

«Este día es importante para visibilizar que hay que mantener vivas las euskal dantzak»
Más de 3.500 jóvenes y 74 grupos se han reunido en Lekeitio para celebrar el Bizkaiko Dantzari Eguna
El tintineo de miles de cascabeles es lo primero que se ha escuchado esta mañana al llegar a Lekeitio. En euskera se llaman 'zintzarriak' y ... se utilizan para acompañar rítmicamente la música y añadir un sonido característico a las euskal dantzak. Y es precisamente ese cascabeleo lo que ha marcado el comienzo de la jornada del Bizkaiko Dantzari Eguna. Más de 3.500 jóvenes y 74 grupos han abarrotado las calles del pueblo pesquero con un objetivo claro: mantener vivas las raíces a través del baile.
Bego y Nekane han venido desde Sopuerta con toda la tropa de Urreztieta Dantza Taldea. Para ellas, las danzas vascas son una tradición que traspasa generaciones. «Esto es parte de nuestra cultura y no lo podemos perder. El día de hoy es una oportunidad para demostrar que todavía mucha gente sigue practicando danzas vascas. Es importante transmitir que hay que mantenerlas vivas. Hay madres e hijos bailando en el mismo grupo», celebran.
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Lekeitio vive el Dantzari Eguna
El Bizkaiko Dantzari Eguna también se convierte en una oportunidad para socializar y relacionarse con personas que comparten la misma pasión. «Es un orgullo estar aquí. Vivimos este día con mucha alegría y nos hace mucha ilusión juntarnos con gente de toda Euskadi y compartirlo», asegura Aimar Digon, de Santurtzi, que minutos antes de la kalejira estaba ultimando los preparativos. Sus compañeras también se colocaban bien los pañuelos, los moños y las alpargatas para comenzar el recorrido.
A pesar de que se trate de una tradición con arraigo y con muchos años de historia, los dantzaris más veteranos defienden que las euskal dantzak también han conseguido atraer a las nuevas generaciones. Celia Ruiz empezó hace tan solo un año y medio. Hoy ha sido su primer Dantzari Eguna. «Una amiga me dijo que me tenía que apuntar y no tuve escapatoria, así que aquí he acabado. Estoy emocionada y un poco nerviosa».
Todos los participantes han recorrido las calles acompañados del txistu hasta llegar a la plaza Independencia, donde cientos de personas abarrotaban las inmediaciones para disfrutar de la exhibición.
De madres a hijas
«Es el mejor día del año. Esto se lleva por dentro», aseguraban Eva Antolín y Jone Laguardia. Madre e hija pertenecen al grupo Amaia, en Lutxana, Barakaldo. «Es muy emocionante y bonito bailar con tu hija. Llevo desde los seis años y tengo 51, y mi hija empezó a la misma edad también. Eso sí, discutimos mucho en los ensayos», ríe.
A lo largo de los años han hecho muchas amistades. Y algunas compañeras, incluso, han encontrado marido en las sesiones de baile. Es el caso de Garbiñe e Inma. «En nuestra época salieron muchas parejas. Para nosotras es muy especial porque allí conocimos a nuestros maridos», cuenta Inma.
La ilusión se palpaba entre los más pequeños, que minutos antes de salir a la plaza se han encargado de revolucionar el ambiente. «Nos toca dentro de poco. ¡Yo me pongo primera!», decía una de las integrantes del grupo Itxas-alde de Bakio. «A ver, chicas, tranquilas. ¡Esto no es una competición!», añadía otra intentando poner orden. Por allí también se encontraba el grupo Ibailorak, de Zalla, que este año ha celebrado su 60 aniversario. «Es el día clave del año», apuntaba Olaia.
Niños y niñas de 4, 5 y 6 años esperaban impacientes su turno. «Nos gusta mucho bailar. También hacemos gimnasia rítmica, pero claro, esto es otra cosa. Son bailes especiales porque son de Euskadi», decían los más pequeños. Este domingo no había hueco para las diferencias. A todas las personas que se agolparon en la plaza les unía un factor común: las ganas de visibilizar la cultura y la tradición vasca, «algo muy nuestro».
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