La merluza, uno de los pescados que más comen los vascos: de 4,2 euros en lonja a pagar 12 en la pescadería

El precio en su destino final para el consumidor, no obstante, llegó a superar ligeramente los 12 euros de media, a excepción de la época navideña, en el que las piezas enteras de pincho de Gran Sol se llegaron a pagar hasta los 36 euros. «El valor de salida del pescado lo fijan los compradores y a esas cantidades hay que sumarle el 10 % de IVA, al menos un 3% de tasas y, por supuesto, los costes logísticos de llevarlas del puerto a la mesa, más los beneficios de los intermediarios y de los vendedores finales, las bolsas y el prepararlo», señalaron portavoces del sector, que recalcaron que «el precio varía mucho en función de la oferta y demanda».

Aunque la merluza encabeza las preferencias de los hogares vascos, el consumo del pescado en general ha descendido en torno a un 30% durante la última década, según fuentes de la patronal, Cepesca. «Es un alimento que me encanta, pero con los precios que tiene es imposible y ya lo cojo congelado, aunque el sabor no tiene nada que ver», explicaba ayer Nekane, una jubilada vecina de Ondarroa. En cambio, José María Badiola, de 59 años, reconoció que sigue comprando fresco, pero en menor cantidad. «Desde hace un año ha subido como un 40 ó 50% y no puedo permitirme comer fresco todos los días».

Los marineros también han capturado menos. El recuento total de la merluza desembarcada y comercializada en 2023 se situó en 10.188 toneladas, con un valor de venta aproximado de 40,8 millones de euros, lo que supone un 4% de capturas y un 6% menos de ingresos respecto al anterior ejercicio.

Las cofradías de bajura de Ondarroa y Bermeo, así como las guipuzcoanas de Getaria y Hondarribia, dieron salida a 571 toneladas, mientras que las 9.618 restantes se vendieron a través de distintas organizaciones de productores de la flota de altura al fresco de Ondarroa y también de Pasaia. «Las embarcaciones vascas trajeron a puerto 2.142 toneladas, una cifra 12% inferior a la de 2022. El resto corresponde a merluza procedente de armadores estatales o comunitarios, que en la actualidad ocupan una parte importante de este mercado», precisa el informe del Ejecutivo autónomo.

Entre las especies que menos se vio en las pescaderías destaca el chicharro, cuyos apresamientos cayeron hasta las 291 toneladas, lo que representa un 64% menos que un año antes. «Principalmente, responde a la reducción de la cuota, debido a que los científicos señalaron que, como antes ocurrió con la anchoa y la sardina, tiene síntomas de agotamiento», detallaron.

En el lado contrario se situó la anchoa, que volvió a convertirse en la reina del sector, que apresó 8.959 toneladas, de las que 6.500 se descargaron en el puerto de Ondarroa, seguido por los de Getaria y Hondarribia, mientras que en Bermeo entró más bonito del norte; un 10% de las 8.543 toneladas registradas por las cofradías de bajura.