La flota de bajura se protege frente a las afecciones cardiacas

La iniciativa se enmarca en los objetivos de Opescaya, constituida en 1986, para adoptar las medidas necesarias de cara a asegurar el ejercicio racional de la pesca y la mejora de las condiciones de venta de su producción.

Con la dotación de estos aparatos, los barcos ofrecen una seguridad añadida a sus tripulaciones ya que en campañas como la del bonito, se adentran en alta mar y, en caso de emergencia, los buques medicalizados de apoyo pueden tardar en llegar entre 15 y 30 minutos.

«Para nosotros, los buques de apoyo del Instituto Social de la Marina son cruciales en las emergencias en la mar y estamos muy agradecidos de tener siempre dos de ellos cercanos a las flotas, pero, al disponer de un gran número de barcos, debemos tener todos los medios a nuestro alcance para dar respuesta a cualquier tipo de emergencias», manifestó el directo de Opescaya, Aurelio Bilbao tras la firma del acuerdo suscrito en Bermeo.

En la actualidad, los pesqueros cuentan con un botiquín muy completo que no incluye estas máquinas. «Sabemos que los desfibriladores semiautomáticos son muy sencillos de usar, y con ellos podemos salvar vidas que, de otro modo y a tanta distancia de tierra, lo más probable es que no se pudiera», añadió.

«Entre todas las unidades, podremos cardioproteger a 130 personas, a las que se pueden añadir las tripulaciones de otros barcos cercanos, pudiéndoles asistir con estos equipos», añadieron las mismas fuentes.

Los desfibriladores van en maletines especiales diseñados para su uso en los pesqueros. Además, se colocarán en los puntos que permitan mayor accesibilidad en caso de necesidad.

Además de su suministro e instalación, B+Safe formará en su uso y en técnicas de Resucitación Cardio Pulmonar (RCP) y Soporte Vital Básico (SVB) al menos a dos personas por barco. «Puede ser vital para la salud de los tripulantes», recalcaron portavoces de los marineros.