«Nos decían que estábamos locos por pensar que vendría gente a ver pájaros»

Asomarse al ventanal del Urdaibai Bird Center, en Gautegiz Arteaga, es un auténtico lujo para los sentidos. El técnico biólogo Edorta Unanumo, de hecho, acude a diario hasta ese gran observatorio de aves que se abre a la marisma de Orueta a desempeñar su trabajo como coordinador de proyectos, consciente de ese gran privilegio. «Hago lo que me gusta», reconoce. En Urdaibai, vive cada jornada «como si fuera a ver una exposición diferente cada día». «Este terreno nos regala paisajes muy cambiantes y una biodiversidad espectacular en cualquier estación del año», señala este amante de la única Reserva de la Biosfera de Euskadi.

– Para quienes aún no lo han visitado, ¿cómo definiría el centro?

– Un museo vivo de la naturaleza dedicado al estudio de las aves; desde sus hábitat, comportamientos, migraciones... Nuestro trabajo se centra también en divulgar todo ese fantástico mundo, sobre todo a las generaciones más jóvenes.

– ¿Qué les motivó a levantar ese gran observatorio en un pabellón en desuso?

– Los que por aquella época nos dedicábamos o éramos aficionados a la ornitología, descubrimos que Urdaibai atesora una riqueza inmensa en cuanto a variedad de especies. De alguna manera, sabíamos que teníamos infinidad de pájaros en el patio de atrás de casa, pero nos las estábamos perdiendo por no disponer de un equipamiento idóneo para poder verlos. En aquellos años Urdaibai solo contaba con el observatorio del barrio San Cristóbal de Busturia, pero era insuficiente, así que se decidió comprar este edificio, que en su día hizo las veces de fábrica de conservas y carpintería. Lo que hicimos es convertir una ruina en un aeropuerto de aves, situado en el mejor lugar del mundo.

– Si echamos la vista atrás, una locura para mucha gente.

– Presentamos un proyecto ilusionante a través de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, donde estamos metidos, y disparamos a todo menos a los pájaros para lograr ayudas. Tuvimos suerte de que las instituciones creyeran en nosotros porque, por otra parte, el Urdaibai Bird Center se proyectó también como un recurso motor de la comarca. Pero sí, también nos topamos con los escépticos que nos decían que estábamos locos si pensábamos que aquí vendría gente para ver pájaros.

– El centro contribuyó a hacer más llevadero el confinamiento a través de sus emisiones en directo desde la marisma.

– Contábamos con los medios tecnológicos necesarios para que la gente pudiera hacer sus paseos por la naturaleza, aunque fueran virtuales. Nos lanzamos a ello y fue todo un éxito. En un momento en el que no se podía salir, la gente lo agradeció mucho e incluso se creó una comunidad muy bonita en torno a las sesiones diarias, que superaron las 300.000 visitas.

– Una ventana a la naturaleza en plena efervescencia de la primavera y encima con una historia de amor por medio.

– Las personas que se conectaban a la webcam pudieron seguir en directo el romance entre las águilas pescadoras 'Roy' y 'Landa', como si se tratara de un 'Gran hermano'. Naturaleza en estado puro. Un lujo y algo muy emocionante.

– Y más cuando nacieron sus polluelos, uno de ellos albino.

– Fue brutal. Todo el mundo pudo ser testigo del nacimiento de 'Zuri' a través de nuestra webcam enfocada a su nido, y sin moverse de casa. La noticia de que fue el primer ejemplar albino de esta especie documentado en el mundo tuvo una gran repercusión en los medios, hasta el punto de que la vimos publicada incluso en la portada de un diario deportivo y la página web de la Moncloa.

–Y a pie de calle, casi tampoco se hablaba otra cosa.

– Algunos bares de Gernika se engancharon a nuestra web para que los clientes pudieran seguir al minuto el día a día de 'Roy' y 'Landa' desde las televisiones de sus locales. Nos consta que en la consulta de un dentista de la comarca también ponían las imágenes en directo mientras atendían a los pacientes.

– Al final, ninguno de los polluelos pudo salir adelante y hubo quienes criticaron que no se interviniese para salvar a 'Zuri'.

– Es que la naturaleza no es un Disneyland; es muy cruda, y tenemos que saber que una tormenta puede echar al traste la supervivencia de una familia. Ese tipo de episodios se repiten miles de veces en la naturaleza y debemos aprender de ello. En ese sentido, tenemos claro que no hay que interferir. No queríamos hacer de 'Zuri' un 'Copito de nieve'.

– ¿De qué manera sorprende Urdaibai a los visitantes?

– Hace poco recibimos a un grupo de Noruega y Portugal y se quedaron muy sorprendidos por la diversidad que atesoramos en tan poco terreno. En siete días no les pudimos mostrar ni la mitad de todo lo que tenemos.

– ¿Qué podemos contemplar hoy en la marisma?

– A 'Muxar', el águila pescadora que nos visita por estas fechas desde hace cinco años, 47 espátulas que han hecho un alto en el camino por el mal tiempo, cigüeñales... En una mañana puedes ver hasta 70 especies de aves, sin moverte de sitio.

• Temas
• Gautegiz-Arteaga