Según detalla, además, «se rezaba un Pater Noster mientras se tocaban y hasta finalizar el rezo no se dejaba de tañer», apunta.
Aunque los adeptos a Gaztelugatxe no se ponen de acuerdo en el número de repiques necesarios para que surta efecto el rito, sin embargo existe una máxima en la que alcanzan el consenso e invitan a los visitantes a que no se la salten: «No se debe tocar la campana mientras se oficia la misa», recuerdan.
Los arrantzales también acuden a Gaztelugatxe al comienzo de la campaña del bonito «para pedir protección, salud y buena pesca», cuentan los más veteranos. Es conocido también en ritual de marcar tres círculos por babor y dar otras tantas vueltas por estribor frente al peñón dentro de la ceremonia de bendición o bautizo de una embarcación nueva.
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